Termómetros de frente y oído: ¿revolución o fracaso?

Desde que nos quitaron los termómetros de mercurio, que eran los más fiables pero poco seguros, por llevar dentro mercurio, que es tóxico, los padres navegamos entre termómetros tratando de encontrar el más fiable y rápido, con la intención de saber cuanto antes la temperatura de nuestros bebés, que no llevan muy bien eso de mantener una postura fija termómetro en axila, pero con la confianza de saber que la medición es correcta.

Hay varios termómetros digitales que prometen esto mismo, fiabilidad y velocidad, siendo los más conocidos, y yo diría que los más regalados a padres primerizos, los termómetros de oreja y frente, que dan la temperatura del bebé en pocos segundos. Ahora bien, ¿son fiables? ¿Son una revolución o en realidad son un fracaso?

¿Cómo funcionan los termómetros de oído y frente?

Los termómetros de oído y frente (algunos sólo miden el oído y otros miden ambas cosas) funcionan mediante infrarrojos. Según he podido leer, parece ser que el termómetro es un sistema de lentes que capta la energía infrarroja que emite nuestro cuerpo, hace una lectura y nos ofrece un resultado.

En el caso del oído, se capta la energía que emiten el tímpano y el tejido circundante. Si hablamos de la frente, se capta la energía que emite la piel a través de esa zona.

¿Son peligrosos?

Si hablamos de mirar la frente, está claro que el termómetro no reviste ningún peligro porque, o bien se pone a una distancia de la frente y sin tocar al bebé se realiza la medición, o bien el termómetro lleva una tapa con la forma adecuada para apoyar el termómetro sobre la frente y luego presionar el botón que lo pone en funcionamiento.

Si hablamos del oído, el termómetro lleva una cánula o sonda ancha que debe entrar por el oído del bebé o niño, pero lo suficientemente ancha como para impedir que entre demasiado y pueda dañar el tímpano o el conducto auditivo.

¿Son fiables?

Vale, ya sabemos cómo funcionan, sabemos que no son peligrosos y ahora sólo nos falta saber si son fiables, o lo que es lo mismo, si sirven de algo. Para ello os pido ayuda a vosotros, porque aunque yo he probado varios, es posible que tengáis una experiencia diferente a la mía con alguna marca o modelo y podáis, entonces, darme la réplica.

A nosotros, una vez fuimos padres, nos regalaron uno. "Qué buen regalo", pensamos enseguida, pues nos parecía un gran invento, rápido y cómodo para nosotros y para el bebé. Sin embargo, el primer día que nos hizo falta, porque el mayor tenía fiebre, nos llevamos una gran desilusión.

El niño estaba caliente, pero al utilizarlo en modo "frente" a veces nos decía que el niño estaba perfecto, y a veces nos decía que sí, que tenía unas décimas. Entonces, si probabas el modo oído, resultaba que en un oído nos daba una cosa y en el otro otra diferente. Esto, según los fabricantes, puede ser normal, pues la presencia de cera o de suciedad en algún oído puede hacer que haya variaciones en la temperatura. Vale, de acuerdo, pero entonces, ¿cómo se yo cuál es el oído que me da la información más fiable?

Optamos por repetir la operación en los oídos y cada vez nos daba una cosa diferente. "Será cosa de la presión", pensé. Entonces opté por probarlo yo mismo, sabedor de que no tenía fiebre, y observé que si apretaba de más me daba más temperatura, y que si lo dejaba muy holgado me daba de menos. Así logré encontrar una posición de presión más o menos estable en la que me daba la temperatura que yo buscaba (36,7ºC en mi caso).

El problema es que yo sabía mi temperatura, y en base a la presión buscaba la posición correcta, pero en el bebé era al revés, lo que quería saber era la temperatura, entonces la posición y presión correcta era más difícil de hallar. Y claro, una vez te das cuenta de que es algo tan variable, ya no nos parecía fiable.

Como enfermero he recibido la visita de varios comerciales de marcas que hacen estos termómetros y aunque siempre nos los han "vendido" como una revolución, por ser rápidos y poco molestos, lo más importante, que es que sean fiables, nunca han sido capaz de demostrármelo.

Una vez cogí uno, que debía sujetar a pocos centímetros de mi frente, y en pocos segundos, muy rápido, sorprendentemente rápido, me dijo que estaba a 38ºC. Obviamente me dirigí al instante a mi jefa y le dije "que me voy, que tengo una fiebre que no veas".

Acto seguido se lo comuniqué al comercial, que me decía que tenía 38ºC y me comentó que era un problema de la distancia. Probé con varias distancias diferentes. A veces tenía fiebre, a veces febrícula y en otras estaba perfectamente. Me comentó que el termómetro estaba captando la temperatura de la sala y por eso no era fiable (¿?).

Desde ese momento he podido probar algún modelo más siempre con idéntico resultado: lo que en mi pueblo se define como "falla más que una escopeta de feria".

Así que, teniendo en cuenta el dineral que cuestan (entre 20 y 40€ de media) y lo mal que van, mi sentencia es que los termómetros de oído y de frente se quedan en promesa, o en fiasco, o en fracaso. Vamos, que yo no he logrado hallar la marca y el modelo que funcione bien, así que personalmente no se los recomiendo ni a mi peor enemigo.

Ahora bien, si como digo vosotros sí habéis encontrado alguno que funcione bien, os ruego lo hagáis saber, que si tengo oportunidad lo probaré.

¿Y entonces?

Pues nada, entonces vamos a la farmacia, les pedimos un termómetro digital de axila bueno, bonito y barato y hacemos lo que podemos para entretener al bebé o niño mientras se lo aguantamos pacientemente. De momento, no hay más.

Foto | Fotomontaje con imagen de Jon Collier en Flickr En Bebés y más | Reconocer si el bebé tiene fiebre por el tacto, Kinsa, un termómetro inteligente que se conecta a tu smartphone

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