La alergia es una reacción desproporcionada del sistema inmunitario a un agente determinado (alérgeno) que identifica como 'invasor' y contra el que lucha generando anticuerpos. Las sustancias a las que el organismo puede reaccionar son diversas; desde alimentos, hasta ácaros, insectos, pólenes, pelo de animales...
Cuando hablamos de alergias existe un fenómeno curioso denominado 'reactividad cruzada', que sucede cuando el sistema inmunitario que ya se había sensibilizado a la proteína de una sustancia, se sensibiliza también a otra similar.
De este modo, podemos encontrar reactividad cruzada en alimentos de la misma familia (por ejemplo, los alérgicos a las nueces también podrían serlo a las avellanas), entre especies de animales similares (por ejemplo, alergia a varias familias de pescado) o productos de origen animal similar (alérgicos a la leche de vaca que también lo son a la de cabra u oveja).
Sucede lo mismo en el caso de los pacientes alérgicos a pólenes, pues podrían presentar también alergia a ciertos vegetales y frutas, o viceversa.
Reactividad cruzada: por qué se produce y cómo afecta a los alérgicos al polen
Como acabamos de mencionar, cuando una persona es alérgica a la proteína de una sustancia tiene un mayor riesgo de desarrollar una alergia cruzada a otras proteínas similares, pues sus sistema inmunitario podría "confundirse" debido al parecido en la estructura
Una de las alergias cruzadas más frecuentes es el llamado 'síndrome de alergia oral' (SAO) o síndrome 'polen-frutas', que sucede cuando los alérgicos a pólenes reaccionan también ante ciertas frutas y verduras que contienen proteínas similares a las del polen de las plantas.
Pero insistimos: no todas las personas alérgicas a los pólenes experimentan alergias a las frutas, e incluso en algunos casos la alergia a las frutas sucede solamente durante la temporada de polinización.
El síndrome de polen-frutas: ¿cuáles son las reacciones cruzadas más frecuentes?
Según datos de AEPNAA las asociaciones más comunes en España entre pólenes y alimentos son las siguientes:
- Alergia a las gramíneas podría provocar también alergia al tomate, cacahuetes, frutas rosáceas (melocotón, manzana, pera, albaricoque, nectarina, ciruela, cereza, fresa), melón y sandía.
- Alergia al polen de artemisa podría ocasionar alergia a frutas rosáceas, semillas de girasol, miel y alimentos vegetales en general.
- Alergia al plantago se relaciona con alergia al melón.
- Alergia al plátano de sombra se relaciona con alergia a las avellanas y cacahuetes, alergia al plátano, manzana, apio, maíz, garbanzo y lechuga.
- Otra reacción cruzada habitual se produce entre el polen del abedul y las frutas con hueso, como manzanas, peras o cerezas.
Si tomamos como ejemplo este artículo de la doctora Cristina Ortega Casanueva, del Hospital Quirón Salud, podemos leer que el 85% de las personas alérgicas a pólenes tienen también alergia al melocotón, mientras que el 70% de los alérgicos al polen de abedul presentan otras alergias alimentarias, siendo la alergia a la manzana la más común.
Síntomas más frecuentes
Por lo general, el síndrome de alergia oral o SAO solo afecta a los labios, la boca y la garganta, provocando sensación de picazón, cosquilleo, hormigueo, inflamación y enrojecimiento.
De acuerdo a la Academia Americana de Alergia y Asma, los síntomas se manifiestan inmediatamente después de la ingesta de frutas o verduras, y aunque el SAO es considerado una forma leve de alergia alimentaria, en algunos casos podría provocar reacciones potencialmente graves.
Cómo se diagnostica el síndrome 'polen-frutas'
En ocasiones, los síntomas de alergia tras la ingesta de vegetales no dejan lugar a dudas, por lo que el diagnóstico llega de forma rápida. Pero otras veces la sintomatología puede pasar más desapercibida, pues no siempre el niño manifiesta que siente picor o cosquilleo tras comer frutas o verduras.
Por eso, si tu hijo es alérgico a pólenes debes seguir siempre las indicaciones de su alergólogo a la hora de ofrecerle frutas y verduras. Salvo que el médico te indique lo contrario, si tu hijo no presenta ningún síntoma al comer alimentos relacionados, no hay problema en seguir ofreciéndoselo.
Cuando hay una alergia a pólenes diagnosticada, el diagnóstico de alergia cruzada a ciertas frutas y verduras pasa a veces por realizar una prueba de exposición oral controlada al alimento, pues otras pruebas generan con frecuencia falsos positivos.
Si finalmente se confirman las sospechas de SAO, el médico os dará las indicaciones precisas para evitar riesgos, pautas de alimentación y medicación específica si fuera necesario.
En lo que respecta al día a día, es importante que el niño conozca con detenimiento en qué consiste su alergia y entre todos trabajéis por concienciar al entorno más cercano. Igualmente, el colegio debe ser conocedor de la alergia del niño, y si tu hijo va a asistir a un campamento este verano también debéis informar a los organizadores.