14 razones por las que está bien tener más de un hijo

La tasa de natalidad en España es de 1,32 nacimientos por pareja. Esto quiere decir que la mayoría de parejas tiene un solo hijo, con algunas de 2 y 3 hijos (o más) que son las que hacen subir la media un poco por encima del "1 hijo por pareja". Las razones son diversas y la economía y la inseguridad en los puestos de trabajo tienen mucho que ver. Seguramente son muchas las parejas que desearían tener más de uno y no pueden, pero si sois de los que lo pensáis y no acabáis de decidiros quizás hoy os ayude a ello.

¿Cómo? Pues dándoos las diferentes razones por las que tendríais que tener dos o tres hijos (o más, si alguien se anima y tiene espacio en casa), que seguramente no son todas las que hay, pero sí de las más importantes al menos para mí, que tengo tres hijos. Seguid leyendo, porque aquí llegan las 14 razones por las que deberíais tener más de un hijo.

1. Porque el amor no se divide, se multiplica

Piensas que quieres tanto a tu hijo que es injusto tener otro, que le vas a querer menos, que no vas a ser capaz de quererle igual y que no se lo merece. Pero el día que llega te das cuenta de que es absurdo, le quieres un montón, te enamoras de él como hiciste con el primero y, aunque no es el primero, como si lo fuera. Y todo eso sin robar cariño y amor al primero. Te das cuenta de que el amor no se divide y que puedes querer a los dos incondicionalmente, y no hay nada mejor en el mundo que darte cuenta de que eres capaz de amar con locura a más una personita.

2. Porque aprenden a compartir

Hay una regla muy recomendable que dice que si tienes dos hijos, lo ideal es tener las cosas duplicadas para evitar conflictos y malentendidos. Sirve en la mayoría de las ocasiones porque cuando uno se pelea por lo que tiene el otro le dices "toma el tuyo" y ya los tienes a los dos contentos (a veces hasta vale la pena que sean iguales para que no aprecien la mínima diferencia que hará que quieran lo del otro), pero esta regla no sirve siempre porque no todo puede duplicarse. Hay cosas cuyo precio, valor o tamaño no nos permite conseguir dos, así que no les quedará otra que aprender a compartir. Sí, claro que se pelean, y sí, claro que a veces hasta se hacen daño por conseguirlo, pero minutos después juegan sin problemas con ello, o sin ello (o el objeto en cuestión carece ya del mínimo interés) y vuelven a ser hermanos del alma y los mejores amigos. Sin duda, es un aprendizaje muy valioso de cara al mundo exterior.

3. Porque amortizarás la cámara que compraste, o el móvil con buena cámara

Que nació tu primer hijo y te diste cuenta de que las fotos salían todas movidas y oye, ya que las hacías, era una pena que casi ninguna sirviera, así que compraste una cámara nueva o aprovechaste que el móvil estaba en las últimas para hacerte con uno de esos que te hacen mil fotos seguidas o más y luego tú eliges la que te parece mejor. Pues mira, ya que lo tienes, con un segundo hijo le sacas partido de nuevo. Que sí, que ya no le vas a hacer las 500 fotos por semana del primero, probablemente no llegues a 50, pero ampliarás el álbum familiar y los recuerdos para el futuro.

4. Porque podrás poner en práctica todo lo que has aprendido con el primero

Que con el primer hijo todo son dudas, que no sabes si algún día dormirá toda la noche, que crees que va a estar llorando en la puerta del lavabo, esperando a que salgas, hasta los 5 años, que te da la sensación de que las rabietas las dejan de hacer a los 10 años, que te da miedo decirle que no por si le creas un trauma o se enfada contigo, que tú erre que erre con el cochecito hasta que te das cuenta cuando tiene ya unos meses de que es absurdo insistir porque acaba siempre en la mochila, que... son tantas cosas las que aprendes con el primero, recto como un palo de los nervios, siempre con la duda de pensar que lo podrías estar haciendo mejor, que con el segundo la vida te da una segunda oportunidad, la de poner en práctica todo lo que has aprendido.

Que sí, que es el segundo y que es diferente al primero, y que no todo lo que hiciste con número 1 sirve con número 2, pero muchas cosas sí, y sobre todo una: ya estás mucho más relajado. Sabes que llegará el día en que dormirá bien, así que te lo tomas con filosofía y no tratas de forzar nada, lo que te dicen los demás te entra por un oído y te sale por el otro (es que ya ni lo escuchas), pruebas con el cochecito, pero no tienes problema en jubilarlo al mes y "si es que no, es que no, y mira, ¡qué guay! ¡vamos a jugar con esto que tengo!" (llegas al nivel experto en resolución de conflictos con papá y mamá).

5. Porque los muebles durarán años y años

Una vez el primero te los pinta, ralla y golpea con sus motos, coches y juguetes, cuando estás pensando que ya son muebles de batalla y que habría que cambiarlos llega el segundo. Pues ya no los cambias. Ya pueden estar fatal, que al que no le guste, que no mire: ¿para qué cambiarlos si los volverán a rallar, golpear y pintar?

6. Porque jugarán juntos

Que con el primero te diste cuenta de que lo de jugar solo no les va, para nada. Que le compras un juguete y a los 2,5 minutos te dice que quiere contigo, que el juguete ese no sabe para qué sirve y que la caja, una vez la ha roto, ya no tiene más misterio. Ese día te das cuenta de que lo importante no es el juguete, sino el juego, y que si quieres que juegue y esté entretenido debes estar ahí, jugando. Y lo haces, un día tras otro, semana tras semana, mes tras mes.

Y llega el segundo y dices "Ay, madre de Dios, a ver cómo lo hago yo ahora para dedicar el mismo tiempo a los dos", pero pasa el tiempo y no sabes cómo, encuentras la manera de jugar con los dos y te das cuenta de algo con lo que no contabas: juegan entre ellos. ¡Hay ratos que no te llaman! Y sabes que cuando no te llaman es porque están haciendo algo terrible. Entonces corres, presa del pánico, y al abrir la puerta te das cuenta de que están jugando juntos, tan tranquilos. Y sonríes, y te encanta verles así, y ves lo genial que es que el uno tenga al otro (así hasta que un día, presa del pánico, haces el mismo ejercicio y te encuentras el apocalipsis en la habitación...).

7. Porque alargas el periodo de cuidar de un bebé

Que los bebés crecen muy rápido y todo ese tiempo de ternura infinita, de verles respirar, de acariciar sus manitas, de peinarles el poco pelito que tienen, de olerles con la nariz pegada a su piel y de besarles en los mofletitos se va. Todo ese tiempo se va y ya no vuelve, porque tu bebé ya es un niño y ya no le puedes hacer todo eso. Otras cosas sí, o parecidas, pero ese tiempo de tanta dedicación y tan cansado, pero en el fondo tan bonito, no vuelve.

No vuelve a menos que tengas otro bebé. Y tienes otra oportunidad de besar, oler, mirar, sentir y abrazar con poco esfuerzo todo su cuerpecito que depende totalmente de ti.

8. Porque alargas el periodo de cuidar de "lengua de trapo"

¿Y lo graciosos que son cuando empiezan a hablar y lo dicen todo a su manera? Esa época en la que tienen 2 y 3 años, tan desesperante, pero tan bonita a la vez, que son aún pequeñitos y achuchables, que tienen aún barriguita de bebé y esos mofletitos, y hablan de esa manera tan graciosa. Guim, mi tercer hijo, tiene ahora 3 años, y no paro de pensar que debería quedarse ahí, en los 3 años para siempre, porque es pequeño, pero independiente (todo lo que se puede ser con 2 hermanos maestros en casa), porque cuenta las cosas con toda la expresividad de que dispone y en el fondo te da igual lo que te dice, porque solo estás pensando en cogerle en brazos y darle un abrazo de gigante de lo gracioso que es.

9. Porque el mayor te ayudará con el pequeño

Uno puede y debe ser responsable de sus cosas y de sí mismo, de los horarios, de tener las cosas en orden, de conseguir su autonomía para depender cada vez menos de los demás y, además, uno puede aprender lo que es ser responsable de alguien más. El hermano mayor es el que más fácilmente aprende eso porque desde que es hermano adquiere el rol de mayor, de espejo, de modelo para el pequeño, y gran parte de lo que haga y diga será lo que haga y diga el pequeño. Jugarán juntos, sí, pero el mayor será "el hermano mayor", que ayuda a los papás y que en muchos momentos hará de persona responsable (a veces escucho al mayor echar la bronca al mediano y tengo que acabar interviniendo porque ¡se sulfura más que nosotros los padres!).

10. Porque aprenden a negociar

Siguiendo con lo anterior, y relacionado con el de que aprenden a compartir, los hermanos aprenden a negociar. No les queda otra. Que si uno quiere ver un canal y el otro, otro. Que si me toca a mí jugar a no sé qué. Que haces una pregunta abierta y cada uno responde una cosa diferente. Al principio les cuesta, porque son capaces de llevar su decisión al Tribunal Supremo, pero con el tiempo, con el diálogo y nuestra ayuda, son capaces de llegar a acuerdos y ceder, y es increíble cuando los ves desde fuera, sin intervenir, negociando y decidiendo cómo repartirse algo, o cómo repartir el tiempo para jugar con algo.

11. Porque te partirás de la risa con el pequeño imitando al mayor

Que aparecerá uno disfrazado y el pequeño también. Que verás al mayor bailando y al pequeño, también. Y así con mil cosas que uno hará y el otro imitará. Y te reirás un montón con los dos y te darás cuenta de cuánto puede llegar a admirar el pequeño al mayor y en ese momento les querrás aún más. Al mayor por ser como es y al pequeño por seguirle. Esos momentos en que se te olvidará que minutos atrás se peleaban por cualquier tontería.

12. Porque aprovecharás la ropa de uno con el otro, y los cacharros, y todo...

Que te da miedo eso de no tener más de un hijo por el gasto pero pronto te darás cuenta de que el gasto lo hiciste con el primero. Ya tienes todos los cacharros, y hasta juguetes, y puedes aprovechar un montonazo de cosas. Solo tienes que recuperar lo que guardaste por si acaso y ofrecérselo al pequeño. Hasta te darás cuenta de que juega con cosas que el otro no tocaba y aprovecha cosas que creías que jamás utilizarías (o no, quizás te demuestre que compraste algo que ni siquiera dos niños han llegado a usar).

13. Porque aprenderán qué es la confianza

Y también la desconfianza. Porque muchas veces se juntarán con otros niños y se darán cuenta de que no todos piensan igual. Me ha pasado con mis hijos que, jugando con otros niños, han llegado a dejar de lado a uno de los dos; y el otro no defender a su hermano tanto como hubiéramos querido o esperado. El poder del grupo es tan alto, tan fuerte, tan goloso y llamativo, que han llegado a callarse ante una injusticia así (ha pasado en los dos sentidos, el mediano riéndose del mayor junto a otros niños y, otro día, el mayor no diciendo nada cuando los de su edad decían que su hermano, por ser más pequeño, no podía ir con ellos). Pues ahí hemos entrado papá y mamá para defender al humillado, para dar valor a su relación de hermanos por encima de todo y para hacerles ver que tener amigos es algo mágico y maravilloso, pero a veces peligroso.

Y eso es lo importante para vivir en esta sociedad, saber en quién confiar y saber en quién no, saber dónde cojean unos y otros y tener claro que no todo lo que hace un grupo de niños, por más que sean muchos y estén todos de acuerdo, está bien (y más si lo que proponen hiere a otro niño y ese niño en cuestión es tu hermano).

14. Porque aprenderán a resolver problemas

Y a perdonar, y a salir airosos de situaciones difíciles, y a compartir el esfuerzo por lograr algo, y harán pactos, y trabajarán en equipo por un bien común. Y a veces incluso por un bien individual. Y todo ese aprendizaje, el pensar, el negociar, el hablar, el llegar a acuerdos, será un bagaje impagable para el día en que deban utilizar esas mismas herramientas con otros niños y adultos.

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En Bebés y más | Cuando dudas sobre tener o no un segundo hijo, ¿Tener otro hijo?, Curso de paternidad y maternidad: un segundo hijo

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