"A mis suegros no les gusto como madre de sus nietos". Tranquila, intenta tener una relación cordial sin cambiar tu forma de criar

"A mis suegros no les gusto como madre de sus nietos". Tranquila, intenta tener una relación cordial sin cambiar tu forma de criar
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La relación con los suegros puede ser maravillosa, pero no siempre es así. A veces nos llevamos bien, y mantenemos una relación cordial con ellos, y otras, sentimos que no nos pueden ni ver.

En estos casos, podemos incluso ver cómo se meten en la forma que tenemos de educar a nuestros hijos, y sentir que no les gustamos como madres de sus nietos. Si estás viviendo una situación así, te damos algunas pautas para abordar la situación.

No le gusto a mis suegros: ¿qué hacer?

Las relaciones con los suegros no siempre son fáciles. Además, puede ocurrir que, tal vez les gustes como nuera, y más o menos te acepten, pero que no sea así como madre de sus nietos.

Esto muchas veces va acompañado de consejos no pedidos en la crianza. Y si a esto se le suma que ellos fueron criados en otra época, con otros estilos de crianza... la diferencia se acentúa respecto a nuestro modelo de crianza, y pueden surgir conflictos o desacuerdos.

Y es normal que esto nos afecte, e incluso, que genere discusiones con nuestra pareja, malentendidos, sentimientos de culpa o de soledad... Porque además, sabemos que su familia es importante, pero también la que formamos con él y con nuestros hijos. Por eso, antes de que la bola se haga más grande, es importante escucharse e intervenir en el asunto. ¿Cómo podemos hacerlo?

Ajusta las expectativas de la relación

El primer paso aquí es ajustar expectativas, ser realista. Querer una relación que no se da de forma natural (y que no llega), puede ser realmente frustrante. Por eso es mejor ajustar nuestras expectativas respecto a lo que esperamos de la relación con nuestros suegros.

Y es que, tal vez no podáis tener una estupenda relación, pero sí una relación cordial basada en el respeto. Así, trata de ajustar estas expectativas a unas más realistas. Esto te evitará frustración innecesaria y te permitirá invertir la energía en lo que sí puede funcionar.

Puedes incluso comunicar estas expectativas a tus suegros, de forma honesta; "Sé que tenemos carácteres y formas de pensar diferente, y no pretendo que eso cambie, pero me gustaría que al menos pudiéramos mantener una relación cordial. ¿Cómo lo véis vosotros?".

Céntrate en lo que depende de ti

Para construir una relación sana, ambas partes deben comprometerse y esforzarse. Si no es el caso de tus suegros, empieza a soltar estas expectativas y céntrate en lo que depende de ti. Por ejemplo, no depende de ti su comportamiento, pero sí poner límites, expresar tus necesidades, relativizar, etc.

Así, olvídate de "querer cambiarlos" (es agotador esperar algo que no llega, y que escapa a nuestro control), acepta lo que hay y céntrate en cambiar lo que sí depende de ti, lo que está en tus manos para mejorar la relación o para evitar que te afecte de esta manera tan intensa.

Expresa tus necesidades y pon límites

Para lograr una relación cordial también es importante ser sinceros (ellos, también). Por eso expresa cómo te sientes, qué necesitas o qué esperas de tus suegros (y pregúntales también qué esperan ellos). Obviamente, no hace falta hacerlo todo el tiempo, con todo, pero sí de forma regular (y con las cosas más importantes).

Conecta con lo que necesitas y exprésalo (también a tu pareja). Por ejemplo, si te agobia ir X días a la semana a comer con ellos, comunícaselo a tu pareja de forma asertiva; "entiendo que tú quieras ir más días, pero yo necesito descansar esta semana, prefiero que vayamos solo un día".

Por otro lado, poner límites está muy relacionado con el hecho de expresar nuestras necesidades. Implica protegerse y cuidarse. Por ejemplo, si crees que tu suegra está invadiendo tu espacio, o se mete demasiado en la forma que tienes de criar a tus hijos, es decir, sus nietos, exprésalo.

"Te agradezco tu sugerencia, pero prefiero seguir mi criterio", o "gracias pero a mí me funciona así". Si vemos que ni con estas palabras nos respetan, es normal que perdamos la paciencia, y entonces podemos ser más directas: "prefiero que no opines sobre la forma de criar a mis hijos".

Habla con tu pareja y confía en tu criterio

Si sientes que lo necesitas, habla de todo esto con tu pareja. Exprésale cómo te sientes y qué esperas de él (por ejemplo; que te apoye, que no se posicione, o que sí lo haga...). Tienes derecho a expresar tus necesidades, pero él, también a dar su opinión. Se trata de hacer equipo.

Y, por otro lado, sobre todo cuando tus suegros se meten demasiado en la crianza, es muy importante que te empoderes y que confíes en tu criterio. Podemos estar abiertas a escuchar y a aprender, y además, ellos tienen más experiencia, pero una cosa es eso y la otra es dejar que decidan cosas que no les pertoca decidir.

Por ello, confía en que tú sabes mejor que nadie lo que necesitan tus hijos (y si no lo sabes, siempre estás a tiempo de aprenderlo, pero de la forma en que tú decidas, sin imposiciones familiares).

Foto | Portada (Freepik)

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