Con la llegada de los hijos, nuestra vida pasa por muchos cambios. Podría decirse que casi todos los aspectos de nuestro día a día cambian de manera notoria una vez que la maternidad forma parte de nuestro día a día. Una de las cosas que incluso cambia antes de que nazca el bebé, es la forma en cómo vestimos las mujeres.
Además de los evidentes cambios en nuestro cuerpo, ¿hay otras razones o motivos por los que las mujeres cambiemos nuestra manera de vestir después de convertirnos en madres? Te comparto lo que pienso y los resultados de una encuesta acerca de este tema.
La ropa de las mujeres: una evolución constante
En realidad, los cambios en la forma de vestir van avanzando según la edad y etapa en nuestras vidas. Cuando somos niñas es común vestir blusas con dibujos tiernos o de nuestro personaje favorito, así como lucir peinados con trenzas pequeñas o un par de coletas. Conforme crecemos, evoluciona nuestra manera de vestir.
Una vez que somos adolescentes ya no llevamos lazos como en la infancia, por ejemplo. O cuando somos adultas y trabajamos en una oficina, le decimos adiós a la ropa casual y optamos por prendas acordes al lugar al que asistimos. Estos cambios continúan ocurriendo a lo largo de nuestras vidas, y cuando llega el momento de convertirnos en madres no es la excepción.
Primeros cambios: el embarazo y postparto
Durante el embarazo nuestro cuerpo pasa por una serie de cambios que nos hacen darnos cuenta que las cosas ya no serán como antes. Aunque los primeros meses no sea necesario cambiar nuestro guardarropa, con el paso de las semanas y el inevitable aumento de nuestra barriga, vamos haciendo ajustes graduales: buscamos zapatos más cómodos y ropa menos ajustada de acuerdo con nuestras necesidades.
Después de la llegada del bebé, muchas mujeres continúan utilizando la ropa premamá que vestían en el embarazo, pues nuestro cuerpo postparto aunque ya no tiene una enorme barriga de nueve meses, aún continúa siendo más parecido al de los últimos meses que al que teníamos antes del embarazo.
Con el paso del tiempo, una buena alimentación y manteniendo una rutina de ejercicios, es posible que podamos volver a tener un cuerpo muy similar al de nuestra etapa de mujeres sin hijos. Sin embargo, aún después de que ya "volvimos a la normalidad", lo cierto es que ser mamás implica tener un ritmo de vida bastante diferente.
Nos volvemos todoterreno... y nuestra ropa también
De acuerdo con el Reporte Femenino de Privalia, una de cada tres madres le dice adiós a la ropa ajustada, los tacones y los bolsos pequeños. Tiene mucho sentido, ¿no? Realmente ninguno de ellos es práctico cuando tienes un bebé o niños pequeños en casa.
Aunque desde luego la mayoría de las mujeres intentamos mantener nuestro estilo de vestir una vez que tenemos hijos (74% de las madres españolas, de acuerdo con el reporte), las actividades que ahora realizamos conllevan un esfuerzo mayor y aprendemos a dominar habilidades que incluso no sabíamos que teníamos. Además, dos de cada tres madres se fijan en detalles o aspectos de la ropa a los que antes no le daban importancia.
Los primeros meses (o incluso hasta el primer año), utilizar ropa de materiales finos o telas delicadas no es una buena idea, especialmente porque las manchas de leche y los pañales explosivos están siempre a punto de suceder. El babeo que tienen nuestros bebés en esa tierna etapa también está a la orden del día. Las madres lo saben y el 50% busca prendas lavables y el 33% evita las prendas con tejidos delicados, como la seda.
Por otro lado, está también la practicidad que nos requiere la lactancia, en la que debemos buscar prendas cómoda que faciliten amamantar a nuestro bebé. Una vez terminada esa etapa, podría decirse que ya estamos libres de tener esos típicos accidentes al lado de nuestros bebés, pero aunque las actividades cambien, aún nuestra rutina nos inclina a elegir prendas cómodas.
Durante los años rebeldes de la infancia (de los "terribles" 2 a los 4 años aproximadamente), los niños suelen ser muy activos, por lo que gran parte de nuestro día es andar corriendo detrás de ellos. Por ejemplo, el 47% de las madres evita usar cualquier tipo de tacones y el 38% la bisutería que podría provocar algún accidente.
En el caso de las madres de niños mayores a estas edades y que aún no cumplen los 10 años, el 46% evita usar ropa ajustada, el 25% no usa bolsos pequeños y el 22% evita los tacones, aunque no tanto como las madres de niños pequeños. Las zapatillas sport y las camisetas cómodas se vuelven un básico a la hora de vestir.
Debemos estar siempre preparadas para convertirnos en todoterreno, y otro aspecto de esto es nuestro cabello. De acuerdo con el reporte, 1 de cada 5 madres opta por recogérselo más que antes (por algo se dice que los moños son el peinado oficial de las madres), mientras que el 33% afirma que se ha hecho un corte de cabello más sencillo y rápido de arreglar, pues si de algo carecemos las madres es tiempo.
Nuestras prendas cambian, pero el estilo permanece
Algo que considero importante recalcar y que veo los resultados del informe coinciden con lo que pienso, es que el hecho de cambiar nuestra ropa no quiere decir que ya no nos cuidemos o no nos arreglemos. Una muestra es que el 40% de las madres declaró que consideran importante cuidar su belleza y que buscan la manera de tener tiempo para ellas y poder hacerlo.
La verdad es que aunque optemos por prendas y calzado más cómodo o práctico, seguimos fieles a nuestro estilo y sobre todo, seguimos siendo nosotras.
Fotos | Stock
Vía | ABC.es
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