Así me reinicio cuando siento que la rutina de madre me ha absorbido por completo

Así me reinicio cuando siento que la rutina de madre me ha absorbido por completo
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Todos los que somos madres y padres sabemos que precisamente este es el trabajo que no ofrece vacaciones. Sea verano, invierno, haya cole o estemos en un hotel, la responsabilidad de criar no tiene descanso y es posible que la rutina te sobrepase por momentos.

Aunque poco se hable de esto, a todos nos pasa. Te sientes mal por sentirlo, por pensarlo y hasta por desear un rato de silencio sin escuchar la palabra "mamá" y sin tener que pensar qué cenar esta noche o si hay suficiente leche para el desayuno de mañana.

Sin embargo, es sano reconocer que nos sucede y parar un poco. Ya sabemos la máxima: "para cuidar bien, debemos estar bien", y eso pasa por escuchar nuestras propias necesidades y dar a nuestro cuerpo y a nuestra mente el reset que necesita de vez en cuando.

Aunque es más fácil decirlo que hacerlo (mi pareja y yo hemos criado sin ayuda de ningún tipo a nuestras hijas, así que lo tengo claro), por supuesto que se puede y una vez lo conseguimos, nos damos cuenta que este tipo de ejercicios vienen muy bien por nuestro bienestar y por el de nuestra familia.

Hablo con mi pareja

No debemos suponer que nuestra pareja sabe exactamente cómo nos sentimos y si estamos a punto de colpasar. A pesar de compartir habitación y responsabilidades, cada uno tiene sus propias preocupaciones y no podemos esperar que adivine todo lo que nos pasa por la cabeza.

Por ese motivo dialogar es fundamental y más aún hacerlo antes de que el problema explote. Háblale de tu situación y evaluad juntos si las cargas (tanto físicas como mentales) están repartidas de una manera justa.

Pido ayuda

Debemos aceptar que hay días en los que no podemos con todo y que no somos peores madres por ello. Si vemos que estamos ante una situación que nos está sobrepasando, busquemos ayuda para alivianar un poco la carga, así sea de forma temporal. Esto básicamente evita que colapsemos, con peores consecuencias posteriores.

Me tomo un descanso

Descanso Madres

Reconozco que me encantaría poder irme a una isla paradisíaca a beber mojitos y a dormir 18 horas al día. Sin embargo mi realidad es otra, así que en este punto de mi vida (y mi visa), me conformo con estar en casa sola una horas, tumbada en el sofá viendo series y no haciendo absolutamente nada más, por supuesto, sin sentir culpa por no estar haciendo algo "productivo". Aunque parezca poco, en realidad es una forma sencilla y muy efectiva de recargar baterías.

Reflexiono sobre lo que he conseguido como madre

Hay momentos en los que solo necesito observar a mis hijas y ver el tipo de personas en las que se están convirtiendo para sentir que todo merece la pena. Sé que puede sonar un poco pretencioso porque en realidad no tengo una familia perfecta, pero esas pequeñas cosas que me hacen sentir orgullosa es un bálsamo que alivia el agotamiento

Nuestros hijos son el mejor espejo en el cual mirarnos y si nos gusta lo que vemos, es porque lo estamos haciendo bien.

Doy valor a mi labor como madre

Madres

"Esto no está pagado". Esta es una frase frecuente entre padres cuando, en medio de una situación que requiere su atención (léase una pelea, una rabieta o cargar la sombrilla, los bolsos, las sillas, los cubos y las palas para bajar a la playa), justificamos seguir adelante a pesar de que el agotamiento salta a la vista.

Y puede que sea verdad, no está pagado y tal vez nunca hables de las 400 millones de cosas que tienes en la cabeza y que no te permiten desconectar, pero es fundamental que empecemos nosotras mismas a valorar lo que hacemos. Ser madre/ padre es un trabajo muy duro, pero es el más importante que puede llevar a cabo una persona.

Dejemos de sentirnos mal por no llegar a todo y por no seguir al pie de la letra el Método Montessori, la crianza respetuosa, la disciplina positiva y todas aquellas escuelas que nos piden respirar hondo y tener paciencia infinita a pesar de todo. Todos son muy útiles y creo firmemente en todos ellos, pero no olvidemos que ante todo somos humanos, no somos perfectos y que así como debemos ser compasivos con nuestros hijos, también merecemos serlo con nosotras mismas.

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