Caca, popó, caquita, cuquita, cacadilla, plasta, plastilla, plastón, zurullo, mierda (con perdón)...Así podríamos seguir un buen rato. Da lo mismo como le llames al producto y lo mucho que te jures no hablar de ello en los descansos para el café de la oficina, la cola para recoger a los niños o la del super, hablarás y no solo como mero espectador, sino que con el paso del tiempo te convertirás en toda una eminencia en los regalitos de tu hijo.
Confieso que soy uno de los muchos que juró no ser como esos otros padres y madres, cuyo único tema de conversación para con el resto del mundo fuesen las cacas de mi hijo, ya sean padres o personal civil, que despistados se cuelan en medio de una conversación. Y juro que lo he intentado con todas mis fuerzas, pero más de una vez (y de dos, tres, para qué contarlas...) me he encontrado dándolo todo cual orador en un patíbulo y es que reconozcámoslo, no hay muchos temas tan variados e interesantes como la caca de los bebés. Y si no me creen, pregúntenles ustedes a los pediatras.
Podríamos decir que un tema tan desagradable no daría para mucho desarrollo, pero nada más lejos de la realidad y es que dentro de este tema existen unas sub-secciones a modo de los epígrafes de un libro, entre los cuales tenemos algunos más recurrentes que otros, así por ejemplo la cantidad, calidad, olor y color diría que son los que mantienen el peso de la conversación.
Si quieres cargar tu mochila de interesantes temas de conversación como nuevo papá o mamá novato/a apunta la lista siguiente de tópicos.
La cantidad y frecuencia
Si aún eres nuevo o nueva en el mundo del bebé y los pediatras te diremos que el cuánto y el cuándo es uno de los puntos a tratar en toda consulta profesional...por supuesto me estoy refiriendo a la que os harán padres y vecinos en algún momento de la visita. ¿Sólo mancha el pañal (otra forma de llamarlo que se me había olvidado añadir a la lista) dos veces al día? ¿Se lo has consultado al pediatra? Porque no es normal, mi ...... (indique un nombre cualquiera en la línea de puntos) hacía cada hora, incluso cuando no comía.
Y es en este punto, cuando hay más de un padre en la sala, en el que comienza la competición del "pues el mío": Pues el mío cada media hora, pues el mío cinco, pues el mío más...(siempre más, no te olvides)
El color
El color de la caca de bebé ha sido motivo de estudio por parte de sus padres desde hace siglos y no tienen nada que envidiar al de cualquier catedrático de Bellas Artes, los hay incluso que son capaces de asociar el código de color con el estado del bebé, si está o no enfermo, el virus que padece y hasta el índice glucémico. Dicen que un esquimal es capaz de distinguir 30 tipos diferentes de blanco, pues hay madres capaces de distinguir 150 tipos de ocres con solo abrir un pañal.
El olor
Podríamos decir, usando un chiste fácil, que este asunto tiene narices. Es curioso porque aquí hay un fenómeno extraño y es que hay quién es capaz de detectar un pañal cargado desde la otra esquina de la casa y sin embargo no son capaces de detectarlo en la sala de espera del pediatra, ¿casualidad o solo me pasa a mi cuando me toca revisión?
Complejidad y forma
Este tema entra cuando son más mayores y por tanto somos ya expertos en colores y cantidades. Es un paso más, en un mundo que empezaba a parecer monótono y aburrido con esas cacas amorfas y con tendencia a salir corriendo espalda arriba, el encontrar ya algo con forma definida nos devuelve la sonrisa.
Una vez que nuestro bebé empieza a ingerir algo diferente a la leche y papillas de fruta, es decir, en el momento en que la ingesta es de alimentos más consistentes, se provoca un cambio a su vez en la consistencia del relleno del pañal, tanto que a veces podemos saber si hay regalo o no simplemente con observar la altura libre del culete de nuestro hijo al suelo, si va que parece un Fórmula 1 o el coche del macarra del barrio, es decir, con "suspensión baja", es que trae regalo.
A partir de este punto aparece toda una nueva gama de formas y tamaños en nuestro horizonte y por supuesto un nuevo tema de conversación.
El meconio. Bienvenido a la parte asquerosa del mundo del bebé
El meconio son las primeras deposiciones del recién nacido, normalmente se van expulsando en las primeras 48 horas de vida y que es uno de los primeros indicadores de lo que está por venir.
Si no has visto nuca uno, podremos decir que la experiencia es inolvidable. Una vez que abres el pañal ya no habrá vuelta atrás, será un antes y un después en tu vida, pero como está tan cerca del antes y después en tu vida que es el nacimiento de tu hijo no lo solemos valorar en su justa medida, está claro que no tiene comparación, por supuesto, pero desde luego es algo que por mucho que te cuenten no te esperas que algo así pueda salir de ese cuerpecito tan pequeño e inocente y te hace preguntarte si tu hijo no se ha pasado los últimos nueve meses escavando en el desierto de Tejas y te hubiera traído un bidón de crudo como regalo.
Así que una vez te encuentres con ello, ármate de paciencia, esponja y agua templada, porque entre la inexperiencia y el índice de viscosidad de la pasta negra esa te vas a pasar un buen rato limpiando.
Todo sea por tener un buen tema del que hablar cuando vuelvas del permiso.
La primera vez le pones la mano encima
No voy a extenderme mucho, son cosas que nos han pasado a todos, sobre todo a la hora de comprobar si el pañal está lleno o no. Las risas cuando lo cuentas al día siguiente están aseguradas, pero mejor unos consejos para no meter...la pata.
Cuando lo que se supone debe mantener "eso" dentro, pero no
Todo recipiente tiene una capacidad máxima que si se sobrepasa termina por provocar que el contenido se desborde y los pañales no son una excepción. Son muchos los factores que pueden provocar estos accidentes (por llamarlos de alguna forma),el tiempo que hemos tardado en cambiar al bebé, cómo hayamos colocado el pañal, lo que haya comido ese día, la postura del bebé, etc. El caso es que te encuentras con una bomba en las manos que va a requerir de todo un despliegue de habilidades de contorsionismo, sobre todo por parte del bebé, destrezas a una mano y estómago.
Todo padre que haya cambiado algún pañal de esos ha odiado a los fabricantes de ropa para bebés, aunque sea solo un poquito, y es que cuando te encuentras rodeado de toallitas y con un bebe sucio hasta las orejas, el cómo desvestirle sin manchar aún más es todo una prueba digna del último superviviente. Aunque también hay verdaderas expertas en la materia.
¿Y si lo meto tal cual en la lavadora? Y es que hay veces que el desastre es tan grande que lo que te dicta la lógica es meter al niño tal cual, vestido y todo, en la ducha.
Nivel de anécdota insuperable.
Cuando estás en público, ves la cara de tu hijo y sabes qué viene a continuación
Otro tema muy manido, las caras que pone tu hijo cuando está "trabajando en ello". Sin desperdicio.
No podría faltar el Gran oráculo del siglo XXI en el tema de hoy y es que a ver qué padre no ha ido a consultar a internet lo que puede significar aquello con lo que se ha encontrado en el pañal.
¿Cómo deshacerse del cadáver?
Qué hacer con el paquete una vez hemos terminado de limpiar y sobre todo, dónde dejarlo sin que aquello provoque más daños te va a dar para una temporada entera de McGuiver.
El morbo
Por supuesto no podemos olvidarnos del morbo, esa sensación de querer saber más acerca de cómo se resolvió la situación, esa atracción que para algunos tiene lo escatológico, es un poco volver a sentirnos realmente como niños, volver a reírnos de aquello que nos da asco, son esas pequeñas dosis de masoquismo que no teníamos desde que éramos niños. Porque reconozcámoslo, hablar de esto es un poco asqueroso por muy perfectas que sean las deposiciones de tu hijo.
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