Ajedrez, tenis, judo, manualidades, ballet, teatro, yoga, fútbol, informática, idiomas... Las opciones se multiplican y en muchos hogares estos días se debate acerca de las extraescolares de los niños. ¿Se debate? ¿O se decide sin consultar a los interesados? Llegan las actividades extraescolares a las agendas familiares pero, ¿les hemos preguntado a nuestros hijos qué quieren hacer?
Porque a veces simplemente decidimos por ellos, sin tener en cuenta sus verdaderos gustos e intereses. Es posible que nuestra organización familiar no nos permita que el niño o niña elija cualquier actividad (por precio, por horarios...). Pero casi siempre existen varias posibilidades.
Y es que la demanda de este tipo de actividades para después del colegio se amplía cada año que pasa. De este modo, preguntándoles, podrán escoger aquello que más les gusta, y también nos podrán dar sus razones. Puede que no estén tan interesados en aprender inglés o hacer un deporte como en hacer manualidades o ajedrez. O puede que el deporte que hagan no les satisfaga lo suficiente y lo cambiarían por otro.
En cuanto a las razones, podrían sorprendernos. Tal vez el niño quiera ir a esa extraescolar a la que van sus amigos, o la que imparte su profesor preferido, o la que le emociona, la que activa su imaginación, la que potencia unas habilidades que empieza a descubrir... Son sus razones y al menos deberíamos escucharlas. Quizás después podamos "hacer malabares" y que asistan a esa actividad.
Y no sólo deberíamos preguntarles a nuestros hijos qué extraescolar quieren hacer, también cuántas. Y preguntarnos a nosotros mismos, ¿queremos genios, superestrellas o niños felices?
La actividad extraescolar que haga feliz a nuestros hijos
Cada familia es un mundo y cada niño también lo es. Muchas circunstancias confluyen para que una actividad extraescolar sea la más indicada para el niño y haga que se sienta bien, que la disfrute, que no rechace algo que debería ser una afición, un entretenimiento, aparte de que le aporte beneficios a nivel físico o intelectual.
Parece que en nuestro mundo competitivo y en nuestros días lo que más importa es que el niño destaque en idiomas, que aprenda a leer y a escribir cuanto antes, que "sea el mejor" y que lo sea ya. No me extrañaría que existieran clases en las escuelas infantiles de "Caminar". Pero ciertas cosas requieren su tiempo y sobre todo muchas actividades no harán que nuestros hijos sean más felices.
Las actividades extraescolares han de realizarse en su justa medida, ya que apuntar a los pequeños a más extraescolares de la cuenta puede acarrearles consecuencias negativas, haciendo que se desvanezca por completo el objetivo inicial de este tipo de actividades. Sobrecargar la "agenda" de los niños incluso podría repercutir negativamente en ciertas habilidades cognitivas de los niños, según un estudio.
Pero no hace falta irnos a estudios científicos para intuir que, si el niño no tiene tiempo libre o si al niño no le gusta lo que hace, se resiente su bienestar. ¿O no nos pasa a cualquiera de nosotros? No hemos de suponer que a ellos "les gusta todo", pues aunque pueda resultar cierto que se amoldan casi a cualquier circunstancia, la práctica de una actividad que no le satisface no tiene ningún beneficio. No alarguemos una actividad que vemos que no "funciona" con nuestro niño (incluso si es la que en principio él había escogido).
Por ello, si estáis dándole vueltas a la hoja de extraescolares, parad un momento y preguntadle a vuestro hijo: ¿qué te gustaría hacer? O, al menos, dadles a elegir entre las opciones que mejor se adapten a vuestras necesidades horarias. Porque, seamos realistas, eso también importa. Puede que nos sorprendan y, quién sabe, tal vez entro de poco descubramos algún talento suyo... ¡sin haberlo imaginado!
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