¿Cómo quieren conseguir que tu hijo se atiborre de azúcar pensando que es sano?
Hace unos meses os contamos cómo se había destapado la gran mentira del azúcar, cuando hace décadas se alteraron los estudios que decían** qué alimentos eran más peligrosos para nuestro peso y nuestro corazón**, y obviaron el azúcar, atacando a las grasas.
Eso hizo que la gente disminuyera el consumo de grasa y que, en consecuencia, aumentara el de los alimentos con más hidratos de carbono simples, e incluso el de alimentos con azúcar añadido porque, en realidad, nunca nos hemos preocupado mucho por ella. Ahora sabemos que es un alimento del que no conviene abusar en absoluto y, ante el riesgo de que los niños aprendan esto, hay quien ya ha encontrado la manera de conseguir que otra generación de niños, futuros adultos, se atiborre de azúcar haciéndoles creer que es sano.
¿Pero, qué tiene de malo el azúcar?
La pregunta debería ser al revés: ¿qué tiene de bueno? Porque aparte del sabor, no tiene nada más. De hecho, ya somos muchos los que la llamamos "el nuevo tabaco", por estas razones:
- Investigadores de Oxford estimaron que una reducción del consumo de azúcar del 15% prevendría que 180.000 personas de Reino Unido acabaran teniendo obesidad en tan solo un año con dicha medida, y un número aún mayor de personas evitarían tener sobrepeso.
- Otro estudio analizando datos de 175 países reveló que por cada 150 calorías adicionales provenientes del azúcar (en comparación con 150 calorías de la grasa o de las proteínas), la prevalencia de diabetes tipo 2 en la población era hasta 11 veces mayor.
- Un tercer estudio concluyó que en los adultos estadounidenses que consumen más del 25% de las calorías diarias en azúcar, el riesgo de mortalidad cardiovascular es del triple en comparación con los que consumen menos del 10%. Esto sucedía independientemente del IMC y de la actividad física que realizaran (incluso los que hacían deporte, por el hecho de comer esa cantidad de azúcar, tenían el triple de riesgo).
- Un cuarto estudio (y lo dejo, porque podríamos pasar horas, y creo que con estos datos ya es bastante evidente), muestra cómo la reducción del azúcar es capaz de modificar rápidamente el estado de salud de una persona. A una muestra de 43 niños latinos y afroamericanos con síndrome metabólico les marcaron una dieta en la que no redujeron el número de calorías que tomaban, ni el porcentaje de hidratos, pero sí bajaron el porcentaje de azúcar del 28% de las calorías totales al 10%. A los 10 días vieron que se habían reducido significativamente los niveles de triglicéridos, de colesterol LDL, la presión arterial y la insulina en ayunas.
Un libro para los niños y otro para profesores
Hace dos días se hacían eco de ello en la cuenta de Twitter de la página SinAzucar.org, al ofrecer algunas páginas de un libro creado por el Instituto de Estudios del Azúcar y la Remolacha (cuya url es conazucar.com, curiosamente). Dicho libro se ofrece, en teoría, bajo esta premisa:
El programa educacional "Aprende a Comer, Aprende a Cocinar. El Azúcar te enseña el mundo de los alimentos” está encaminado a inculcar hábitos de alimentación saludables en los niños y la importancia de comer todo tipo de alimentos.
Ya con esto empieza a asustar un poco porque parece que se escudan en esa recomendación de que para que una dieta sea saludable, debe ser variada y equilibrada, consumiendo alimentos de todos los grupos. Y es que sí, claro que se recomienda que un niño coma alimentos de todos los grupos, pero dentro de los hidratos de carbono, lo que se recomienda es que consuma los diferentes farináceos: cereales y derivados integrales (pan, pasta, arroz, mijo, copos de cereales sin azúcar añadido, etc.) y tubérculos (patata, yuca, boniato, etc.), y no el azúcar, que es una sustancia refinada que aporta solo calorías vacías (sólo ayuda a engordar, no aporta vitaminas, minerales ni nada que se considere positivo).
Aprende a comer, aprende a cocinar
Dentro del mencionado programa encontramos los recursos educativos dirigidos a niños y profesores. El libro de los niños está destinado a dar información para los niños, explicándoles "lo importante" que es al azúcar para su alimentación (el pdf tiene 15 páginas y la palabra azúcar aparece en 24 ocasiones), y el libro para el profesor es un libro de actividades y juegos que se pueden hacer en clase para que los niños, a través de la diversión, interioricen que el azúcar "es un alimento sano y divertido" (el pdf tiene 24 páginas y la palabra azúcar aparece en 26 ocasiones). Terrible.
Lo importante, lo que hay que resaltar, es lo que los niños de 8 a 10 años pueden leer en su libro, si es que alguien se lo hiciera llegar:
Una página entera destinada al azúcar, después de pasar por otros alimentos como hidratos de carbono, grasas, proteínas, etc. Una página entera en la que leemos cosas tan poco recomendables y falaces como:
Puedes endulzar la leche o el zumo de naranja con él. De esta forma conseguirás la vitalidad y las ganas que necesitas para ir al colegio.
Por poder, puedes endulzar lo que quieras... solo con echar azúcar ya lo tienes. Otra cosa es que sea recomendable, y otra que de verdad te dé vitalidad. En un primer momento, pues sí, es posible que a algunos niños les espabile a nivel de energía, pero todos sabemos que después de la tormenta llega la calma, y cuando la insulina retira rápidamente la glucosa del torrente sanguíneo llega ese extraño hambre que uno no sabe cómo calmar: ese momento en el que uno necesita comer o empieza a tener hasta mal genio (y en los niños, quizás, mal comportamiento). Lo que da vitalidad a un niño es que coma sano y duerma bien, y en esa ecuación el azúcar como sustancia añadida molesta más que ayuda.
Además, después de algunas de tus comidas o para merendar, puedes tomarte un yogur natural con azúcar o un dulce de esos tan ricos que se suelen hacer en casa.
A menos que, querido pequeño, te preocupe tu salud. Entonces es mejor que no lo hagas, o que lo hagas de manera puntual.
¿Sabías que el azúcar te da energía para estudiar, jugar y hacer deporte? Esto es así porque el azúcar que tomamos se convierte en otro que se llama glucosa, y la glucosa es el “combustible” de tu cerebro y tus músculos, igual que los coches necesitan gasolina para funcionar, nosotros necesitamos azúcar.
No es cierto. No necesitamos azúcar. Necesitamos hidratos de carbono, que ya forman parte de nuestra dieta (a menudo) en proporción mayor a la que se suele recomendar.
A desayunar, con azúcar, claro
Llegamos a esta página en la que nos sugieren algunos desayunos, y leemos esto:
Lácteos. Para empezar, que no falte en tu desayuno un buen vaso de leche que puedes endulzar con azúcar.
O no. Porque la leche ya tiene su propio azúcar (lactosa), de modo que no necesitas añadir más azúcar. De hecho, muchas leches sin lactosa también la contienen: tienen lactosa y se le añade lactasa, para que los intolerantes a la lactosa la puedan tolerar. Si además vas a comer una tostada, unos cereales sin azúcar o un poco de pan, el azúcar sobra totalmente.
A cenar, con azúcar, claro
Entonces llegamos a la cena y nos dicen esto:
(...) y para terminar, un postre, como fruta o un yogur con azúcar.
Ya vale, ¿no?
Conozcamos los sabores
El azúcar es un alimento que debe estar dentro de una alimentación sana, ya que te da energía y mejora el sabor de otros alimentos.
No debe estar añadido, o cuanto menos, mejor, dentro de una alimentación sana. Si el alimento la contiene naturalmente no hay problema, pero añadirlo no es buena idea ni para el paladar ni por las calorías que aporta, y menos en un momento en el que tenemos demasiada obesidad infantil.
A merendar, con azúcar, claro
Los dulces, los bizcochos y las tartas caseras son alimentos muy sanos y nutritivos porque contienen alimentos naturales como leche, fruta, huevos o azúcar.
Leche, fruta, huevos... hasta ahí perfecto. Ponle el montonazo de azúcar que pide cada receta y conviertes algo sano en todo lo contrario.
¿Y entonces, nada de azúcar?
En un mundo perfecto sí, nada de azúcar. Pero no vivimos en un mundo perfecto y las estanterías del supermercado estén repletas de comida procesada, con su azúcar añadido. La recomendación pasa por ofrecerla lo más tarde posible, y cuando se haga, que sea de manera puntual, tal y como dice la pirámide alimenticia (consumo ocasional).
Vamos, que de vez en cuando, a nadie le amarga un dulce, pero esto está muy lejos de considerar que cada día, en cada comida, haya que añadir azúcar. Vamos, que si de vez en cuando se comen un helado o similar, deben saber que no es una práctica saludable que haya que repetir a diario.
Solo espero que esto llegue a algún organismo oficial y se censure un libro así. O que simplemente nunca llegue a nuestros hijos, ni por supuesto a los profesores. Me los como (a los profes), y sin endulzar.
Fotos | iStock
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