Los fabricantes de leche artificial llevan años intentando modificar la formulación de sus leches disminuyendo las proteínas para hacer que los niños que las toman engorden menos y se acerquen al ritmo de crecimiento de los niños amamantados, pero aún no lo han logrado.
Dicho de otro modo, los niños amamantados tienen un patrón de crecimiento y de ganancia de peso diferente al de los niños que toman leche artificial. Durante años esto se ha considerado un beneficio para los que toman biberón, por eso de que "se crían mejor" (y muchos pediatras han caído en la trampa recomendando biberones a madres lactantes para hacerles ganar más peso, aun cuando no lo necesitaban), sin embargo, un estudio reciente aclara esta situación: A más proteínas, más riesgo de obesidad.
Datos del estudio
El estudio llega a las mismas conclusiones que otro estudio que se realizó hace unos años y del que ya nos hicimos eco aquí en Bebés y más, allá por el año 2009. De hecho, uno de los investigadores del anterior ha participado en el estudio actual.
El caso es que en el estudio actual se intentó conocer las diferencias entre la leche artificial más moderna, baja en proteínas, en comparación con la leche artificial de hace unos años y la leche materna.
Para ello siguieron a cerca de 1600 niños divididos en tres grupos. Unos tomaron leche materna, otros fueron alimentados con leche artificial alta en proteínas y el tercer grupo recibió leche artificial con menos proteínas.
La leche materna tiene una concentración de 1,3 gramos de proteínas por cada 100 kcal. La leche artificial debe tener entre 1,8 y 3,5 gramos por cada 100 kcal, según marca la normativa. La diferencia entre los límites, como veis, es abismal, ya que el límite superior es prácticamente el doble que el límite inferior, y un bebé puede estar tomando el doble de proteínas que otro, siendo ambas leches "legales".
En el estudio, como digo, se compara a los bebés que tomaban leche con más proteínas con los que tomaban leche con menos y los de materna.
A más proteínas, más riesgo de obesidad
A todos los niños se les pesó y midió cuando tenían 6 años de edad y a partir de los datos calcularon la prevalencia de obesidad. Vieron que los que tomaban leche artificial con más proteínas tenían una incidencia de obesidad del 10% (1 de cada 10 tenía obesidad). En comparación, los que tomaban leche artificial baja en proteínas tenían una incidencia de obesidad del 4,4%, algo más de la mitad.
Y aquí se acababan las conclusiones del estudio. De hecho, el estudio se titula "Lower protein content in infant formula reduces BMI and obesity risk at school age" (Un menor contenido proteico en las formulas infantiles reduce el IMC y el riesgo de obesidad en la edad escolar), que puede inducir a error como bien nos explica Juan Revenga en su blog:
Pero a mi juicio lo es mucho más (interesante), el saber que entre el grupo de niños de seis años que habían recibido lactancia materna esa prevalencia fue del 2,9%.
Leyendo el título, el abstract del estudio y las conclusiones de todo ello parece que con la leche artificial baja en proteínas han hecho un gran descubrimiento con el que se reducirá a la mitad la obesidad infantil. Sin embargo esto no es así, porque la referencia no son los niños que toman leche artificial alta en proteínas. La referencia (lógica) y el grupo de control del estudio, son los niños que toman leche materna, que tienen una prevalencia de 2,9%.
Buenas noticias, y es bueno saberlo
El hallazgo supone buenas noticias para los padres, porque como digo los fabricantes ya saben hacia dónde tienen que ir los objetivos de fabricación de sus leches: a reducir la cantidad de proteínas, pese a que es posible que sea más costoso, al tener que procesar más la fórmula para que se parezca más a la leche materna y menos a la de vaca (procediendo el preparado de la leche de vaca, claro).
Y digo que es bueno saberlo porque los padres ahora tendrán una referencia: a menos proteínas, menos riesgo de obesidad. Esto quiere decir que siguen vigentes otros consejos que os hemos dado en Bebés y más en otras ocasiones: que la leche de continuación 2 no es realmente necesaria y que es más recomendable seguir con las de inicio, porque tienen menos proteínas (y la leche materna, a los seis meses, no aumenta su concentración de proteínas) y que los lácteos y sus derivados deberían evitarse hasta los 12 meses, porque son altos en proteínas y no aportan nada de hierro (y a los 6 meses es mejor que tomen alimentos con hierro, que de por sí suelen ser relativamente altos en proteínas: carne, legumbres, pescado...).
Así que en resumen, si queréis saber qué leche es la que menos obesidad produce, mirad qué cantidad de proteínas contiene. La leche materna, como digo, contiene 1,3 gramos por cada 100 kcal (o 0,9 gramos de proteínas por cada 100 ml, por si en la lata lo expresan según los milímetros).
Más información | The American Journal of Clinical Nutrition
Foto | Thinkstock
En Bebés y más | Los niños toman más proteínas de las recomendadas, ¿qué podemos cambiar?, Los bebés y los niños toman demasiadas proteínas