Hace unos cuatro meses hablábamos de la comida que se desperdicia en los comedores escolares, cuando nos hacíamos eco de una iniciativa por la que una madre, Cristina Romero, recogía firmas para que esa comida, si estaba en buenas condiciones, se dirigiera a comedores sociales y a personas con necesidad.
Hoy los colegios se han vaciado de niños porque han comenzado sus vacaciones escolares, los comedores de los centros están cerrados y las mesas vacías hasta el curso que viene.
Pero ¿qué pasa con esos niños que sólo hacen una comida completa al día, precisamente la que hacían en el comedor del colegio que ahora está cerrado por vacaciones?
Durante este curso que acaba de terminar, la FAPA Giner de los Ríos ha estado recogiendo firmas durante meses para tratar de impulsar una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para que los comedores escolares, de un modo u otro, se abran también los días no lectivos, precisamente para esos niños que durante el curso han encontrado en el comedor la comida que sus padres no pueden ofrecerles en casa por la situación económica en la que se encuentran.
A este respecto, Cristina Romero, la promotora de esa recogida de firmas para que no se derrochara la comida de los comedores escolares, nos comentaba su opinión:
“En cuanto a la iniciativa de la FAPA la encuentro muy acertada y justa. De hecho, yo en verano colaboro con la organización social Educo justamente para ayudar con esta causa, la de familias no favorecidas que sólo hacen una comida completa al día en el colegio y que cuando éste está cerrado, tienen un verdadero problema.”
La recogida de firmas ha sido muy intensa ya que los requisitos exigidos en la Comunidad de Madrid para crear una ILP son más exigentes que en ninguna otra comunidad de nuestro país. Se requieren 50.000 firmas y finalmente se consiguieron.
Según palabras de la propia FAPA
“En dos años hemos conseguido que se reconozca el problema, que exista una normativa, un acuerdo entre la Comunidad de Madrid y los ayuntamientos y que haya un presupuesto para que se haga.”
Trabajo en equipo
Desde CEAPA también han planteado esa necesidad, la de la apertura de los comedores escolares para los niños que lo necesiten como una obligación por parte de los poderes públicos.
Han apoyado desde esta confederación, la petición del Defensor del Pueblo a los ayuntamientos con “familias vulnerables” durante la etapa vacacional.
Los servicios sociales de cada municipio marcan unos mínimos por los que las familias en peligro de exclusión o familias vulnerables por la situación económica que padecen, puedan optar a determinadas ayudas económicas.
La situación de los niños, además debe ser tratada de modo que no se genere una discriminación, para ello muchas de estas asociaciones mencionadas y otras más planteaban la posibilidad de becar a esos menores en los campamentos urbanos que se desarrollan en los distintos municipio, incluyendo por supuesto el servicio de comedor para ellos.
Esa supuesta salida de la crisis de la que hablan mucho medios de comunicación, resulta que no ha llegado a las familias más desfavorecidas del país que siguen necesitando, para dar una alimentación equilibrada a sus hijos, la ayuda de los poderes públicos, las administraciones más cercanas.
Cerrar los comedores escolares los dos meses de verano no ayuda ni a padres ni a niños sino todo lo contrario. La alimentación equilibrada de los niños debe asegurarse también durante el verano, según señalan organizaciones como FAPA y CEAPA y organismos públicos como el Defensor del Pueblo.
La solidaridad nos define como sociedad y en el caso de la alimentación infantil, es si cabe aún más sangrante la situación.
Fotos | iStockphoto
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