Al iniciarse en la alimentación complementaria, a partir de los seis meses, el bebé empieza a adquirir preferencia por ciertos alimentos, por eso es muy importante cuidar la cantidad de sal que consumen. Según una reciente investigación, los primeros alimentos del bebé parecen afectar su gusto futuro por la sal.
El organismo del bebé no es capaz de procesar el exceso de sal y también condiciona su salud a largo plazo.
Según el estudio, ofrecer al bebé alimentos procesados antes de los seis meses, como cereales, pan, galletas y potitos, que muchas veces contienen sal añadida, influye sobre la preferencia por el sabor salado.
A los dos meses se les ofreció a los bebés una bebida salada y agua, y se mostraron indiferentes o rechazaban los líquidos salados, y preferían el agua. A los seis meses de edad, los que habían sido introducidos a los alimentos regulares almidonados preferían los líquidos salados al agua, mientras que los que no habían comido ningún alimento almidonado permanecieron indiferentes o rechazaban los líquidos salados.
Cuando llegaron a la edad preescolar, los niños que habían sido introducidos a alimentos regulares almidonados antes de los seis meses eran más propensos a lamer la sal de los alimentos y a comer sal sola. Sin embargo, los que habían probado otros alimentos regulares, como la fruta, no tenían esta preferencia por la sal.
Por tanto, hay que tener especial cuidado con los primeros alimentos del bebé. Por un lado, no ofrecerlos antes de los seis meses, pues su organismo es aun inmaduro para procesarlos. Por otro, cuando corresponda, ofrecer alimentos naturales y no añadir nada de sal en las comidas del bebé. Si se acostumbra a alimentos naturales, esto repercutirá en una mejor calidad de vida en la edad adulta.
Vía | Uno más en la familia Foto | subewl en Flickr Más información | Healthfinder En Bebés y más | Nada de sal en la comida del bebé, Demasiada sal