Prevención del déficit de hierro en la infancia

Los efectos negativos de la deficiencia de hierro en el desarrollo de las personas han sido sujeto de investigación durante las últimas décadas, y especialmente se han estudiado los efectos de la deficiencia de hierro que ocurre desde la edad fetal hasta el destete.

Aunque el hecho de que se hagan investigaciones principalmente en animales y que incidan diversos factores medioambientales en los resultados complica la interpretación de los mismos en los seres humanos.

Sí parece claro que la deficiencia de hierro durante la infancia afectaría negativamente el desarrollo, debido a mecanismos fisiológicos diversos y a un fenómeno denominado “aislamiento funcional", que se refiere a una variedad de comportamientos exhibidos por los lactantes deficientes en hierro y con anemia (por ejemplo son más temerosos, cautelosos, dubitativos...), todo lo cual puede contribuir a su menor desarrollo.

La interacción entre los factores nutricionales y ambientales puede dificultar la interpretación de los resultados de los estudios en seres humanos, ya que los lactantes más comúnmente afectados por las deficiencias de hierro provienen, generalmente, de clases socioeconómicas más bajas.

Las condiciones de dichos estratos pueden contribuir a un desarrollo más pobre: falta de estímulo en el hogar, educación y menor coeficiente intelectual de las madres, depresión materna, padres ausentes, bajo peso al nacer, destete precoz, infecciones parasitarias, niveles elevados de plomo en sangre y desnutrición en general.

Sin embargo, aún después de controlar estas diferencias, se ha encontrado que la anemia por deficiencia de hierro durante la infancia (entre los seis a los 24 meses de edad), se asocia con menor desarrollo cognitivo, motor y/o social/emocional.

El tratamiento no es suficiente

Hay estudios que muestran deficiencias persistentes en el desarrollo de lactantes anémicos o deficientes crónicos de hierro, que recibieron tratamiento para corregir la deficiencia y /o la anemia. En algunos estudios, los efectos se mantienen aún más allá de los 10 años después del tratamiento.

Las diferencias en cuanto a pruebas cognitivas son significativas, tanto en personas de clase socioeconómica media, como en un estatus menor (entonces, el efecto negativo se multiplicaba).

En el documento titulado “Más allá de la supervivencia: Prácticas integrales durante la atención del parto, beneficiosas para la nutrición y la salud de madres y niños", de la Organización Panamericana de la Salud (la oficina regional de la Organización Mundial de la Salud), se concluye que previniendo la anemia por deficiencia de hierro durante la infancia se puede asegurar que los niños aprovecharán y optimizarán la educación que recibirán.

No obstante, a partir de los estudios analizados, parece ser que el tratamiento de una anemia ya establecida puede no ser suficiente para prevenir los efectos negativos y a largo plazo en el desarrollo. Por lo tanto se debe enfatizar la necesidad de implementar intervenciones dirigidas a prevenir el desarrollo de la deficiencia de hierro.

Prevenir el déficit de hierro en la infancia

En este sentido, intervenciones como el pinzamiento tardío del cordón, que ayudan a mantener un nivel adecuado de hierro, son de particular importancia: ya hemos visto que el corte tardío del cordón previene la anemia.

El corte tardío mejora el estado del hierro hasta los seis meses de edad, lo cual ha demostrado ser importante para prevenir la deficiencia de hierro y la anemia durante la infancia. Las reservas de hierro del nacimiento son un fuerte predictor del posterior estado del hierro y anemia durante la infancia.

Los niveles de hierro de un niño a los seis meses dependen muchísimo de las reservas de hierro al nacer y del corte temprano del cordón (que puede reducir las reservas hasta en un 33%).

Para evitar la anemia en los bebés también hay que asegurarse de que la madre no tiene anemia durante el embarazo. Por ello, en la gestación hemos de cuidar nuestros niveles de hierro, por ejemplo tomando alimentos ricos en este mineral y mediante los suplementos alimenticios recomendados.

De estos modos se puede prevenir el déficit de hierro en gran medida, ya que las reservas del bebé serán mayores y podrá tener el hierro asegurado hasta, como mínimo, seis meses, cuando se inicia la alimentación complementaria.

Vía | PAHO En Bebés y más | Los bebés amamantados conservan sus reservas de hierro a los seis meses, Anemia sideropenica, ¿Es perjudicial para los bebés la lactancia materna exclusiva durante seis meses?, El ácido fólico y el hierro en el embarazo contribuiría a tener niños más listos

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