La cantidad y cualidad de los alimentos que consumen los niños es una cuestión que preocupa a las familias, y es lógico ya que la alimentación es un pilar fundamental para una vida saludable. Cuando empieza la alimentación complementaria y unos años después una pregunta que puede surgirnos es ¿toma demasiada proteínas mi hijo?
¿Le estaré dando los alimentos adecuados? ¿Dónde reside el exceso de proteínas? ¿Qué puedo hacer para que mi hijo se alimente saludablemente? Muchas cuestiones son de sentido común, como el tema de las cantidades o de los alimentos inapropiados. Aunque sabemos que en ocasiones se cometen excesos...
En el caso de las proteínas, nuestros niños suelen tomar más de las recomendadas. ¿Cómo saber si es nuestro caso? Veamos cuáles son las cantidades diarias recomendadas, los alimentos que más proteínas contienen y en función de ello podremos hacernos una idea y modificar los hábitos si fuera necesario.
Según la FAO y la OMS, estas son las recomendaciones generales de proteínas al día, para niños mayores de un año, aunque hay que tener en cuenta variaciones respecto al contexto o actividad física que realiza cada niño...
Los niños de uno a dos años deben tomar alrededor de 1,6 gramos de proteínas por cada kilo de peso (unos 20 gramos al día para un peso de 13 kilos).
Para los niños de dos a cinco años se recomienda 1'5 gramos de proteínas por cada kilo (unos 30 gramos diarios para un peso de 20 kilos).
A partir de los cinco años, 1'3 gramos.
¿Dónde hay más proteínas?
Sabiendo dónde se encuentra el mayor aporte proteico, podremos controlar su consumo. Aunque todos los alimentos contienen alguna cantidad, los más ricos en proteínas son la carne, el pescado, los huevos, la leche y sus derivados, las leguminosas y los frutos secos.
Ten en cuenta que las proteínas recomendadas deberían de ser un 65% de origen animal y un 35% de origen vegetal, por lo que hay que compensar las primeras, restringir huevos, carnes y pescados y ofrecer también legumbres o cereales con alto contenido proteico como las lentejas, soja, la quinoa.
La carne contiene aproximadamente un 60% de agua, un 20% de grasa y otro 20% de proteínas. Esto quiere decir que, con 100 gramos de carne, estamos tomando 20 gramos de proteínas. Por eso no se recomienda dar a los niños dos veces al día carne, porque junto al resto de alimentos se superaría fácilmente la cantidad diaria recomendada.
Lo mismo sucede con los pescados, de alto valor proteico (bacalao, salmón, rape... alrededor del 20%; en este sentido, la merluza tiene menor cantidad, 15%).
El huevo tiene 6-7 gramos de proteína por unidad (las proteínas del huevo se concentran en la clara). Ten en cuenta que si haces tortilla de queso u otras combinaciones, la cantidad de proteínas aumenta. Debido a esta gran cantidad de contenido proteico, se recomienda que los niños pequeños no tomen más de dos o tres huevos a la semana.
El lomo embuchado o el jamón serrano contienen muchas proteínas (40% y 30% aproximadamente).
Los quesos entre el 30% y el 20% son varios: manchego, emmental, gruyere, roquefort, cabrales (el manchego curado es el que más proteínas tiene).
Legumbres como la soja (37%) o las lentejas (23%).
La quinoa posee un 23% de contenido proteico.
100 gramos de cacahuete o maní contienen 27 gramos de proteínas (las almendras, 20).
El pan contiene aproximadamente un 10% de proteínas.
Por su parte, la leche de vaca que pueden tomar los niños a partir de un año tiene un contenido aproximado de 3'5% de proteínas, igual que los yogures. Hemos de señalar que las leches en polvo contienen muchas más proteínas (entre 25-35%).
Las proteínas, necesarias
La OMS señala que las proteínas son necesarias para la salud y se relacionan con un adecuado crecimiento:
En los niños y en las mujeres embarazadas o lactantes, se considera que las necesidades de proteínas comprenden aquellas necesidades asociadas con la formación de tejidos o la secreción de leche a un ritmo compatible con la buena salud.
Las proteínas, entonces, son constituyentes esenciales del cuerpo y participan de todos los procesos vitales. Las proteínas de los alimentos nos proporcionan los aminoácidos esenciales, indispensables para formar y reparar órganos y tejidos, hormonas, enzimas, anticuerpos...
Pero recordemos que, aunque son necesarias y beneficiosas para el organismo, el exceso de proteínas aumenta considerablemente el riesgo de sufrir obesidad infantil a partir de los ocho o diez años (el exceso de proteínas se transforma en grasas), por lo que unos hábitos saludables son imprescindibles desde el principio.
Si nos faltan proteínas, por el contrario, podríamos sufrir deficiencia en el sistema inmunológico, problemas de crecimiento o intelectuales en niños o alteraciones de desarrollo den el feto en mujeres embarazadas.
En definitiva, saber si mi hijo toma demasiadas proteínas no es complicado, es cuestión de combinar los alimentos indicados, no abusar de los más proteicos y ahí tenemos una de las claves de una alimentación sana y equilibrada, que combinada con el ejercicio físico pone los cimientos para una vida saludable.
Fotos | Thinkstock
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