Verduras en la alimentación infantil: guisantes y judías verdes

Siguiendo en nuestro recorrido por las verduras y hortalizas en la alimentación infantil, hoy nos detenemos en los guisantes y las judías verdes que se pueden introducir en la dieta del bebé.

Las semillas tiernas de las legumbres son consideradas verdura, y por lo tanto el bebé las puede tomar cocidas cuando inicia la alimentación complementaria a los seis meses, a diferencia de sus "hermanas" mayores, las legumbres secas, de las que hablaremos más adelante.

El término "hortaliza", como ya dijimos en la introducción a esta serie de posts, incluye a las verduras y a las legumbres verdes o tiernas, como las habas, las judías verdes y los guisantes.

En el proceso de maduración de guisantes y judías verdes o ejotes se produce un endurecimiento de las vainas y las semillas. Pero cuando estas plantas están inmaduras, verdes o tiernas, resultan comestibles y se consumen como verdura.

Las más frecuentes para elaborar los primeros alimentos sólidos del bebé son los guisantes y judías, que se combinan frecuentemente con patata, calabacín y carnes o pescados adecuados a la edad del bebé.

Vamos a conocer cuáles son las propiedades nutricionales de estas dos hortalizas, así como sus variedades y su modo de preparación para la alimentación infantil complementaria.

Los guisantes en la alimentación infantil

El guisante, que también recibe los nombres de alverja, arveja, arjeva o chícharo (Pisum sativum) es la pequeña semilla redondeada, comestible, de la planta que se cultiva para su producción. De algunas variedades se pueden consumir las propias vainas por ser muy tiernas.

Los guisantes se pueden consumir frescos o secos, pero para las primeras comidas del bebé hablamos de estos guisantes tiernos, porque hay algunas diferencias significativas respecto a su contenido en nutrientes que hace que los guisantes secos no sean adecuados hasta el tercer trimestre, como el resto de legumbres.

Los guisantes verdes frescos son más dulces y sabrosos, y contienen mucha más agua que los secos, menos proteínas, menos grasas e hidratos de carbono, por lo que son indicados para bebés a partir de los seis meses.

Cuando el guisante es fresco, recién recogido (o se congela fresco), presenta un sabor más dulce que la legumbre seca, debido a la presencia de azúcares simples, que conforme pasa el tiempo, se transforman en almidón. Es entonces cuando los guisantes se muestran menos dulces, se secan y son más difíciles de digerir.

Los guisantes son una fuente importante de fibra y de varias vitaminas. Son ricos en vitaminas del grupo B, que contribuyen al buen funcionamiento del sistema nerviosos. Como la tiamina (B1, muy abundante en el guisante verde común, menos en el guisante enano y el tirabeque), riboflavina (B2), niacina y piridoxina (B6).

También contiene ácido fólico, vitamina K y vitamina C, así como pequeñas cantidades de alfa y beta-carotenos (precursores de la vitamina A). Los guisantes contienen minerales como hierro, fósforo, magnesio, cinc y potasio.

Los guisantes congelados o en lata contienen menos cantidad de vitaminas y minerales como consecuencia del procesado del alimento.

Las judías verdes en la alimentación infantil

Las judías verdes también se conocen como ejotes, vainitas, bajocas, chauchas o habichuelas verdes. Son vainas aplanadas y alargadas, en cuyo interior se dispone un número de semillas variable según la especie.

Aunque en el proceso de maduración las paredes de la vaina se endurecen mediante la formación de tejidos fibrosos, en su forma inmadura resultan comestibles y se consumen como verdura.

Existen más de cien variedades de judías, que se clasifican en dos grandes subespecies bastante comunes y reconocibles, ambas aptas para el consumo infantil hervidas o trituradas:

  • Judías de enrame: se caracteriza por su vaina gruesa y aplanada. Son matas con tallos largos que han de sujetarse con varillas.

  • Judías enanas: presentan una vaina más estrecha y redondeada. Sus matas son bajas, por lo que se pueden sujetar solas.

Las judías verdes son un alimento con un bajo aporte calórico. Presentan menos de 30 calorías por cada 100 gramos. Este contenido calórico se debe a la presencia de hidratos de carbono, así como a la presencia de una pequeña cantidad de proteínas.

Son una buena fuente de fibra, aunque su contenido es menor al que encontramos en otros vegetales. Contribuyen por ello al tránsito intestinal.

Entre sus minerales destaca la presencia de potasio y calcio, y en menor proporción, yodo, fósforo, hierro y magnesio. Las judías verdes son una de las verduras más pobres en sodio debido a que son muy sensibles a la concentración de sal del suelo.

En cuanto al contenido en vitaminas de las judías verdes, son buena fuente de vitamina C, folatos (fundamentales para el desarrollo neuronal), y provitamina A o beta-caroteno, así como de B2 y B6, presentes en menor cantidad.

Todas estas propiedades nutricionales contribuyen al buen desarrollo del organismo y el funcionamiento de los distintos sistemas. Además, es un alimento muy digestivo, apto para los bebés cuando inician la alimentación complementaria a partir de los seis meses.

Modo de preparación de las judías verdes y los guisantes

Estas verduras se pueden combinar con otras aptas desde los seis meses del bebé, como la patata, batata, calabacín y calabaza. De este modo se abre el abanico de nutrientes, aportando al organismo del bebé los beneficios de distintas vitaminas y minerales presentes en otras hortalizas.

Ambas podemos ofrecerlas al bebé de diversas formas: en trocitos, trituradas y como papilla o puré, pero primero debemos hervirlas o cocerlas al vapor para que se ablanden. No se deben cocer en exceso porque perderían gran parte de sus nutrientes.

En el caso de los guisantes, al ser un alimento redondo y pequeño, como los tomates cherry o las aceitunas, conviene darlos al bebé en trocitos más pequeños o chafados, y retrasar ofrecerlos enteros unos meses para evitar el riesgo de atragantamiento.

Es importante mencionar que las judías verdes nunca han de consumirse crudas, pues además de resultar indigestas poseen una sustancia tóxica conocida como faseolina que se elimina durante la cocción. Antes de cocinarlas es necesario separar el filamento longitudinal que presentan algunas variedades, así como los extremos duros. A continuación, se lavan y ya están listas para ser cocinadas.

El tiempo de cocción depende de la dureza del agua que empleemos y del tipo de olla. Los guisantes se cocinan antes que las judías, por lo que si los cocinamos juntos conviene echarlos a la olla transcurridos unos minutos de la cocción de las judías. Para las judías pueden ser suficientes 15 minutos para las variedades más finas y 25 para las gruesas hasta que se ablanden. Para los guisantes unos 10 minutos.

Una vez cocinados, los guisantes y judías hay que consumirlos pronto porque pierden rápidamente sus nutrientes. Para el día siguiente pueden guardarse en la nevera bien tapados. Si vamos a tardar más en consumirlos es conveniente congelarlos y descongelar en el frigorífico 24 horas antes de que el bebé vaya a comerlos.

Como hemos comentado anteriormente hablando de vegetales en la alimentación infantil, podemos ofrecer a los niños guisantes y judías verdes también de forma creativa o divertida, incorporándolos a recetas de otros platos o guisos como los siguientes:

Recordamos nuevamente que no se debe añadir sal a las verduras hasta los 12 meses, pero se puede añadir un poco de aceite (mejor de oliva) en frío a los purés o papillas listas para tomar.

Como vemos, los guisantes y las judías verdes son unas verduras idóneas para los bebés gracias a sus propiedades nutricionales y su fácil digestión. Primero en papilla o trocitos, y después en el plato junto a la comida de toda la familia, formarán parte de una dieta sana.

Fotos | iStock, Pexels

También te puede gustar

Portada de Bebés y más

Ver todos los comentarios en https://www.bebesymas.com

VER 0 Comentario