La cebolla, el puerro y el ajo pertenecen a la familia de las amarilidáceas, una planta bienal originaria de Europa y Asia Occidental que se cultiva por sus hojas, bulbo y flores comestibles.
Nos centramos en la cebolla y el puerro para la alimentación del bebé a partir de los seis meses, porque sus propiedades nutricionales y su facilidad de digestión hacen a estas verduras aptas para el consumo infantil, cocinadas en forma de papilla.
En ocasiones se suele retrasar la introducción de la cebolla unos meses en la alimentación infantil, pero por cuestiones de olor y sabor más que de adecuación al bebé, ya que se trata de una verdura muy aromática. Sin embargo, si mezclamos la cebolla con otras verduras para la elaboración de los purés, el sabor y el olor se suavizan y no hay inconveniente en ofrecerla al bebé.
Vamos a conocer cuáles son las propiedades nutricionales de estas dos hortalizas, así como sus variedades y su modo de preparación para la alimentación infantil complementaria.
El puerro en la alimentación infantil
El puerro, porro, ajo porro, ajoporro o poro (Allium ampeloprasum var. porrum) es una de las variedades cultivadas de la especie Allium ampeloprasum.
La planta del puerro es fácilmente reconocible por sus tres partes: las hojas largas y lanceoladas (con tonalidades verde-azuladas) algo planas, un pequeño bulbo blanco y alargado del que salen raíces pequeñas. Para la comida del bebé nos interesa la parte central, el bulbo blanco.
El sabor del puerro es un poco más suave que el de las cebollas, por lo que puede ser más apropiado para las primeras papillas.
La planta tiene las mismas propiedades medicinales que el ajo, pero en una forma mucho más suave y con los principios activos más suaves.
El agua es el componente mayoritario, lo que, unido a su bajo contenido en hidratos de carbono, convierte al puerro en un alimento de escaso aporte calórico. Además, presenta una cantidad importante de fibra y de algunas vitaminas y minerales: destaca su contenido en potasio (necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal).
El puerro también es una fuente rica en magnesio (se relaciona con el funcionamiento de intestino, nervios y músculos y formación de huesos y dientes, mejora la inmunidad), calcio y hierro.
El puerro es una buena fuente de folatos (intervienen en la producción de glóbulos rojos y blancos y en la formación de anticuerpos del sistema inmunológico) y también aporta vitaminas C y B6, aunque estas últimas en menor cantidad.
La vitamina C tiene acción antioxidante, participa en la formación de colágeno, huesos, dientes y glóbulos rojos, además de favorecer la absorción del hierro de los alimentos y aumentar la resistencia a las infecciones. La vitamina B6 actúa en el metabolismo celular y en el funcionamiento del sistema inmunológico.
Todas estas propiedades hacen del puerro un alimento adecuado para la alimentación del bebé, pues es rico en vitaminas y minerales necesarios para su correcto desarrollo y una fuente de agua y energía saludable.
La cebolla en la alimentación infantil
Allium cepa, o cebolla, es una planta herbácea bienal de la familia de las amarilidáceas. Es probablemente originaria de Asía Central, y en la actualidad se cultiva en todos los países europeos del Mediterráneo, así como en los países árabes, y el principal productor es México.
La cebolla es la parte subterránea en forma de bulbo con ramas verdes y redondas, que están huecas por dentro. Para la alimentación infantil interesa el bulbo de la cebolla, que puede ser de distintas variedades según el color (cebolla blanca o de color, rosada, morada, roja, amarilla...) y va cubierto de una piel seca marrón no comestible.
Algunas de estas variedades tienen un sabor más suave que otras, y preferiblemente deberemos escoger éstas para elaborar la papilla del bebé, aunque al cocerlas el sabor y el olor se suavizan bastante.
La abundancia de quercitina protege al sistema cardiovascular. Otros componentes presentes en la cebolla como el fósforo, silicio, hierro, yodo o potasio benefician el correcto funcionamiento orgánico. Tiene muy bajo contenido en azúcares, grasas y calorías y posee fibra, que ayuda a regular la función intestinal.
Además contiene vitamina C (aunque en menor cantidad que el puerro) y vitaminas fundamentales para el desarrollo como la B1, B3, B6, B9, E y ácido fólico. Todas estas características nutricionales hacen de la cebolla un alimento fácilmente digerible y saludable para el bebé.
Modo de preparación de la cebolla y el puerro
Para triturar la cebolla o el puerro a la hora de elaborar la papilla del bebé hay que hervirlos o cocerlos al vapor. No se deben cocer en exceso porque perderían gran parte de sus nutrientes, pero deben quedar blandos.
Para preparar el puerro habremos de cortar las hojas verdes y las raíces, y quedarnos exclusivamente con la parte más tierna del bulbo blanco, que lavaremos bien antes de introducir en agua para hervirlo.
La cebolla se ha de pelar en sus variedades que presentan capas externas secas, y cortar las raíces y hojas si las hubiera. Como sabemos, al trocear y romperse las células de la cebolla se desprende una sustancia irritante que puede hacer que lloren los ojos de quien las prepara, por lo que es conveniente cortarlas bajo un chorro de agua.
El tiempo de cocción depende del tipo de olla que empleemos y la dureza del agua, pero hemos de procurar que los filamentos, sobre todo del puerro, se deshagan bien a la hora de triturarlos. Si preferimos no hervir tanto el puerro, lo excluiremos a la hora de batir las verduras, aunque habrá quedado en el agua la sustancia que sí pasa a la papilla.
Es conveniente que en la elaboración de estas verduras para la papilla del bebé se combinen con otras hortalizas que suavicen el sabor y el olor, como guisantes, judías verdes, patata, batata, calabacín, calabaza... Así también añadimos distintos nutrientes, aportando al organismo del bebé los beneficios de más vitaminas y minerales presentes en otras hortalizas.
Una vez cocinados, la papilla con cebolla y puerro hay que consumirla pronto porque pierde rápidamente sus nutrientes. Se puede agregar una cucharadita de postre de aceite de oliva crudo al puré cuando lo vayamos a dar al bebé, pero nunca sal, hasta después del año de edad.
Para el día siguiente el puré puede guardarse en la nevera bien tapado. No es conveniente recalentar demasiado, mejor guardar en frío lo que no vaya a tomar el bebé y calentar lo justo al día siguiente. Si vamos a tardar más en consumirlo es conveniente congelarlo ya hecho papilla y descongelar en el frigorífico 24 horas antes de que el bebé vaya a comerlo.
A los seis meses el puré debe ser fino, pero a partir de los 8 o 9 meses podemos ir dejando algunos trocitos más grandes, triturando menos la papilla, para que el bebé se acostumbre a nuevas texturas, pues en pocos meses estará dispuesto a masticar sólidos y a manipular él mismo los alimentos.
Como vemos, la cebolla y el puerro son unas verduras idóneas para los bebés gracias a sus propiedades nutricionales y su fácil digestión. Primero los saborearán en papilla junto a otras verduras, después a trocitos, y finalmente en las recetas que saboree toda la familia como parte de una dieta sana.
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