Ya no hay vuelta atrás: el debate sobre la modificación genética en humanos ha llegado para quedarse y crecer. Desde que, hace unos días, el investigador He Jiankui afirmara haber conseguido el nacimiento de dos mellizas modificadas genéticamente, las noticias no han hecho más que hervir.
De pronto, CRISPR, la técnica de edición genética más novedosa y eficaz de nuestra historia, está aún más en candelero si cabe. Esto ha provocado que la atención se vuelva, sin más remedio, a otras técnicas similares. Así mismo ha ocurrido con la Universidad de Harvard, que ha comenzado a editar los genes por su cuenta. ¿Tiene las mismas implicaciones?
¿Qué diferencia hay entre la edición genética de Harvard y la de China?
Repasemos el caso chino: He Jiankui consiguió modificar genéticamente a dos embriones, los de las mellizas. Lo hizo utilizando un virus inofensivo diseñado para que "corte" la parte del ADN que no queremos y pegue una modificación. En concreto, esta modificación es la del gen CCR5.
Con esta modificación ha conseguido que una de las bebés sea inmune al VIH, el virus del sida. La otra posee copias genéticas de esta modificación y de su gen original, por lo que no es inmune. Como decíamos, lo que hizo el investigador fue someter a los embriones de las niñas, procedentes de la fecundación in vitro, antes de implantarlos, al virus de marras. De ahí que la eficacia no haya sido del 100% en los dos casos.
Ahora viajemos a Harvard, Estados Unidos. Allí, Werner Neuhausser, doctor en FIV, está preparando su siguiente experimento: editar los genes de los espermatozoides. El objetivo de Neuhausser es provocar una modificación en el gameto (la célula reproductiva) que al fecundar el óvulo genere un embrión con una gran resistencia al Alzheimer. El tratamiento con el virus, por tanto, se hace sobre el espermatozoide y no sobre el embrión ya gestante.
Esta es la primera de las diferencias: no se toca el embrión, sino las células reproductivas. Esto, a nivel legal, tiene sus implicaciones. En Estados Unidos no es legal modificar genéticamente a un ser humano, mediante un tratamiento médico. Pero sí que es legal modificar cualquier cosa que no sea un ser humano, como podrían ser las células que se convertirán en un ser humano. La diferencia esencial, dentro de lo legal, es que un embrión ya puede considerarse un ser humano (dependiendo de la argumentación biológica). Un espermatozoide no.
Sin embargo, como explicábamos, la intención es crear un ser humano, fecundando un óvulo con el espermatozoide modificado. ¿Estaríamos ante un humano modificado genéticamente? Los legalistas y expertos en bioética discuten estos días acaloradamente sobre las implicaciones que tendrán estas investigaciones. Y es que esta no es la primera vez, ni mucho menos, que se hacen este tipo de investigaciones.
La caja de Pandora no se volverá a cerrar
A pesar de las discusiones, acusaciones y miedos, en la comunidad científica poco a poco se asienta un mismo sentimiento: la modificación de seres humanos, de mano de CRISPR, ha llegado para quedarse. El caso de China solo ha sido el primero en abrir la puerta. Aunque ya se han hecho otros intentos de modificación, este ha sido el primero en aclamar su éxito, obviando las preocupaciones en el resto del mundo.
Los investigadores, ahora, se remueven inquietos en sus laboratorios. Seguramente hay quien se alegre de que haya sido otro el que ha dado el primer paso. Por el momento, las autoridades chinas han condenado el trabajo de Jiankui y lo han suspendido de empleo y sueldo.
Pero no podemos volver la vista a lo que ya se ha hecho. Si atendemos a las afirmaciones del investigador, más niños modificados genéticamente están de camino. Muchos expertos creen que la era de la modificación genética acaba de comenzar, y que más vale que en vez de seguir preguntándonos si esto está bien o mal, comencemos a adaptar nuestros conceptos y leyes al hecho.
Luces y sombras de la modificación genética
Si hablamos de CRISPR y modificación genética humana, no podemos dejar de hablar de George Church, uno de los personajes más polémicos en el mundo de la biología. Además de una larga ristra de temas debatibles, Church es uno de los principales defensores de la modificación genética humana. Pero no cualquier tipo de modificación. De lo que habla este biólogo molecular es de 10 genes, en concreto.
Estos genes presentan, a veces, una mutación que promueve una ventaja para la salud. Por ejemplo, el gen MSTN presenta una mutación conocida como IVS1+5G>A que permite un mayor crecimiento muscular. El PCSK9 tiene una mutación que protege contra las enfermedades cardiovasculares y el A673T puede librarnos, en gran medida, del Alzheimer. Además, estas mutaciones en concreto no presentan ningún tipo de perjuicio. En opinión de Church, y otros genetistas, ¿por qué no promoverlas de forma sistemática en los recién nacidos?
La capacidad de solucionar graves problemas de salud puede parecer razón más que suficiente para justificar la modificación. Pero existen diversas cuestiones a tener en cuenta. En primer lugar, está la cuestión económica y social: ¿quién podría permitirse un tratamiento así y quién no? ¿Eso implica una ventaja evolutiva? ¿Legalmente qué estatus tendría cada persona? ¿Eso afectaría a los seguros, a la seguridad social, a las prestaciones sociales...? Por otro lado, tener la capacidad no siempre implica que esté bien. ¿Es ético "industrializar" la procreación?
Si miramos más allá de las cuestiones sociales y legales, también existen otros problemas de corte biológico: aunque la modificación fuera segura, como estos genes, no podemos prever aquello que es imprevisible, valga la redundancia. ¿Existirá algún problema a la larga que relacione a estas mutaciones? No hemos tenido la oportunidad de comprobarlo todavía. En ecología existen algunas reglas muy marcadas.
Entre ellas está una cosa que habla de diversidad genética: cuanta más hay, es decir, cuantos más genes distintos hay, más fácil será que la población se adapte a una catástrofe. Imaginemos que una enfermedad virulenta y terrible está relacionada con alguno de estos genes para los que toda la humanidad hemos adquirido una mutación. Esto supondría un serio problema.
En definitiva, existen muchos beneficios, pero demasiadas incógnitas. Nadie va a detener a investigadores como Jiankui o Neuhausser para que sigan adelante, así que más vale estar preparados para responder a las preguntas que surjan a partir de ahora.