Las intoxicaciones son un motivo relativamente frecuente en pediatría: una de cada 250-300 visitas a Urgencias es por este motivo. Aunque en la mayoría de los casos se trata de intoxicaciones leves que no precisan tratamiento, en otros pueden llegar a ser muy graves e incluso precisar ingreso en Cuidados Intensivos. El Grupo de Trabajo en Intoxicaciones de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas estima que hasta el 20% de los pacientes que contactan con tóxico puede precisar ingreso y entre el 0,5 y el 1,5% ingresará en Cuidados Intensivos.
Más del 90% de las intoxicaciones sucede en el hogar y en muchos casos son por productos de uso habitual. Por ello, es importante conocer las medidas de prevención y saber cómo actuar en el caso de que se produzca o se sospeche una intoxicación.
¿Con qué se intoxican los niños más frecuentemente?
Las intoxicaciones no intencionadas, de las que hablaremos en este artículo, son más frecuentes en los niños pequeños, especialmente en los menores de cinco años. La causa más frecuente son los medicamentos, seguidos de los productos de limpieza del hogar.
Las intoxicaciones por inhalación también son relativamente frecuentes en menores de 10 años, siendo más de la mitad por monóxido de carbono. Además, las intoxicaciones también pueden producirse por vía tópica (contacto con la piel).
Las intoxicaciones intencionales, con fines suicidas o de ocio, son más frecuentes en la adolescencia, a partir de los 12 años.
Intoxicación por medicamentos
Los niños pueden sufrir una intoxicación tanto por medicaciones que tomamos los adultos como por medicaciones que toman los propios niños, debido principalmente a errores en las dosis.
Los fármacos más frecuentemente implicados son los psicofármacos (especialmente las benzodiacepinas, empleadas para conciliar el sueño por los adultos), los anticatarrales y antitérmicos, especialmente el paracetamol. Aunque generalmente los niños toman poca cantidad y no se alcanza la dosis tóxica, en otras pueden llegar a presentar síntomas graves. Algunos fármacos, en cambio, pueden ser altamente tóxicos a pequeñas dosis.
Intoxicación por productos del hogar
Son la causa de intoxicación más frecuente en menores de dos años, y la segunda en la infancia en general, tras los medicamentos. Dentro de estos, destacan los detergentes para lavar la ropa y la vajilla, lejía, limpiasuelos, limpia baños, ambientadores...
Los detergentes comercializados en forma de cápsulas de llamativos colores, tienen riesgos añadidos, pues resultan tremendamente atractivos para los niños y pueden estallarles en la boca al chuparlos o morderlos.
Por fortuna, la mayoría de productos de limpieza de uso doméstico son poco tóxicos y, además, debido a su mal sabor los niños suelen ingerir cantidades muy pequeñas. Algunos de estos son sustancias causticas, que producen quemaduras y pueden lesionar la piel, así como la boca o el aparato digestivo, produciendo dolor, amento del babeo y/o dificultad para tragar.
Intoxicación por monóxido de carbono
El monóxido de carbono es un gas producido por cualquier aparato usado para quemar combustible; no huele ni tiene color. La intoxicación se produje cuando se respira altas concentraciones en lugares mal ventilados. Suelen producirse en la propia vivienda por calderas, calentadores de agua, cocinas, braseros o chimeneas que no funcionan bien, así como en incendios o por el escape de los automóviles.
Por lo general, cuando sucede una intoxicación suele haber varios miembros de la familia afectados. En niños, los síntomas más frecuentes son dolor de cabeza, mareo, somnolencia, mal estado general y dolor de tripa o en el pecho. También pueden presentar dificultad para respirar, vómitos, dificultad para caminar…
Intoxicación por gel hidroalcohólico
Con motivo de la pandemia por Coronavirus se ha generalizado el uso de geles hidroalcohólicos en la mayoría de establecimientos, centros sanitarios, colegios e incluso muchos de nosotros lo llevamos en el bolso.
La mayoría de estos productos contienen alcohol y pueden producir lesiones si los ingieren los niños, al contactar con él o por inhalación. Vemos con frecuencia irritación de la piel por uso demasiado frecuente, así como en la boca si lo ingieren o en los ojos. En otros casos, mucho menos frecuentes, puede producirse vómitos, dificultad para respirar (por inhalación) e incluso síntomas neurológicos si se ingiere en grandes cantidades.
¿Qué hacer si sospechamos una intoxicación?
Es fundamental conservar la calma.
Lo primero que debemos hacer es separar al niño del tóxico: quitar el envase, sacarle a respirar aire fresco (si es una intoxicación por monóxido de carbono), quitar la ropa manchada con el producto y/o lavar con abundante agua cara y ojos en el caso de que hayan tenido contacto con la piel y las mucosas.
Debemos llamar al Instituto de Toxicología: 915620420 y explicar lo que ha sucedido. Es útil tener a mano el envase del tóxico.
Si nos lo recomiendan telefónicamente, o vemos que el niño tiene síntomas, debemos acudir a Urgencias. En este caso es importante llevar el envase del tóxico.
¿Cómo prevenir las intoxicaciones?
En cuanto llega un bebé a la familia es fundamental comenzar a aplicar medidas para prevenir este tipo de accidentes.
- Los medicamentos y productos de limpieza siempre deben de permanecer fuera del alcance y de la vista de los niños, idealmente en cajones y armarios que puedan cerrarse con llave y con tapones de seguridad.
- No debemos cambiar los productos de envase (no sacarlos del envase original), y mucho menos meterlos en envases de agua o refrescos que puedan dar lugar a confusiones.
En este sentido, hasta un 25% de las familias de niños que sufren intoxicaciones admite que los tóxicos estaban colocados al alcance de los niños y hasta un 25% de las intoxicaciones por productos de limpieza del hogar suceden con productos colocados en un envase diferente al original.
- No es recomendable tomar fármacos delante de los niños, pues pueden hacer lo mismo por imitación.
- Educar a los niños sobre los peligros de tomar fármacos es importante.
- Para evitar errores a la hora de administrar medicación a los niños, es recomendable consultar siempre la dosis antes de dárselo y actualizarla de vez en cuando con el pediatra, pues en muchos casos la cantidad varía en función del peso. Podemos rotular la dosis correspondiente en el envase y, si estamos administrando diferentes medicaciones o a diferentes niños, anotar las dosis y las horas. Evitar dar los fármacos en la oscuridad.
En cuanto la prevención de las intoxicaciones por monóxido de carbono:
- Es fundamental revisar periódicamente los sistemas de combustión que tengamos en casa y elegir aquellos aparatos que eliminen los gases hacia el exterior.
- Antes de irnos a dormir, apagaremos estufas y braseros. Es muy importante mantener bien ventilada la casa; no deberemos encender chimeneas con leña o carbón en lugares mal ventilados.
- Colocar un detector de monóxido de carbono es una buena medida preventiva.
- Verificar que la llama de los calentadores y calderas sea azul; si es de color amarillento, anaranjado o rojo puede deberse a que estén funcionando mal.
- No dejar encendido el motor de un coche o moto en un lugar cerrado o mal ventilado.