En octubre del año pasado, la pequeña Reese, de 17 meses, se tragó una pila de botón sin que nadie se diera cuenta. Su madre, Trista Hamsmith, la llevó al pediatra cuando la niña comenzó a vomitar y a respirar con dificultad, pero fue diagnosticada de un catarro.
Dos días después, la mujer se dio cuenta de que faltaba una pila de botón en el mando a distancia, y temiéndose lo peor decidió llevar a su hija a urgencias, donde los médicos le confirmaron sus sospechas. A partir de ese momento, la vida de esta bebé de Texas (Estados Unidos) se convirtió en una carrera de obstáculos, pero las secuelas que le quedaron fueron tan graves que acabó falleciendo el pasado mes de diciembre.
Mediante la difusión de la historia de Reese, su familia busca concienciar a otros padres de los peligros que tienen este tipo de pilas e insta a los fabricantes a hacer baterías más seguras para que lo que le sucedió a su hija no vuelva a repetirse con ningún otro niño.
Una pila de botón le provocó graves secuelas que no pudo superar
La radiografía que los médicos le hicieron a Reese en urgencias mostraba claramente la pila de botón alojada en el esófago, por lo que rápidamente decidieron intervenirla para extraérsela. Los médicos informaron a los padres de que este tipo de baterías podían causar graves secuelas, no solo porque al quedar atascadas taponan el esófago dificultando la respiración, sino porque liberan material tóxico y corrosivo que ocasiona quemaduras en los tejidos provocando lesiones devastadoras.
Aunque la operación salió bien y los cirujanos consiguieron extraer la pila del esófago, la pequeña empeoró días después debido a una fístula que se había producido en el esófago y la tráquea, como consecuencia de la corrosión ocasionada por la batería.
Este agujero hacía que tanto la comida y bebida que la niña ingería, como el aire que respiraba, fueran donde no tenían que ir, por lo que se hizo necesario reparar el tejido dañado mediante una nueva y compleja cirugía.
Una vez más, los médicos lograron reparar las graves lesiones, pero Reese debía permanecer sedada, con ventilación mecánica y una sonda gástrica para su alimentación hasta que se hubiera recuperado y estuviera preparada para hacer todo eso por sí misma.
Surgery went better than could be expected. We were able to get a full repair! Esophagus ✔️ trachea ✔️ fistula ✔️ They...
Publicado por Pray for Reese Hamsmith en Martes, 1 de diciembre de 2020
Pero la recuperación resultó especialmente dura para la pequeña, y tras varias recaídas, finalmente los médicos necesitaron practicarle una traqueotomía para ayudarla a respirar. Desgraciadamente, sus signos vitales comenzaron a debilitarse y a pesar de intentar reanimarla en varias ocasiones, Reese acabó falleciendo el 17 de diciembre de 2020.
Desde que el pasado octubre comenzara la pesadilla para esta familia, las noticias sobre el estado de salud de la niña se han ido actualizando en la página de Facebook "Pray for Reese Hamsmith", creada con el objetivo de alertar a otros padres sobre los peligros de las pilas de botón.
"La ingestión de pilas de botón es mucho más común de lo que la gente cree. Por eso, la historia de Reese necesita ser contada".
"Hay niños que mueren por este motivo y tenemos que hacer todo lo posible para que el mensaje llegue a los padres, así como presionar a la industria para que haga cambios que protejan a los niños" - decía la madre de Reese en declaraciones a Today Parents.
Baterías más seguras y compartimentos de pilas cerrados, para evitar accidentes
De acuerdo con la Academia Americana de Pediatría, cada año llegan a los centros de control de envenenamiento de Estados Unidos más de 3.500 incidentes por ingestión de pilas de botón, y aunque en España no tenemos cifras al respecto, es importante concienciarnos sobre los peligros que pueden acarrear este tipo de objetos.
Por eso, además de compartir la historia para crear conciencia entre otros padres, Trista Hamsmith quiere que los fabricantes de baterías aborden este problema y fabriquen pilas con diseños y tamaños más seguros para los niños. Y es que muchas pilas de botón apenas tienen el tamaño de una moneda de 1 ó 2 céntimos, por lo que se convierten en un objeto sumamente peligroso para los niños si se lo meten en la boca.
A esto se suma que las pilas de botón de litio son cada vez más utilizadas dado su reducido tamaño. Así, objetos cotidianos que todos tenemos en casa, como mandos a distancia, calculadoras, relojes, básculas de cocina o juguetes, funcionan con este tipo de baterías, alojadas en compartimentos de fácil acceso.
Pero mientras se reclaman más medidas de seguridad, las familias de niños que han tenido la desgracia de vivir esta experiencia no dejan de alertarnos del grave peligro que suponen las pilas de botón. Por eso es importante apartar del alcance de los niños los objetos que funcionan con estas baterías, no dejar a la vista las pilas usadas y no manipularlas nunca delante de ellos.
En caso de ingestión accidental, hay que acudir inmediatamente a urgencias. No hay que intentar extraer la pila manualmente, ni provocar el vómito ni administrar ningún medicamento.
Foto de portada | "Pray for Reese Hamsmith"
Vía | Today Parents
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