Llega la noche y con ella la hora del baño. El niño está entretenido jugando, y solo hace falta mencionarle lo que viene a continuación, para escuchar un "no, no quiero", con un tono más fuerte y más firme que el que has utilizado tú.
Es importante tener en cuenta que, como todo en la crianza, esto puede suceder por épocas. Cuando son pequeños, puede que bañarse les produzca miedo o simplemente que no les guste la sensación de tener mojada la cabeza. Sin embargo cuando son un poco mayores, tienen "cosas mucho más importantes qué hacer", así que es algo que no les entusiasma y para la cual siempre tendrán una negativa como primera respuesta. Hoy os contamos qué deberíamos hacer si nos encontramos en esa situación, y como solucionarlo de forma tranquila y sin lloros.
Evalúa la situación previamente
Si el niño está jugando y está muy concentrado, está claro que su primera respuesta va a ser un "no". Eso también puede pasar si está viendo la tele, pintando o si está muy cansado. En ese caso lo mejor es anticiparnos un poco y darles un margen de tiempo para que terminen lo que están haciendo: "ese dibujo te está quedando genial, en cuanto termines de pintarlo nos vamos a la ducha y me cuentas por qué elegiste esos colores". En caso que el problema sea agotamiento, muestra empatía: "sé que estás muy cansada, así que una ducha de agua calentita te va a ayudar a relajarte y a sentirte mejor".
Si notas que le da miedo, utiliza una bañera pequeña en vez de la de mayores
El momento del baño les puede generar miedos a los niños pequeños, como colarse por los desagües o caerse. Si está atravesando por un momento así, debemos ir poco a poco; en este caso puede convenir volver a utilizar una bañera pequeña en vez de llenar la de adultos y por supuesto, no dejarle solo nunca. Para hacer la transición a la de mayores podemos bañarnos con ellos (si les apetece), y así hacerlo un poco más paulatino.
Convierte ese momento en un juego
Los niños se toman de otra forma las cosas cuando las planteamos como un juego. En nuestro caso la negativa de mi hija (de 6 años) a bañarse, se presenta entre semana porque está muy cansada y prefiere una ducha corta, así que hemos optado por intentar batir un récord a la ducha más rápida contando desde que empezamos hasta que cierro el grifo. Ya no le digo que nos vamos a duchar, sino que vamos a ver cuál va a ser la puntuación del día y funciona genial.
El fin de semana nos lo tomamos con más calma y jugamos a las cocinitas con un par de botes vacíos y baño de espuma. Si algún día me dice que no quiere bañarse, solo necesito decirle que me apetece una tarta de vainilla con mucha crema, y en dos saltitos está lista al lado de la bañera.
Preparad el baño juntos
Siguiendo con el ejemplo anterior, cuando se va a bañar, tenemos que preparar la espuma y las cosas con las que quiere jugar en ese momento. Involúcrale echando el gel en la bañera, preparando los juguetes o diciéndole que se quite la ropa solito (a los niños les motiva sentirse autónomos).
No le obligues
Lo más contraproducente que podemos hacer, es obligarles. A menos de que jueguen en el lodo, suden mucho o se metan en una piscina, los niños no necesitan bañarse todos los días. Si ves que definitivamente está inapetente, que está agotado y que le va a venir mejor irse directo a la cama, deja que lo haga... seguro que un poco de comprensión en forma de "vale cariño, descansa que lo necesitas y mañana nos daremos una ducha calentita", recibirá el momento del baño de una mejor manera al siguiente día.
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