La Navidad está a la vuelta de la esquina, y aunque los peques la viven con ilusión desbordada, a los padres de niños alérgicos alimentarios o intolerantes nos produce más bien el efecto contrario. Celebraciones en torno a la comida, reuniones multitudinarias, ser anfitriones o acudir como invitados… ¡gestos que nos ponen el corazón a prueba!
Y es que cuando hay alergias ciertas situaciones pueden llegar a generarnos estrés, miedo, ansiedad y rechazo. Desde mi experiencia como madre de un niño alérgico me gustaría compartiros algunos consejos para evitar estos sentimientos negativos y tratar de vivir la Navidad con la misma ilusión y magia de nuestros hijos.
Si os han invitado a comer, ¡sed proactivos!
Si recibimos la invitación de celebrar la Navidad en casa de familiares o amigos, pensemos primero si esas personas tienen pleno conocimiento de la alergia alimentaria de nuestro hijo. Seguramente la conozcan porque se lo hayáis comentado alguna vez, ¿pero sabrína cómo manejarse en el supermercado o en la cocina evitando el alérgeno y la contaminación cruzada?
Si la respuesta es no, o dudáis de ello, mi consejo es que os mostréis proactivos y ayudéis, superviséis y os involucréis en la preparación del menú:
- Ofreceros a acompañar a la otra persona a comprar. Aunque con la nueva ley de etiquetado ahora resulta más fácil identificar los alérgenos presentes en los alimentos, para alguien que desconozca por completo el mundo de las alergias alimentarias el momento de ir al supermercado a comprar puede resultar caótico.
Otra opción es que os encarguéis vosotros de comprar aquellos platos o ingredientes del menú que puedan resultar más problemáticos o difíciles de encontrar en tiendas que no sean especializadas, por ejemplo, los dulces o postres.
Ofreceros a ayudar en la cocina a la persona que os invite a comer. De este modo, además de supervisar que no haya ningún riesgo de contaminación cruzada (que tan peligroso resulta para los alérgicos alimentarios), podéis aprovechar para informar sobre la importancia de la higiene y correcta manipulación de productos con el fin de evitar el contagio alimentario.
Si sois anfitriones, ¡cuidado en la mesa!
Puede que ser anfitriones en estas fechas resulte algo caótico, sobre todo si nuestra casa es pequeña o vamos a invitar a mucha gente. Aun así, para mí es la opción ideal ya que el control sobre la comida será exclusivamente nuestro.
¡Un detalle importante! No olvidéis preguntar a vuestros invitados si padecen alguna alergia o intolerancia alimentaria. Seguro que todos caemos en esto, pues es algo que vivimos diariamente, pero también puede que precisamente por estar centrados exclusivamente en la alergia o alergias de nuestros hijos, olvidemos que quizá a alguno de nuestros comensales también les ocurra lo mismo.
Una vez elaborado el menú, vamos a la disposición de la mesa; algo muy importante también a tener en cuenta:
Evitad que el niño alérgico se siente al lado de personas que no tengan plena implicación o conocimiento sobre su alergia alimentaria: quizá familiares o amigos a los que vemos de año en año, personas de edad muy avanzada que desconocen el mundo de las alergias alimentarias o niños pequeños. Vosotros, mejor que nadie, ¡conocéis a vuestros comensales!
¡No perdáis de vista a los niños! Si en la comida se van a reunir muchos niños, es importante no perderles de vista. Quizá sean familiares o amiguitos que conozcan perfectamente la alergia de vuestro hijo, y seguro que es más que probable que vuestro peque también sea plenamente consciente de ella, pero no dejan de ser niños en un entorno festivo.
Las risas, la despreocupación y las bromas les puede llevar a hacer cosas tan cotidianas y propias de la infancia como "jugar" con la comida, traspasar la comida de un plato a otro, intercembiar cubiertos o vasos... Si todos los peques están comiendo lo mismo (que es mi consejo) no habría mayor problema, pero si no es el caso y hay alérgenos presentes en otros platos, la contaminación estaría asegurada.
- Paciencia... mucha paciencia.
Las reuniones multitudinarias, sobre todo cuando se dan entre familiares o amigos a los que no vemos con frecuencia, pueden generar cierto estrés a los padres de niños alérgicos, especialmente cuando nos enfrentamos a determinadas frases y comentarios del estilo de:
- "qué exagerados sois"
- "en mi tiempo, los niños no eran tan blanditos"
- "por un poquito no le va a pasar nada"
- ?¿pero como va a llevar leche un trozo de chorizo? ¡Os estáis obsesionando!"
- "yo creo que estais sobreprotegiendo demasiado al niño"
- "a este crío lo que le hace falta es un buen trozo de chocolate. ¡Veréis como eso no le sienta mal!"...
Por eso, desde la calma, aconsejo que se informe de lo peligroso que es lo que acaba de decir o hacer la otra persona, argumentando con coherencia, datos y buenas formas para que nuestro mensaje sea escuchado y asimilado por el interlocutor. ¡En la información está la clave!
Llevad siempre en el bolso "el tupper de emergencia"
Y por último, os aconsejo que no salgáis de casa sin, lo que yo llamo, el "tupper de emergencia". Meted en este tupper caramelos, chocolate y dulces navideños aptos para vuestros peques alérgicos.
De este modo, si dudáis, podréis cambiar los caramelos que recojan en la cabalgata de Reyes por los caramelos que llevéis en el tupper, o podréis ofrecerles un trozo de chocolate o roscón de reyes apto cuando otros estén tomando los dulces típicos de estas fiestas.
Fotos iStock, Pixabay
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