Regalos, compromisos, comidas, compras, planes por todo lo alto, más compras... es probable que en estas fechas nos dejemos arrastrar por situaciones y emociones que impacten de múltiples formas en nuestros hijos.
En este sentido, puede que estemos haciendo cosas que contribuyan a que los niños vivan con intensidad la magia de la Navidad, o por el contrario, nos olvidemos de lo que verdaderamente tiene valor y les hace felices.
Por eso, si quieres que tus hijos vivan estas fechas de forma positiva y feliz, te compartimos aquello que puedes hacer (y qué cosas evitar).
Cosas que SÍ puedes hacer para que tus hijos tengan una feliz Navidad
1) Dejarte llevar por la "magia" de la Navidad
¿Recuerdas lo que sentías cuando eras niño y comenzaba esta época tan mágica del año? ¿Recuerdas cómo lo mirabas todo con la inocencia de unos ojos chispeantes? ¿Recuerdas cómo intentabas mantenerte despierto para ver a los Reyes Magos, cómo te ilusionaba reunirte con la familia o cómo disfrutabas con cada pequeño detalle?
Con la edad, los adultos vamos perdiendo esa capacidad de emocionarnos (e incluso muchos se transforman en el Grinch de la Navidad), y aunque cuando nos convertimos en padres solemos revivir estas fechas con la magia de antes, nunca está de más esforzarnos por recuperar la esencia del niño que fuimos. Haciéndolo no solo disfrutaremos como nunca de la época más bonita del año, sino que estaremos contribuyendo a que nuestros hijos vivan la Navidad con más intensidad y magia si cabe.
2) Compartir, en el amplio sentido de la palabra
Compartir es una palabra preciosa con un potente significado. A los padres se nos seca la boca de pedir a los niños que compartan, pero no siempre les damos el mejor ejemplo. Por eso, es importante reflexionar sobre aquello que podemos mejorar, comenzar a ponerlo en práctica ahora y continuar haciéndolo durante el resto del año.
Compartir con quienes menos tienen, compartir tiempo con los nuestros, regalar sonrisas y gestos amables, ofrecer lo mejor de nosotros mismos... En Navidad, y siempre, ofrezcamos al mundo nuestra mejor versión, tanto por nosotros mismos como por nuestros pequeños aprendices, nuestros hijos.
3) Procurar un ambiente familiar agradable
En muchas familias se viven rencillas o desavenencias que parecen acrecentarse en esta época del año, convirtiendo las comidas y cenas navideñas en "compromisos" que no apetecen y que generan un gran estrés.
Para que esto no suceda, los expertos aconsejan apartar momentáneamente cualquier conflicto familiar cuando nos reunamos, con el fin de evitar discusiones o enfrentamientos que den mal ejemplo a los niños y hagan sentir mal a los adultos.
Por otro lado, con las vacaciones escolares también es frecuente que se acrecienten las discusiones y peleas entre los hermanos. Si es el caso de tus hijos, puedes ayudar a mejorar el ambiente familiar actuando desde la calma, evitando juicios y etiquetas y animando a tus hijos a solucionar sus conflictos de forma respetuosa.
4) Crear tradiciones familiares que tus hijos recuerden
Estas fiestas pueden ser la excusa perfecta para crear tradiciones familiares que den un valor especial y diferente a nuestras celebraciones navideñas. Sin duda estas tradiciones serán momentos que los niños recordarán siempre, por lo que hemos de esforzarnos para que sean especiales.
5) Pasar tiempo con tus hijos
Nuestros hijos piden en sus cartas a Papá Noel y los Reyes Magos los juguetes que desean y nosotros, en la medida de lo posible, intentamos complacerlos, perdiendo a menudo de vista lo más importante: que el mejor regalo de Navidad para nuestros hijos somos nosotros.
En la vorágine del día a día apenas tenemos tiempo para estar en familia. Por eso, dado que en Navidad tenemos unos días de descanso, es importante aprovechar para desconectar del móvil y de las responsabilidades cotidianas, y conectar de verdad con vuestros hijos. Sin duda, esto les hará tremendamente felices.
6) Respetar sus ritmos
En general, el ritmo de vida de los adultos es bastante estresante, pues siempre vamos con prisas e interactuamos con los demás desde la más profunda desconexión. Pero quizá esta época del año, sobrecargada de planes, compras y compromisos, acreciente aún más esta forma frenética de vivir nuestro día a día, y acabemos incluso trasladándoselo a los niños.
Por eso debemos tomar conciencia, rebajar nuestras expectativas y adaptar nuestro rimo a las necesidades de los niños. De esta forma, todos podremos vivir unas Navidades felices y en calma.
7) Respetar sus gustos
Pero al igual que debemos respetar sus tiempos, hemos de hacer lo mismo con sus gustos. Y es que en estas fechas navideñas es fácil dejarnos arrastrar por tradiciones, multitudes o ambientes festivos sin darnos cuenta de que no todos los niños lo disfrutan por igual.
Por ejemplo, hay niños que se asustan con los petardos y las bengalas, que no les gusta sentarse en las rodillas de Papá Noel, que no desean tomar las uvas de Nochevieja o que se saturan con el exceso de ruido y luces de las cabalgatas. También los hay que detestan disfrazarse, que no quieren saludar con besos o que prefieren un simple plato de pasta con tomate antes que las delicatesen típicas de estas fechas, sin que por ello deban ser etiquetados como "raritos".
¡Si respetamos los gustos de quienes nos rodean, sin duda la experiencia de la Navidad será más feliz para todos!
8) Regalar experiencias
Muchas veces nos centramos únicamente en regalar juguetes a nuestros hijos, sin darnos cuenta de que las experiencias aportan un valor mucho más especial e incalculable que el juguete de moda, además de hacer más felices a los niños.
9) Convierte la Navidad en fuente de aprendizaje para tus hijos
Los padres debemos aprovechar cualquier situación o vivencia para convertirla en fuente de aprendizaje para nuestros hijos. En este sentido, la Navidad es quizá uno de los momentos más propicios para enseñar a los niños múltiples habilidades así como valores imprescindibles para la vida o cualquier otra enseñanza que repercuta en ellos de forma positiva.
Cosas que NO debes hacer si quieres que tus hijos tengan una feliz Navidad
1) Hiperregalar
Más que nunca, en esta época del año nuestros hijos están especialmente expuestos a los efectos de la publicidad. Los anuncios de televisión y los catálogos de juguetes ofrecen tanta información que los niños pueden acabar realmente saturados. Por eso no es difícil verlos gritar con excitación aquello de "¡me lo pido!", mientras pasan las hojas de los catálogos publicitarios sin apenas prestar atención a lo que están viendo.
Pero los padres debemos inculcar a nuestros hijos la importancia de hacer una lista de regalos responsable y coherente, además de no hiperregalar a los niños, pues el exceso de regalos no solo no los educa en el valor de las cosas, sino que les genera insatisfacción, les sobreestimula y reduce su nivel de tolerancia a la frustración.
2) Convertir la Navidad en puro consumismo
La mayoría de los padres tratamos de inculcar a nuestros hijos la necesidad de vivir la Navidad prestando atención a lo verdaderamente importante: pasar tiempo en familia y disfrutar de la compañía de quienes más queremos, evitando caer en un excesivo consumismo.
Pero no siempre somos coherentes con lo que pensamos y decimos, y lo que hacemos. Por eso es fundamental no dejarnos embaucar por la cantidad de cosas materiales que nos rodean en esta época.
Y con esto no solo nos estamos refiriendo a los juguetes de los niños que mencionábamos antes, sino al resto de compras compulsivas que hacemos, vestidos que adquirimos, delicatessen, viajes, comidas en restaurantes, fiestas... En definitiva, alejarnos del verdadero sentido de la Navidad.
3) Amenazar y chantajear con los Reyes Magos o Papá Noel
Los regalos de Navidad no deben convertirse en algo con lo que chantajear a los niños para que modifiquen su comportamiento o hagan lo que nosotros queremos. Y es que a veces, consciente o inconscientemente, los adultos usamos esta técnica como herramienta de control y coacción hacia los niños.
¿Cuántas veces habremos amenazado o advertido a nuestros hijos diciéndoles que si no se portan bien Papá Noel o los Reyes Magos no les dejarán regalos? Pero esta práctica, que puede parecernos inocente, tiene un impacto muy negativo en los niños y no contribuye a vivir la Navidad de forma feliz.
Fotos | iStock, Pixabay, Pexels
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