“Mami, Pepito es mi novio”. Puede que escuchar esto nos cause risa y/o ternura, pero... ¿de verdad se pueden enamorar los niños? ¿Es amor o es amistad? ¿Qué podemos hacer los padres ante estas situaciones? Te contamos todo sobre los primeros amores y cómo gestionarlo con nuestros hijos.
Amor, enamoramiento y emociones
Alrededor de los 3 años los niños pasan del juego en paralelo al juego cooperativo, es decir, a jugar “con” y no “junto a” otros niños. Este escalón, este salto en el desarrollo, hace que su mundo de interacciones a nivel afectivo se amplíe: hasta ahora eran papá, mamá (las figuras de apego), pero ahora hay otros con los que quieren interactuar, personitas con las que, además, comparten gustos e inquietudes: los iguales.
No es de extrañar por tanto que esos lazos que establecen con otros niños se conviertan en relaciones significativas para ellos, con sus emociones correspondientes, que quieran pasar tiempo juntos y que cuando lo hagan, estén la mar de a gustito: así que el enamoramiento existe, solo que no es como tal y como lo entendemos los adultos.
Es a partir de los 8 años cuando el concepto de amistad se convierte en algo más sólido: a esta edad empiezan a tener capacidad cognitiva para entender los absolutos, como el siempre, nunca... con lo cual pueden trazar proyecciones más a largo plazo sobre sus relaciones. A esta edad también comienzan a entender y procesar lo recíproco de la amistad, lo que hace que su concepción acerca de ésta sea más “precisa” que en estadios del desarrollo anteriores.
¿Novios o muy buenos amigos?
De esas relaciones de apego con sus iguales (con unos más que con otros) a “los noviazgos” hay una variable de gran importancia: nuestra influencia en ellos. En muchas ocasiones la influencia que ejercemos los adultos en los peques a través del lenguaje es la responsable de algunas cosas... como en este caso el uso de la palabra “novios”.
Cuántas veces habremos oído a los abuelos, tíos o amigos (o nosotros mismos, sin ir más lejos) decirle a nuestros peques eso de “¿Es tu novio/a?”... Con 3 o 4 años no terminan de entender el concepto “noviazgo”, pero lo usan igual que usan otras palabras que nos escuchan decir.
En la edad preescolar además, una buena parte del juego de los niños pasa por la imitación: replican conductas que observan de los adultos. Esta imitación favorece su desarrollo y es una fuente de aprendizaje valiosísima. Pues bien, las relaciones son una conducta más a imitar, como cocinar, trabajar o limpiar...
Lo llamamos enamoramiento, pero no es como el adulto
No, no es como el adulto, no tiene los componentes y las connotaciones que los adultos otorgamos a las relaciones amorosas, que para nosotros son mucho más complejas. Como decía antes estos “enamoramientos infantiles” carecen de las connotaciones de “romanticismo” como tal, son más “sencillos”. Esto no quita que en estos contextos surjan verdaderos sentimientos, y esto es algo que debemos tener en cuenta: son pequeños, pero sus emociones son reales y están ahí.
Con 3, 4 o 5 añitos ese enamoramiento es inocente, acotado, voluble y pasajero:
- Inocente: No tiene las implicaciones del enamoramiento adulto, carece de las reglas sociales que tenemos establecidas en relaciones de ?novios?. En los peques es todo más sencillo, se trata simplemente de que están especialmente a gusto con otro/a niño/a concreto, y les gusta jugar juntos y su compañía. Estos ?amores? son su forma de mostrar que su desarrollo va bien, que están añadiendo figuras de apego, personas con las que comparten emociones, que no son papá o mamá. Por lo tanto no es nada malo, es parte de su evolución y desarrollo emocional normal.
- Acotado: en muchas ocasiones nos encontramos con ?el novio del cole? y/o ?el novio de la urbanización?... Esto viene a reforzar la idea de que nos encontramos más ante nuevas figuras relevantes que ante verdaderas relaciones, entendidas como lo hacemos los adultos, de noviazgo.
- Voluble y pasajero: cualquier cosa puede hacer que esa relación especial acabe, suelen ser poco consistentes, y con las mismas que aparecieron... desaparecer (porque me ha quitado el juguete, porque ahora prefiero jugar con Juanito en lugar de con Pepito...).
¿Puede enamorarse de papá/mamá?
Es un poco la misma situación que con los iguales: se trata de afectos normales, emociones grandes dirigidas a personas que le importan. Ellos no distinguen "entre amores", solo saben que están a gusto con alguien, y que "es suyo". En el caso de los progenitores además se da con más fuerza el tema de la imitación: son los ejemplos y las figuras que tienen más a mano. No debemos preocuparnos, no hay nada de malo en ello.
¿Qué hacer si nuestro peque nos dice que tiene novio o novia?
- No es malo: lo primero es entender que estos enamoramientos forman parte del desarrollo natural de nuestro hijo, y que no se trata de algo negativo en absoluto.
- Respetar: puede que nos resulte muy cómico, pero sus sentimientos, como decía antes, son reales.
- Estar ahí: apoyarle en lo bueno (la ilusión del noviazgo) y en lo malo (por ejemplo si el otro decide que prefiere jugar con otro niño y ?se termina el noviazgo?).
- Favorecer que exprese sus sentimientos: entre los 3 y los 5 años nuestros peques cambian mucho, están aprendiendo a manejar sus emociones, de manera que un ?enamoramiento? será todo un cóctel de emociones del que conviene que nos hable. Además, esto favorecerá que entienda que puede hablarnos de todo, permitirá reforzar su confianza en nosotros.
- Discreción: por muy tierno y gracioso que nos parezca todo esto no dejan de ser emociones reales, las de nuestro hijo, así que ir contándolo a familiares y amigos como si de una gracieta se tratase puede hacerle sentir mal, ridículo.
- No interferir: si ?afirman ser novios? es porque lo han decidido, ¿quienes somos nosotros para decir que no pueden serlo? Si le prohibimos expresar sus emociones como las sienta le estamos transmitiendo la idea de que sus sentimientos son negativos y eso puede afectar a su autoestima.
- Escucharle: quizá con el ?subidón del amor? quieran hablar mucho de ?su novio/a?, es normal, a todos nos ha pasado, ¿verdad? Escuchemos lo que tiene que decir, lo bueno y lo malo, los nervios, las dudas, es una oportunidad estupenda para trabajar temas como la amistad, la intimidad, los deseos frente a los hechos...
Entre los 3 y los 5 años los pequeños amores existen, no como los entendemos los adultos, por supuesto, pero no dejan de ser sentimientos y emociones. Acompañemos a nuestros hijos en estas primeras aventuras, con respeto y cariño. Y ya cuando sean mayores nos reiremos juntos de “su novio/a de peque”, porque es tierno en realidad.
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