Bueno, tal vez he sido un poco exagerada, pero los 40 grados que estamos teniendo estos días nos hacen pensar que hemos sido transportados al mismo averno. Estamos inmersos en una ola de calor que apenas nos deja respirar y que también afecta a los más pequeños.
Los niños, por su fisiología, son especialmente vulnerables a las altas temperaturas, por lo que estos días puede que estén más irritables y molestos que lo habitual. Atentos a estas siete claves básicas para sobrevivir al calor estos días de infierno.
Siempre hidratados
La hidratación es fundamental para evitar un temido golpe de calor. El calor hace que aumente la temperatura corporal, la cual se regula mediante el sudor. Cuando los niños (y los adultos) sudan eliminan agua por los poros, por tanto es necesario reponer esa pérdida para evitar la deshidratación.
El consumo de agua es clave para mantener adecuados niveles de concentración de minerales en sangre. El agua es un componente indispensable en todos los tejidos corporales.
La cantidad de agua diaria que debe beber un niño es de entre 50-60 ml por cada kilo de peso, es decir medio litro de agua para un bebé de 10 kilos, por ejemplo. Ofrécele a menudo aunque no tenga sed y si vais a salir lleva siempre a mano una botella con agua.
Si el bebé es amamantado en exclusiva, en verano se recomienda aumentar las tomas de leche materna y no es necesario ofrecerle agua, ya que la leche le aporta los minerales que necesita para evitar la deshidratación.
Protégelos del sol
Evita la exposición directa al sol en las horas centrales del día, entre las 11-18 horas. Utiliza crema solar para proteger su piel y renueva la aplicación cada dos horas. No olvides el gorro y las gafas de sol.
Si vais a salir, utiliza un parasol o un carrito con capota, pero siempre vigila que tenga una adecuada circulación de aire. No es conveniente cubrir el cochecito con una sábana o mantita, a veces por protegerles del sol, aumentamos la temperatura a niveles peligrosos.
Comidas refrescantes
No apetece con este calor comidas copiosas. En lugar de platos abundantes, ofrécele pequeñas raciones a lo largo del día. Aumenta los platos frescos como ensaladas o legumbres y aprovecha las frutas de verano para hidratar y aportar vitaminas.
Podéis prepara juntos helados, gazpachos o refrescos caseros con frutas y verduras de temporada. Evita los fritos y las carnes demasiado grasas que dificultan la digestión. Por la noche, elige cenas ligeras para facilitar el sueño.
Busca sitios frescos
Estos días, la sombra, los ventiladores y los espacios con aire acondicionado son los sitios más buscados, aunque estos últimos hay que utilizarlo con precaución si tienes bebés. Mantén la casa fresca bajando toldos y persianas. También puedes colocar una sábana mojada en la ventana para refrescar el aire que entra, como hacían nuestras abuelas. Refresca a menudo la cabeza del niño, la nuca y las muñecas.
Si vais a salir, evita las horas de mucho calor y busca restaurantes o centros comerciales con aire acondicionado. Por supuesto, jamás dejes al bebé sólo dentro del coche.
Ropa ligera
Dentro de casa, mejor descalzos, y fuera también salvo que puedan quemarse los pies. Si sales a la calle, calzado fresquito y respirable, al igual que la ropa. Evita las prendas ajustadas y de tejidos sintéticos.
Utiliza tejidos como el algodón o el lino y evita gomas que puedan irritar su delicada piel. Si el calor dentro de casa es extremo, puedes colocarle una camiseta mojada y incluso puedes quitarle el pañal.
A la piscina o a la playa
Si tienes la posibilidad, no lo dudes, Si tienen la suerte de tener cerca una piscina o una playa, aprovéchalo al máximo. Nada mejor que pasar un día de fuego con los niños refrescándose en el agua. Dan ganas de bañarse una y otra vez. Eso sí, evita las horas del día en las que el calor aprieta demasiado.
Ejercicio, con moderación
Los niños no paran ni con 40 grados a la sombra. Es beneficioso que el niño practique ejercicio a diario, pero los días de calor excesivo hay que tener excesiva precaución.
Evita que realicen ejercicio físico intenso en las horas de más calor. Si el niño practica algún deporte al aire libre, procura que sea por la tardecita cuando baja el sol y que beba agua con frecuencia para reponer la hidratación perdida por el sudor.
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