Al acabar el curso escolar y con la llegada del verano, los padres se enfrentan todos los años al dilema de qué hacer con los niños en vacaciones. Los campamentos de verano son una de las opciones más populares, pero también lo son los abuelos que cuidan de sus nietos, para quienes tienen la suerte de tenerlos.
El verano es el momento en que los niños disfrutan a tope de sus abuelos y los abuelos de sus nietos. Los niños suelen pasar unos días con ellos en el pueblo o en la playa mientras los padres se quedan trabajando, y su relación se fortalece aún más mientras comparten días de verano.
Tiempo de calidad con los abuelos
Hay abuelos que cuidan de sus nietos también durante el resto del año, pero durante el verano, es diferente. Las rutinas se relajan y hay más tiempo libre para el disfrute y la conexión intergeneracional.
Los abuelos son una figura muy importante para nuestros hijos. Ellos aportan su cariño y experiencia, mientras que los niños su curiosidad y energía, cargando a los abuelos de vitalidad y entusiasmo.
Pocas relaciones son tan “bonitas” como las de un abuelo con su nieto y pocos momentos recordará el nieto cuando sea adulto, como aquellos que pasó con sus abuelos, disfrutando con ellos y de ellos, con esa complicidad que sólo pueden desarrollar juntos.
De hecho, sabemos que aquellos niños que crecen cerca de sus abuelos, que tienen contacto más frecuente con ellos, son más felices que aquellos otros que no tienen esa suerte. Como sabemos también que en condiciones normales, la actividad que supone cuidar unas horas de sus nietos, es muy positiva para prevenir el deterioro cognitivo del adulto, del abuelo.
Siempre es importante resaltar que el cuidado de los nietos tiene que ser un disfrute para los abuelos y no una obligación demasiado pesada que acabe desbordándoles.
El esfuerzo de cuidarles tantas horas, puede acabar provocando lo que se conoce como el “síndrome del abuelo esclavo”. Un abuelo que quiere colaborar y sentirse útil puede acabar convirtiéndose en un abuelo agotado y sin tiempo para su propio disfrute personal.
Por eso, si vuestros hijos tienen la suerte de poder disfrutar de sus abuelos este verano, seguro que será un tiempo compartido que les llenará de felicidad mutua y buenos recuerdos para guardar en la memoria.