Con dos hijas pequeñas, he llegado a la conclusión de que los niños alcanzan a los libros. Los coloques donde los coloques, a no ser bajo llave y escondiéndola. Lo cual no es demasiado práctico para nadie, por no decir imposible excepto si nuestra colección de volúmenes es bien escasa.
Los niños llegan a los libros infantiles, y a los de adultos, no demasiado aptos para arrugar y romper. Siempre puede olvidársenos un libro junto a la cama o al sofá, donde los niños pueden llegar. Menos mal que probablemente no sea una edición exclusiva de lujo… Al final, también alcanzan a las estanterías, abren cajones y armarios…
Por ello lo mejor es dejar los libros infantiles al alcance de los niños. Al principio los teníamos en estanterías altas a las que ellas no acceden, pero, aunque seguimos conservando ese lugar (y otros cuantos, podéis imaginar nuestra afición a los libros), ahora los libros tienen un lugar reservado a su altura.
Se trata de un modo sencillo de fomentar el amor por la lectura a nuestros hijos, aun cuando no saben leer. De este modo, no siempre tienen que pedirnos que les alcancemos un libro cuando les apetece verlo o jugar con ellos.
Con los libros, cuentos y tebeos a su alcance, los cogen cuando quieran, escogen el que más quieren en ese momento y lo miran a su antojo.
Claro, siempre con supervisión para que no acaben destrozados… aunque eso es inevitable en mayor o menor medida, y yo personalmente ya me he acostumbrado a que no me duela tanto ver las páginas rotas, arrugadas o pintadas con un estilo abstracto muy sui generis... Al fin y al cabo, yo también subrayo y doblo las esquinas de los libros… ¡Echaremos mano al celo!
Dentro de este surtido de libros al alcance de los niños, también se incluyen revistas o catálogos que hojean con interés (hasta que los relegan al montón de los “no interesantes”... ése es otro tema).
Los estantes o cajones bajos de las mesitas, la parte inferior de los libreros, o su baúl de los juguetes son los lugares ideales a los que ellos llegan sin peligro. ¡Y también hemos de enseñarlos a cuidarlos en la medida de lo posible! (como cualquier otro objeto, vamos…).
Aun así, siempre quedarán otros libros fuera de su alcance, pero invitaría a que no se dejaran fuera de su vista, porque así pueden verlos, apetecerles leerlos y pedírnoslos.
En definitiva, dejando los libros infantiles al alcance de los niños propiciamos que sean libres de coger sus historias y dibujos favoritos cuando lo deseen, se diviertan y aprendan que pueden disfrutar de un libro en cualquier momento.
Foto | Eva Paris En Bebés y más | “Leer” con tu bebé, Los bebés pueden leer, Anima a tu hijo a leer, 10 consejos para que los niños odien la lectura