Los niños necesitan 12 abrazos al día para crecer felices, ¿se los das a tus hijos?

Es un simple gesto que significa muchísimo y es muy necesario para la felicidad de las personas, y muy especialmente de los más pequeños, que necesitan sentirse queridos y contenidos.

Desde pequeños, los abrazos de mamá y papá son el mejor relajante para un bebé, pero a medida que los niños crecen los siguen dependiendo de esa sensación.

Virginia Satir, renombrada psicoterapeuta estadounidense que dedicó su carrera a estudiar las relaciones y la comunicación, aseguraba que “Necesitamos cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho abrazos al día para el mantenimiento y 12 abrazos al día para crecer”. Y cuando hablamos de niños que están creciendo, claramente es lo que necesitan.

¿Qué sucede cuando abrazamos?

Al abrazar a alguien, nuestro cuerpo produce endorfinas, que son sustancias químicas que alivian el dolor y el estrés, produciendo sentimientos de felicidad y euforia.

También se libera oxitocina, conocida como la "hormona del amor" que se produce cuando estamos en estrecha proximidad física con los demás, hasta el punto que juega un papel clave durante el parto y la lactancia. Contribuye a establecer y reforzar el vínculo afectivo hacia la otra persona.

Para que esto produzca efecto, se estima que el abrazo debe durar al menos 20 segundos, aunque algunos investigadores sostienen que seis segundos son suficientes.

Beneficios de los abrazos para los niños

Seguridad, protección, tranquilidad. Los abrazos en los niños tienen más beneficios de los que crees. Les aportan seguridad y protección, saber que estamos ahí para lo que necesiten. Ayudan a tranquilizar a nuestros hijos cuando se hacen daño, se golpean o cuando lloran.

Mejoran la autoestima. También contribuyen a reforzar su autoestima, pues los abrazos ayudan a reforzar el sentimiento de sentirse queridos.

Reducen el estrés. Contribuyen a reducir la ansiedad ya que el contacto físico ayuda a disminuir el cortisol, la hormona del estrés, y aumentar la felicidad.

Refuerzan el sistema inmune. Al abrazar a un niño, hacemos presión sobre su esternón, en la parte central de su pecho, lo que activa su glándula timo involucrada en la producción de glóbulos blancos llamados linfocitos T o células T, que protegen su organismo.

Mejoran el estado de ánimo y la comunicación con nuestros hijos.

Niños que crecen sin abrazos

A mediados de la década de 1990, la neurobióloga Mary Carlson y el psiquiatra Felton Earls estudiaron a niños en Rumania que crecieron abandonados en orfanatos con poco personal. La proporción de niños por cuidador en estas instituciones era de veinte a uno, lo que significa que la mayoría de los bebés experimentaron privación sensorial severa en sus meses de formación.

A través de muestras de saliva, Carlson y Earls encontraron niveles elevados de cortisol en los bebés que carecían de tacto y atención. Los investigadores concluyeron que la falta de tacto y atención atrofió el crecimiento de los huérfanos y afectó negativamente el comportamiento en la edad adulta. El trabajo de Carlson y Earls destaca la importancia del tacto y el poder de los abrazos durante los años críticos de desarrollo desde el nacimiento hasta los tres años.

Cuantos más abrazos, mejor

No hay un límite para dar cariño, y los niños no se malacostumbran porque les demos muchos abrazos. Todo lo contrario. Recuerda abrazar a tu hijo cada día varias veces al día, recordando que hay algunos abrazos que son más especiales que otros y es positivo que lo hagamos una rutina.

Por ejemplo, el abrazo que les damos al despedirlos cada mañana cuando entran al cole y estaremos unas cuantas horas separados, o el abrazo de las buenas noches que les damos deseándoles que tengan un buen descanso.

Y cómo no, esos abrazos sentidos que les damos queriendo que sean eternos y en los que no hacen falta las palabras. Cuando nuestros cuerpos quedan tan pegados que podemos sentir su respiración y sus latidos en nuestro propio cuerpo, volviendo a sentirlos tan cerca como cuando estaban dentro nuestro.

12 abrazos al día: 12 buenos momentos diarios

La rutina nos lleva arrolla como un tren y muchas veces dejamos de lado cosas realmente importantes, como puede ser dar abrazos a tus hijos.

Por eso, si te parece que son demasiados abrazos diarios, te damos algunas ideas de momentos en los que puedes abrazarlos con sentimiento a lo largo del día.

- Al despertar, para darles los buenos días.

- Antes de salir de casa por las mañanas para desearnos un buen día.

- Al despedirlos al entrar al cole.

- Al buscarlos en el cole.

- Mientras juegan por la tarde en casa o en el parque.

- Cuando les dejamos en alguna actividad extraescolar.

- Cuando les recogemos de su actividad.

- Porque tenemos ganas en cualquier momento. Basta con decirles "¿nos damos un abrazo?

- Cuando se sienten tristes, se dan un golpe, están llorando o tienen una rabieta (sí, si lo aceptan también podemos abrazarlos en este momento)

- Al meterlos en la cama.

- Para darles las buenas noches antes de dormir.

- Y por supuesto, si se despiertan por la noche asustados porque han tenido una pesadilla, los abrazos son el mejor refugio para darles tranquilidad y volverse a dormir.

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