No te vayas mamá, no te olvides de mi, adiós mamá… Más de uno de mi generación recuerda está cancioncita que nos arrancaba las lágrimas frente al televisor.
Si me bebé hablara seguro que me diría algo así, porque cada vez que desaparezco de su campo visual, estalla en un llanto angustiante, y sólo voy a otra habitación.
Arturo está pasando por la angustia del “octavo mes”. Una etapa difícil en la vida de un bebé y también de la mamá.
Este periodo se caracteriza por un llanto angustiante cada vez que la madre se aleja del niño. El bebé empieza a darse cuenta que la madre es un ser independiente, con vida propia. Antes sentía que su mamá era parte de su cuerpo y ahora comienza a darse cuenta que no es así, esta característica se corresponde con la permanencia de la noción de objeto en la mente del bebé. Para mi también es angustiante que Arturo me reclame todo el tiempo, que ir a la cocina se convierta en una autentica tragedia con lagrimones incluidos.
Hay que tener mucha paciencia e ir dejándolo a ratitos solo para que se acostumbre a que no me voy en un barco como la mamá de Marco. Muchos mimos a la vuelta para que sienta mi cercanía.
He leído que existen actividades que favorecen la superación de esta etapa como: jugar a aparecer y desaparecer, taparse con una sabanita y destaparse, para que su bebé pueda vislumbrar la posibilidad de que se va pero regresa y está cerca de él, que puede irse, pero volverá. También entregarle objetos que le acompañen como una sabanita, un osito que le acompañen cuando mamá no está.
Esta conducta es totalmente normal, pasará y todo volverá a la normalidad.
En bebés y más | La angustia del octavo mes |Mi bebé: a los ocho meses, angustia de ausencia… y de presencia