Diversos estudios y artículos nos han probado en ocasiones anteriores que tener una mascota en casa puede ser beneficioso para la salud de los niños. Desde reducir el riesgo de padecer asma, hasta apoyar a niños con alguna necesidad especial, los perros en particular son un gran compañero para los niños.
Además de esos beneficios de salud física, un nuevo estudio nos muestra que tener un perro en casa también aporta cosas positivas a la salud emocional de los niños. Te contamos de qué se trata.
Un estudio reciente realizado por la Universidad Estatal de Kent, analizó el efecto que tenía en los niños el tener un perro en sus casas y el mantener un vínculo cercano con ellos, con su relación con otras personas importantes en sus vidas. Para ello se contó con la participación de 99 niños cuyas edades iban desde los 9 hasta los 11 años de edad y que tenían un perro como mascota.
Los niños respondieron diferentes cuestionarios, en los que se les preguntaba de la relación con sus perros, sus padres y sus amigos. Se encontró que aquellos niños que se sentían más unidos hacia sus perros, también se sentían más seguros y con mayor apego hacia sus padres, y tenían además mejores lazos con sus mejores amigos.
El estudio encontró que esto se debía a que, tener un tipo de relación fuerte (ya sea con sus mascotas o sus padres y amigos), hacía muy probable que sus otras relaciones también lo fueran. De modo que en general, los niños que tenían fuertes lazos con sus perros, también los tenían con su familia y mejores amigos.
Además, encontraron que aquellos niños que tenían mayor contacto físico con sus perros, tenían mejor relación con sus madres, aunque no necesariamente con sus padres o sus amigos.
Si bien los investigadores del estudio no conocen con certeza la razón o el motivo de que todo esto suceda, sí tienen algunas teorías. Por un lado, se cree que el cuidar a una mascota hace que los niños se sientan más cercanos con las personas importantes en sus vidas, o que la relación con dichas personas les ayuda a moldear cómo deberían tratar a sus mascotas.
Otra posible razón, es que el tener una experiencia positiva con su mascota, los impulsa a ser más cooperativos con sus padres, y ésta experiencia con ellos, les impulsa a ser más cercanos con sus mascotas.
Además, en otro estudio realizado por los mismos investigadores y los mismo niños, se encontró que al estar acompañados de sus mascotas, éstos se sentían más relajados y tranquilos durante eventos o situaciones estresantes.
Definitivamente el tener una mascota, en este caso un perro, no solo aporta beneficios a la salud física de los niños, sino también a la emocional, siendo un gran amigo y compañero de vida.
Fotos | Pexels
Vía | Washington Post
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