Alternativa a la escuela infantil y su convencionalismo: las madres de día y la atención personalizada

Decidir llevar al niño a la escuela infantil es complicado aunque son miles las familias que se ven obligadas a hacerlo cuando tienen un bebé y la escasa baja maternal y los cambalaches familiares ya no dejan más margen de maniobra.

Crece la tendencia a buscar métodos alternativos y surgen cada vez más en nuestro país las madres de día como alternativas a los convencionalismos de las escuelas infantiles, aportando una atención más personalizada para los pequeños usuarios.

Nerea es una de las madres que ha cambiado la escuela infantil (a la que llevó a su primer hijo) por una madre de día con la que tuvo que dejar a su hija durante este último año.

Su experiencia es muy significativa:

“Mi primer hijo fue a una guardería, fue una decisión dura porque en este país la baja de maternidad es casi nula y no te da tiempo ni a verle el blanco de los ojos cuando ya lo estás dejando al cuidado de gente desconocida, al fin y al cabo.
Me hice un máster en las escuelas infantiles del barrio. Por supuesto entrar en una escuela pública fue imposible y opté por la privada, donde además de dejarme la mitad de mi sueldo, mi hijo era “un número más” con sólo ocho meses. No fue una buena experiencia para mí, es más sufrí más de una vez al ver que aquello no terminaba de convencerme, que cada semana estaba enfermo, que eran muchs niños para tan poco personal y que aunque él estuviera relativamente feliz, a mí me parecía más una cárcel enrollada que un sitio de crianza.
Me hizo el servicio y pude conciliar con mi vida laboral, mi hijo tuvo la suerte de tener una profe cariñosa los dos años y fue superado. Para mí fue un sitio donde dejé un pastizal y su directora me pareció sencillamente una caja registradora, con muchas normas, poca credibilidad y muy poca empatía.”

El plan B

Después de pasar por una escuela infantil, si las cosas no han ido como la familia esperaba no son pocas las que se plantean un plan alternativo para su siguiente hijo. En este sentido, las madres de día van ganando terreno en nuestro país.

En países como Alemania, Francia o Inglaterra son una opción muy habitual y tienen unas normativas mucho más desarrolladas que en el nuestro, en algunos casos incluso reciben subvenciones públicas.

En comunidades como la de Navarra, pionera en este campo desde el año 2004, ya se ha regularizado su actividad, en Madrid se está trabajando en ello por parte de la administración, se han realizado inspecciones a las instalaciones de las casas donde se ha comunicado el inicio de esta actividad, se visitan para evaluar su idoneidad teniendo en cuenta que las madres de día tienen un ratio máximo de cuatro niños o niñas y están obligadas a presentar una titulación en magisterio, pedagogía, psicología o un grado superior en educación.

Obviamente las madres de día tienen que estar dadas de alta como autónomas, tener un curso de primeros auxilios y de manipuladora de alimentos además de un seguro imprescindible de responsabilidad civil.

Para ayudar a aquellas personas que quieren dedicarse a esta actividad y sobre todo para informarlas, existe la “Red de Madres de Día” que reúne a unas 60 personas que están ya ejerciendo esta actividad y en la que se ofrecen cursos de introducción para las nuevas incorporaciones a la red.

Lo que las diferencia

En lo que coinciden aquellas familias que han llevado a sus hijos a una madre de día es en la atención personalizada que reciben los niños y a que por tanto, es más fácil que se respeten los ritmos de cada niño. Como muy bien lo resume Nerea a partir de su propia experiencia:

“Cuando nació mi segunda hija y después de haber pasado por una depresión postparto y una niña con cólicos y demandante, decidí que quería algo diferente. Primero estuvo con alguien en casa, que casualmente era la persona que había cuidado de su hermano y quien me parecía alguien de confianza, fueron unos meses muy buenos.
Cuando esa persona por problemas de salud tuvo que abandonar me negué a buscar guarderías o escuelas infantiles y opté por algo que en Europa está bastante establecido y responde a “madre de día”. Es de la mejor experiencia que he tenido de largo. Conciliar, respetar, compartir… mi hija ha estado en un ambiente cercano donde dejarla no era un trauma ni para ella ni para mí, donde se han respetado sus necesidades de sueño, de relax o de mal humor, donde no había rutinas sino normas básicas y donde Montessori, Pilquer o todos estos sistema alternativos de educación infantil están presentes. Ha compartido experiencias con niños más mayores y otros más pequeños, nunca me había ido tan tranquila de un sitio después de dejar a mi hija.
Está siendo una experiencia única donde estas personas acompañan al niño y a la familia, a crecer y compartir bajo el concepto de respeto, flexibilidad y armonía, donde prima el bienestar del niño pero al mismo tiempo, el servicio hacia unos padres que necesitan conciliar su tiempo, en nuestro caso la posibilidad de poder haber adaptado el horario a mi nueva situación laboral.”

La sensación es generalizada y se puede constatar en que muchas de las madres de día tienen lista de espera. Aquí el tema económico, aunque sea un sacrificio para las familias, no es lo más importante ya que la cuota mensual está en torno a los 500€ por niño, incluida la comida del niño que debe estar avalada con la firma de un nutricionista.

Cuál es el secreto

La experiencia de Nerea le lleva a la siguiente conclusión:

“Después de ver unas cuantas madres de día en Barcelona me he dado cuenta de que el extra es que se trata de gente que disfruta de su trabajo, lo vive y sobre todo lo ejerce bajo sus propias normas y necesidades, sin el yugo de una directora o unas normas preestablecidas y esto hace que el ambiente sea bien distinto. Para mí, la persona que ha estado este año con mi hija es una más de esta tribu que ha colaborado a construir su futuro, su carácter, todo ellos desde el amor y el respeto. Puede sonar muy hyppie pero para nuestra familia ha sido todo un bálsamo en un momento duro de cambio de circunstancias, donde ella ha podido vivirlas sin alteración alguna. El año que viene no podré seguir con esa rutina y puedo asegurar que me ha supuesto una gran tristeza. Eso sí, me he dado cuenta de que he cambiado mucho ya que he buscado alguna escuela infantil donde dejar a mi hija unas horas y lo único que me ha preocupado es que hubiera gente cariñosa, con pocas normas y mucho cariño, donde lo que primer sea la felicidad de esos locos bajitos.”

Para muchos padres y madres, la función de las madres de día combina perfectamente educación, socialización pero sobre todo cubrir las necesidades afectivas y de contacto físico que un niño de tan corta edad presenta y que en las ratios actuales de las escuelas infantiles se quedan un poco en el aire.

Fotos | iStockphoto
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