Recuerdo una frase que alguien me dijo cuando estaba buscando colegio para mi primera hija: "el colegio perfecto no existe porque siempre habrá algo que le cambiarías". Seguramente como padres en algún momento habremos divagado sobre ello, imaginando como mejoraríamos las cosas para que nuestros retoños aprendiesen de todo y de forma respetuosa y divertida. Pero, ¿qué pasa si eres Elon Musk, uno de los hombres más ricos del mundo?: pues que creas tu propio colegio, que además no se parece a ningún otro que exista hasta ese momento: se llama Ad Astra (que significa “hacia las estrellas).
Obviamente su gran motivación fueron sus cinco hijos, que estudiaban en la exclusiva escuela Mirman para niños superdotados en Beverly Hills, pero cuya metodología no le satisfacía del todo. Así fue como, junto a uno de los profesores de esa misma escuela, fundó la suya. Su idea era ofrecerles una enseñanza alternativa a sus cinco hijos que estuviese más orientada a sus habilidades.
La cantidad de alumnos llamó especialmente la atención, ya que se fundó con 14 alumnos, un año después contaba con 20 y ahora no se tienen datos de cuántos niños estudian allí. Solo se sabe que son pocos, que no se exigen pruebas de entrada (como sí ocurre con otros colegios para niños con altas capacidades intelectuales), ni cuál es el criterio para poder ingresar. A partir del año 2015, además, iniciaron un plan de apoyo a países de bajos recursos que se ha convertido en el mensaje principal de su web: "Inspirar a los estudiantes de escasos recursos a descubrir oportunidades a través de la ciencia y la exploración".
Aunque se una escuela experimental en la que no hay cursos por edades (según el empresario, no tiene sentido el separarles, porque es la mejor forma de aprender a trabajar en equipo), sí que tienen un plan de estudios que han patentado, en el que están presentes la Inteligencia Artificial (IA), ciencia aplicada, codificación y la creación de robots, plan que además proporcionan a las aulas que participan en el programa en otros países (de momento solo han sido Brasil y Bangladesh).
Una de las bases más importantes de la metodología es la importancia de enseñar a resolver problemas poniendo el enfoque en el problema en sí y no en las herramientas. "Si quieres enseñar a alguien cómo funciona un motor, es mejor desmontarlo e ir aprendiendo para qué sirven las herramientas que empezar por un curso completo sobre destornilladores y llaves inglesas", afirma Musk.
Por ese motivo la filosofía del centro defiende que la educación debe adaptarse a sus aptitudes y habilidades, aprovechando los talentos naturales de cada uno, como la música, las ciencias o las matemáticas. Tampoco hay calificaciones y todo se basa en el juego, que es la manera en la que aprenden de forma natural.
Aunque ninguno de sus estudiantes ha dado el paso a la universidad, Musk ha expresado en varias ocasiones que posee un título no le parece imprescindible, tanto que no lo exige para trabajar en una de sus empresas, así que de momento no se sabe cuál es el resultado del proyecto educativo de Musk. Aunque este tipo de educación está muy lejos de las posibilidades reales que tienen la mayoría de colegios, sí que nos puede dar luces de ciertos aspectos a los que debería tender nuestro plan de estudios, como dar más peso al aprendizaje cooperativo, la programación y las nuevas tecnologías.
En Bebés y Más | Cómo deben ser las aulas de Educación Infantil para que los niños desarrollen sus habilidades y aprendan mejor
Imágen | freepik