Aproximadamente la mitad de los padres pegan a sus hijos y consideran que darle a sus hijos un cachete o una bofetada es una manera legítima y útil de educar. Normalmente ellos fueron educados de este modo, y suelen pensar que no es tan grave, que eso no es violencia y que, sin una torta a tiempo no se puede encauzar el mal comportamiento de sus hijos. Pero me pregunto si hay una reflexión profunda sobre las razones que desencadenan esos pensamientos, justificaciones y reacciones muchas veces involuntarias. Este video, sencillo y directo, nos lleva a la causa por la que pegamos a los niños y nos da razones nuevas, razones para que eduquemos sin violencia.
El vídeo, que he encontrado en el Blog alternativo, en el que participa nuestra antigua y querida compañera MMar, forma parte de la campaña “Educar sin violencia” promovida por la Fundación por la infancia, nos habla directamente al corazón y nos explica la razón por la que seguimos actuando como si los niños fueran los únicos seres vivos a los que se les puede levantar la mano sin remordimientos. La razón es que a nosotros también nos pegaron nuestros padres, a pesar del amor que nos tenían, sobrepasados por el entorno, encadenados a la educación que recibieron, injustos también ellos.
Una niñita derrama un vaso de zumo. Su madre, seguramente nerviosa por muchas otras cosas, pierde el control, le grita y le da un bofetón. Hasta aqui, algo demasiado habitual. Pero llega la abuela y siente el dolor y la injusticia que sufre su nieta y se conecta con su propia maternidad y sus errores. Se acerca a la madre, su propia hija, a la que seguramente abofeteo cuando era niña, la abraza y le dice una palabra maravillosa, mágica, sanadora: perdón.
El video que hace un llamamiento para que eduquemos sin violencia fue emitido en todas las cadenas televisivas francesas en abril 2011 con motivo del Día Internacional contra la violencia en la educación y su objetivo es hacernos pensar, reflexionar, ser autocríticos y cambiar el modelo con el que educamos a nuestros hijos para que las generaciones futuras crezcan sin miedo a recibir un bofetón.
Via | El blog alternativo
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