El conductismo en la crianza no es Ciencia

Los objetivos de estos métodos conductistas, sean el de las niñeras televisivas, el doctores que se empeñan en considerar trastornos el sueño normal y evolutivo del bebé, los metodos suavizados con los refuerzos positivos buscan el mismo objetivo, la espantosa imagen de la infancia de un tertuliano que ha cambiado el servicio de menores por los gritos en la tele o cierto juez que no tiene ningún reparo en defender los cachetes, son, al final, lograr que los niños resulten lo menos molestos posible para sus padres, obedezcan normas sean estas lógicas o no, y negar la validez de los sentimientos de los niños y su sufrimiento.

Ahora, cuando esta ideología que considera el niño manipulador y necesitado de mano dura, ha tomado los medios, es cuando más peligrosa se vuelve, pues ofrece a los padres desorientados un modelo de conducta desapegado que usa las técnicas de represión para amaestrar a los niños. Por supuesto, además, se presentan estos métodos mediáticos, como sustentados en la Ciencia y su metodología.

El conductismo funciona

Esto no quiere decir que yo niegue que el conductismo tiene efectividad en algunos casos. De hecho, existen corrientes terapeúticas que usan el conductismo, matizado, para lograr que algunas personas adquieran una mejor imagen de si mismos o aprendan a desarrollar pautas de comportamiento más sanas.

Incluso podríamos decidirnos a usar el refuerzo positivo con nuestros hijos, alentando conductas adecuadas y alabándolos si consiguen metas consensuadas con ellos.

Pero, a poco que se escarbe, se descubre que no hay datos serios que avalen esta manera de educar o criar a los niños de forma general, más bien podemos señalar que se está manipulando el comportamiento de los niños normales para lograr que, por medio del castigo y el refuerzo, adquieran las conductas que los adultos han decidido que deben tener, o, y eso es más serio, anular las expresiones emocionales de un niño que expresa de ese modo su sufrimiento o su inseguridad.

Conductismo y crianza: la ética de la cuestión

Quizá el mayor problema del conductismo aplicado a la crianza, sea por Supernanny o por el doctor Estivill, exponentes mediáticos en España de estas técnicas, es una cuestión ética a la que ningún profesional dedicado a los seres humanos debería siempre tener como guia para sus actuaciones. Puede ser que funcione (que lo dudo), pero ¿todo lo que funciona es moralmente aceptable?

Y es que, cuando hablamos de niños, la ética profesional debería estar en la primera linea. Lo primero, ante la consulta de un padre, deberíamos preguntarnos si el deseo del padre es coherente con las necesidades del niño. ¿El fin justifica los medios?

Un bebé que llora si no duerme con sus padres lo hace porque necesita su contacto para sentirse seguro. ¿Es más importante el deseo de intimidad de los padres o la necesidad del niño del contacto físico durante el sueño?

Además, cuando analizo estos programas y libros, percibo que se quedan en lo superficial, en modificar la conducta del niño sin indagar en sus causas, sean estas naturales o expresión de un problema emocional o físico.

Pongamos un nuevo ejemplo, aquel de la niña que llora si su mamá no le deja entrar en el baño cuando se ducha, quizá uno de los que más me impactó por ver, muy claramente, la expresión de un apego inseguro y de las demandas exageradas para lograr una atención incoherente. ¿Donde está el problema realmente?

Ni ignorar, ni culpabilizar, ni negar

Creo que es obvio que en el comportamiento de los padres y en la atención ambivalente que ofrecían a sus hijos, en su desborde emocional y su carencia de habilidades de comunicación. No en la niña. La niña solo expresaba de este modo su inseguridad y su necesidad de contacto emocional, de seguridad y de respeto.

Ahondar en lo que siente la niña, nunca negándola ni culpabilizándola, nunca ignorándola, sería un abordaje respetuoso, ético y profundo de las causad de su comportamiento. La solución no puede ser inmediata, no puede ser ignorar los berrinches o usar el premio y el castigo, sino un análisis en profundidad de las habilidades parentales y de las emociones sensatas y respetables de la niña.

Hoy por hoy la Ciencia está demostrando cada vez más el daño cerebral y físico que causa el miedo y la tensión en los niños. La existencia de conductas condicionadas por la indefensión adquirida, que la pauta normal de sueño de un niño implica frecuentes despertares y que ofrecer un ambiente de respeto, atención y cariño incondicional es la mejor apuesta para la salud psicológica y hasta física.

Si queremos autómatas usemos los métodos conductistas de adiestramiento. Si queremos niños libres y sanos, comprendamos sus necesidades y atendámoslas.

Lo único que podemos afirmar y que avale el conductismo en crianza es que se nos está demostrando que las conductas están condicionadas por muchos factores (genéticos, evolutivos, hormonales y ambientales), y que podemos modificar la conducta de nuestros hijos e incluso su salud y sus emociones modificando nuestro comportamiento hacia ellos.

Aprendiendo de ellos y para ellos, demostrando y dando amor, comprendiendo lo que necesitan y las razones de sus actitudes, podemos modificar nuestra conducta y ser mejores padres.

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