¿Están los comportamientos de los niños en la escuela infantil asociados con los ingresos que obtendrán por su trabajo 30 años después? Eso es lo que se plantearon los investigadores del estudio 'Asociación entre los comportamientos de la infancia y los ingresos laborales de los adultos en Canadá', publicado en el 'Journal of American Medical Association Psychiatry'.
Y la respuesta fue que sí. Corregir la falta de atención de un niño a edades tempranas, podría ayudarle a tener éxito financiero en el futuro. Para lograrlo, los padres podemos trabajar con ellos cuatro conceptos: la concentración, el compartir, la empatía y la agresividad.
Hijos felices, y con dinero
Está claro que los padres no nos guiamos en absoluto por el dinero a la hora de criar a nuestros hijos. De hecho, nuestro mayor empeño pasa por lograr que sean felices. Pero, seamos sinceros, si conociéramos el secreto que aplicar en su infancia para segurarnos de que tuvieran su vida económica asegurada cuando llegasen a adultos, no lo obviaríamos.
Pues parece que este estudio canadiense ha dado con la clave, tras hacer el seguimiento de 2,850 niños de seis años hasta que cumplieron los 33-35 años.
Hallaron que todos los participantes con menos ingresos anuales 25 años después, tenían un rasgo común en su infancia: falta de atención.
En el cálculo del dinero entre los niños que tenían buena atención o falta de ella, se tuvo en cuenta el coeficiente intelectual y las condiciones familiares. Así, en una carrera laboral de 25 años, la diferencia de ingresos entre ellos ascendió a unos 75.000 dólares (unos 67.100 euros).
Además, una actitud u otra suponía 3.000 dólares (2.875 euros) adicionales en el caso de los hombres.
Qué significa esa falta de atención infantil
La investigación sugiere varias conductas derivadas de la falta de atención, que también están relacionadas con unos ingresos más bajos, entre las cuales estaba no compartir, no concentrarse, culpar a los demás o mostrar agresividad y altos niveles de ansiedad.
Esto significa que, si como padres podemos trabajar estos comportamientos 'desatentos' y superarlos, podríamos lograr un impacto en sus ingresos tres décadas más tarde.
Si has notado alguna de las actitudes anteriores en tu hijo de preescolar, es un buen momento para empezar a cambiarlas, según sugiere 'Inc'. Todas ellas son nocivas de por sí, pero si además interfieren en su futuro económico...
Estos son los cuatro campos de trabajo sugeridos por el estudio llevado a cabo por Francis Vergunst, Richard E. Tremblay y Daniel Nagin.
1. Fomentar el compartir
No debes obligar a tu hijo a compartir, pero sí introducir el concepto de los turnos, incluso usar un temporizador para demostrarle que recuperará su juguete cuando el otro niño termine de usarlo.
También sugieren que le pidas al niño que guarde los juguetes especiales que no quieren compartir antes de que venga un amigo (para evitar futuras disputas). Así, les das suficientes oportunidades de jugar con otros niños en un entorno sin competencia, como método para que practiquen el hecho de compartir.
2. Ayudar al niño a concentrarse
Los expertos aconsejan dividir sus tareas en tareas más pequeñas y más manejables y animarle a centrarse en una sola cosa a la vez.
También es adecuado crear un espacio de trabajo sin distracciones para cuando deba hacer sus deberes. Cuantas menos atracciones físicas y visuales tenga, más fácil le resultará concentrarse y adquirir hábitos de estudio. Y, por supuesto, nada de pantallas en su dormitorio.
3. Enseñarle a llevarse bien con otros niños
Fomentar la empatía en los niños desde pequeños es muy importante. Podemos aprovechar cualquier momento de la vida cotidiana. Es decir, cuando veamos algo interesante que sugiere una emoción, podemos preguntar a nuestro hijo cómo se siente, cómo cree que se siente la otra persona o por qué piensa que lo hizo.
4. Darle las herramientas para gestionar sus emociones
No podemos ni es sano para los niños procurar mantenerlos lejos de cualquier preocupación. Es imposible que un niño no se preocupe, por mucho que los padres se esfuercen en tratar de ocultarle problemas familiares o económicos.
Ningún niño va a dejar de sentir ansiedad porque sus padres le digan que se relaje. Lo mejor es dedicar unos minutos al día para que expresen sus miedos y así poder buscar soluciones entre todos. La idea sería que lo padres plantearan en común: "¿Cómo podemos tomar ese pensamiento de preocupación y convertirlo en un pensamiento positivo?"
Vía | Inc
Foto | iStock
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