La línea pedagógica es mucho más abierta y participativa y eso se traduce también en el diseño flexible de los ambientes en los que los niños aprenden, comparten y disfrutan.
Si pensamos en una escuela nos vienen a la mente los pupitres alineados uno detrás del otro con sillas en las que el niño pasa sentado la mayor parte del día.
En cambio, las aulas en Suecia son espacios en los que el niño puede moverse con libertad y elegir en cada momento el lugar adecuado para construir su aprendizaje y dar riendas suelta a su creatividad.
Los espacios juegan con los colores, cuentan con estructuras flexibles y funcionales donde estudiar, investigar, crear o tener acceso a las nuevas tecnologías.
Desde luego, después de ver el abismo que nos separa de las escuelas suecas, creo que las aulas tradicionales necesitan una actualización que flexibilice la experiencia educativa, aunque sea mínima.
Vía | Decoesfera En Bebés y más | En Suecia hay una guardería a la que no van niños ni niñas