A veces los niños pequeños cogen de las tiendas cosas que les llaman la atención o golosinas que les apetecería comer en ese momento. Los padres no nos percatamos que han cogido algo hasta que salimos de la tienda y te das cuenta que no lo has pagado. ¿Os ha pasado alguna vez? A mí sí. Los niños no lo hacen porque sean malos, ni ladrones, simplemente porque se han dejado llevar por un impulso y aún no tienen claros los límites entre lo que está bien y lo que no.
Pues es exactamente lo que le sucedió a un padre de un niño británico de tres años al darse cuenta que había robado una chocolatina en el supermercado. Le dio una lección que nunca olvidará.
Al salir del supermercado, el padre se da cuenta que el niño tenía una chocolatina en su mano. Le pregunta si había pagado por eso, a lo que el pequeño respondió que no.
Entonces le hizo darse la vuelta para devolverlo. "Esto no es gracioso. Nosotros no robamos", le dice. Cuando el niño va a devolverlo al sitio de donde lo cogió, el padre le dice que no, que se lo dé a la empleada.
Al principio creía que su padre bromeaba. Al niño le va cambiando la carita, empieza a avergonzarse de lo que ha hecho y acaba disculpándose y devolviendo el dulce. Una lección que no olvidará jamás.
Hay quienes consideran excesiva la lección para un niño de tres años, que tampoco hay necesidad de grabarlo y difundirlo en las redes. Que hubiese bastado con volver a pagarlo y hablarlo con él.
Los niños son eso, niños. No hay niños malos ni ladrones, sólo son seres en formación a los que los padres debemos guiar para hacerlos personas de bien, con cariño y comprensión.
Vía | La Vanguardia
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