"¡Castigado sin recreo, por hablar en clase!", "Si no acabas tus tareas, te quedas sin salir al patio", "Mientras tus compañeros juegan en el recreo, tú te quedarás solo en clase, así aprenderás a comportarte mejor"...
Por desgracia, castigar a los niños sin recreo es una práctica habitual en muchos colegios, aunque no está exenta de polémica. Quienes la defienden alegan que el comportamiento de los niños tras el castigo mejora notablemente, pero para otros se trata de un abuso y no se debería consentir.
Aunque no hay ninguna ley que prohíba expresamente a los profesores castigar a los alumnos sin salir al recreo, lo cierto es que es una práctica que se debería erradicar por los efectos negativos que acarrea.
El recreo, una necesidad fundamental para el niño
La hora del patio es uno de los momentos más esperados por los alumnos, sin importar el nivel académico que cursen. Y es que tanto los niños más pequeños, como los mayores de Secundaria, disfrutan enormemente de este rato de ocio y esparcimiento con los amigos.
Según los CDC (Centros para el Control y prevención de Enfermedades) el recreo es una parte muy importante de la experiencia escolar, pues permite a los alumnos trabajar destrezas imprescindibles para la vida, como la cooperación, el cumplimiento de reglas, el trabajo en equipo, la resolución de conflictos o la comunicación.
Además, jugar en el patio cada día contribuye a realizar el ejercicio físico recomendado por la OMS, repercutiendo de forma positiva en su bienestar y salud física y emocional.
Desde un punto de vista académico, disfrutar de un descanso mental entre clases ayuda a mejorar la concentración, el aprendizaje, el rendimiento y el comportamiento dentro del aula. Por ello, para los niños con TDAH o problemas de aprendizaje, el rato de patio es absolutamente fundamental.
Por otro lado, no podemos olvidar que el juego es un derecho fundamental en la infancia recogido en la Declaración Universal de los Derechos del Niño (1959). También en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (art.24) se reconoce el "derecho de todas las personas al descanso, al disfrute del tiempo libre y a una limitación razonable de su tiempo de trabajo". Y en el caso de los niños, ese periodo de descaso equivaldría al recreo escolar.
¿Castigar sin recreo es efectivo?
Cuando un profesor castiga sin recreo suele hacerlo porque el alumno habla en clase, no presta atención, interrumpe el ritmo constantemente, no termina sus tareas... en definitiva "se porta mal".
La situación acaba desbordándole, y al carecer de herramientas que le permitan resolver este tipo conflictos dentro del aula de una forma respetuosa, pueden acabar recurriendo al castigo pensando realmente que el comportamiento del niño mejorará. Pero nada más lejos de la realidad.
Si un niño habla en clase, juguetea con sus compañeros o no presta atención al profesor, castigarle sin salir al patio le estará perjudicando, pues el recreo es la oportunidad que tiene para descargar su energía, charlar y explayarse libremente.
Si por ejemplo, es castigado por no permanecer quieto en su silla, ¿no resultaría contraproducente no poder salir a jugar, correr, saltar y liberar tensiones?
Castigar sin recreo por no terminar los deberes o haber hecho mal una tarea tampoco tiene sentido, pues una mente cansada a la que se le priva de un rato de 'desconexión' no podrá afrontar nuevos retos y seguir aprendiendo.
En definitiva, con independencia del motivo por el que un niño sea castigado sin recreo, esta medida no resulta efectiva, pudiendo además provocar en el alumno sentimientos negativos como vergüenza, inseguridad, deseo de venganza, frustración o estrés.
Los pediatras creen que debería estar prohibido castigar sin recreo a los niños
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) considera que debería prohibirse castigar o disminuir el tiempo de recreo que tienen los niños en las escuelas; un tiempo que, alegan, no debería ser inferior a 15 minutos.
"Las escuelas y los profesores deben buscar otros métodos de mejorar la conducta, como sería lo contrario, el refuerzo positivo, aumentar el tiempo de recreo por buena conducta".
"Los profesores deben preguntarse por qué los niños se han portado mal o no han realizado las tareas, y buscar otras soluciones, pero no privarles de su derecho al descanso"
Según la AEPap, castigar sin recreo demuestra una total falta de conocimiento del desarrollo infantil, además de resultar "irrespetuoso con la dignidad, la esencia y los derechos del niño".
Han castigado a mi hijo sin recreo: ¿qué hago?
Si tu hijo te cuenta que le han castigado sin recreo te recomendamos hablarlo con el colegio. Quizá haya sido un hecho aislado, pero es importante que el centro tenga constancia de tu completo desacuerdo ante este tipo de medidas, con el objeto de que no vuelva a repetirse.
De forma calmada, pregunta al tutor de tu hijo el motivo o motivos que le han llevado a castigarle sin recreo, explícale por qué no estás de acuerdo con ello, y entre los dos intentad encontrar otras maneas de mejorar el comportamiento del niño sin tener que recurrir a una práctica tan desproporcionada y negativa.