Según las estadísticas, a los 12 años tres de cada cuatro niños tiene un móvil, y aunque en nuestro país la edad para crearse un perfil en redes sociales es de 14 años, nada menos que el 72% de los preadolescentes de entre 11 a 14 años que cuenta con smartphone accede a las redes sociales, y muchos llegan incluso a abrirse su propio perfil.
Entre las redes sociales que más furor causan a niños y adolescentes destacan Youtube, Tik Tok, Snapchat e Instagram. De hecho, hace unos meses supimos que Mark Zuckerberg estaba planeando crear un Instagram para menores de 13 años llamado "Instagram Kids", un proyecto que por el momento parece haber quedado detenido.
Y es que cada vez son más los expertos que alertan del uso indiscriminado (e incluso a veces peligros) que niños y adolescentes hacen de las redes sociales. Además, en muchos casos este uso frecuente lleva aparejado problemas emocionales y de autoestima.
El profesor e investigador de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Ferran Lalueza, y el psicólogo clínico y psicoanalista, José Ramón Ubieto, nos desgranan las razones por las que redes sociales como Instagram podrían un efecto tóxico entre nuestros adolescentes.
1) El físico como presentación
Según los expertos, uno de los principales efectos de esta red social es la comparación social negativa entre usuarios, que hace que los adolescentes se valoren con base a su atractivo, riqueza y éxito respecto a los otros.
"En el mundo irreal de Instagram, un físico atractivo se presenta a menudo como la única puerta de entrada hacia el éxito y la aceptación social. Este mensaje puede resultar doloroso, excluyente y distorsionador para aquellos que no se sienten a gusto con su cuerpo" - detalla el profesor Lalueza.
"El efecto de esta comparación puede aumentar las vacilaciones de todo adolescente. Compararse con miles de fotos hace más complicado habitar su propio cuerpo" - añade el psicólogo, José Ramón Ubieto.
Según los estudios, el efecto emocional que provoca el físico como carta de presentación en la red parece ser más acusado en el caso de las chicas, llegando incluso a afectar negativamente a su felicidad.
2) Una realidad falsa pero siempre perfecta
La vida no es como se muestra en redes sociales. Los adultos lo sabemos perfectamente, pero aún así nos sigue afectando las fotos que otros publican en Instagram, mermando nuestra autoestima y haciéndonos sentir mal.
Si esto nos pasa a nosotros, no es difícil imaginar lo que pueden llegar a sentir los adolescentes cuando comparan su día a día con lo que otros chicos de su edad publican en la red:
"El mundo que se exhibe en Instagram es un mundo irreal fruto de una selección sesgada (mostramos lo mejor y obviamos lo peor) y con filtros embellecedores. Si nos comparamos con este mundo sin ser conscientes de que es ficticio, nuestra realidad acaba resultando bastante deprimente" - afirma el profesor Lalueza.
3) Un público objetivo muy sensible
Según los estudios, las personas adolescentes tienen una alta sensibilidad emocional, y el desarrollo prolongado del proceso reflexivo y el control cognitivo pueden hacerlas específicamente reactivas a este tipo de medios.
"En edades en que todavía estamos formando nuestra personalidad y aprendiendo a aceptarnos tal como somos, el contraste mencionado antes puede resultar particularmente demoledor" - asegura Ferran Lalueza.
4) Es muy difícil cerrar la sesión
El profesor Lalueza nos explica que las redes sociales están cuidadosamente diseñadas para que nos enganchemos y dediquemos nuestro tiempo a ellas. "Cuanto más tiempo invertimos en Instagram, más alto es el coste de oportunidad en términos de cosas positivas que podríamos estar haciendo y que no haremos", reflexiona.
5) Eco tóxico
Para José Ramón Ubieto, Instagram funciona como una cámara de eco: "Si tú comunicas un deseo o una idea, por ejemplo sobre autolesiones o suicidio, esta red te multiplica las opciones. Ese eco es un refuerzo de tu propia idea".
En definitiva, ambos expertos consideran que Instagram podría afectar de forma negativa a la imagen que los adolescentes tienen sobre sí mismos, acentuar la sensación de FOMO (miedo a quedarse fuera del mundo en línea) y acarrear problemas de ansiedad y efectos derivados de la inquietud que esto genera.
La educación en el buen uso de las RRSS, la mejor solución
Aunque Ubieto afirma que "la eliminación de los me gusta podría paliar algo ese efecto de comparación social", también considera que restaría valor a esta red social, pues la mayoría de usuarios de cualquier red social lo que buscan son likes.
Igualmente, y tal y como hemos mencionado al inicio, la versión para niños, Instagram Kids se planteó en un primer momento como una solución para controlar contenidos, accesos y publicidad.
Sin embargo, para los expertos esto no sería suficiente ni podría resolver los problemas que actualmente han traído las redes sociales:
"Las soluciones tecnológicas difícilmente serán soluciones válidas para un problema que la propia tecnología ha creado" - afirma Ubieto.
En este sentido, para el psicólogo la mejor aplicación móvil de control parental serían los propios padres, pues son los únicos que pueden acompañar al niño y adolescente en la construcción de su propia identidad y en su desarrollo, así como educarles en el correcto uso de las tecnologías y redes sociales.
Fotos | iStock
Vía | Universitat Oberta de Catalunya (UOC)