Los deberes pueden resultar beneficiosos para los niños, aunque también presentan sus inconvenientes. Dependiendo del tipo y de la cantidad de deberes, estos podrán potenciar en mayor o menor medida su aprendizaje y desarrollo.
Por otro lado, también es cierto que los deberes pueden resultar poco estimulantes y que les restan tiempo de ocio a los niños para descansar en casa o para realizar otras actividades.
¿Crees que los niños deben tener deberes escolares para hacer en casa? Se trata de un debate ampliamente extendido entre el sector educativo y las familias.
Desde Bebés y más reflexionamos sobre si los niños deberían tener o no deberes obligatorios y cómo deberían ser para que adquieran un cierto sentido.
Beneficios de tener deberes
En el debate de deberes sí o deberes no, encontramos algunos beneficios de los mismos que conviene destacar. Entre ellos:
1. Fomentan el sentido de responsabilidad
Tener deberes escolares para casa puede suponer un beneficio para los niños, y es que les ofrece la oportunidad de fomentar el sentido de la responsabilidad.
Trabajar la responsabilidad puede hacerse de diferentes maneras, incluyendo los deberes o el hecho de tener pequeñas tareas domésticas asignadas en el día a día. En este sentido, será importante reforzar todas aquellas conductas positivas del niño.
2. Ofrecen una rutina
Los deberes también tienen otro aspecto positivo, y es que les ofrecen una rutina a los niños. Adquirir ciertas rutinas resulta especialmente importante los primeros años de vida, porque posibilita la adquisición de rutinas posteriores siendo más mayores.
3. Permiten trabajar la organización
A través de los deberes, los niños pueden organizarse a su manera (aunque muchas veces requerirán nuestro soporte), o bien siguiendo unas pautas o criterios escolares. Esta capacidad de organización es otra habilidad que les puede servir mucho en el futuro, ya sea en el ámbito académico, laboral, personal...
4. Estimulan la autonomía
Por otro lado, los deberes también pueden estimular la autonomía del niño. ¿Por qué? Porque, al tener una responsabilidad, deben organizarse y cumplir ciertas tareas u objetivos, lo que permite cultivar esta independencia.
La independencia es un valor y una capacidad, que puede a su vez potenciar otros aspectos del desarrollo del niño, como por ejemplo, su autoestima. Y es que los niños más independientes, que además son capaces de hacer cosas por sí mismos, de obtener logros y de reconocerlos, pueden sentirse mejor consigo mismos (aunque no es una condición sine qua non).
Y además, la autonomía muchas veces permite al niño identificar con mayor facilidad qué necesita y cómo puede organizarse para obtener aquello que le hace falta.
Inconvenientes de los deberes
Hemos visto cómo los deberes pueden resultar positivos para los niños en ciertos aspectos. Sin embargo, también encontramos algunos argumentos "en contra" de los mismos.
1. Generan cierta presión
Uno de los inconvenientes de los deberes escolares para hacer en casa es que pueden generarles excesiva presión a los niños.
Ya sea presión ejercida por ellos mismos, por querer "llegar a todo", como presión que sienten desde la escuela. No nos olvidemos de que son niños, y que también tienen derecho a disfrutar de su tiempo de ocio y de su libertad después de la escuela.
2. Limitan su tiempo libre
Como decíamos, hemos de pensar que los niños son niños, y que tienen toda la vida para tener responsabilidades, para estudiar, trabajar... Por ello, otro de los inconvenientes de tener deberes es la limitación del tiempo libre.
En este sentido, es bueno buscar un punto de equilibrio en cuanto a la cantidad de deberes. Es importante que estos sean pequeñas tareas que no les implique excesivo tiempo, para que puedan seguir disfrutando de su tiempo de ocio.
3. La vivencia de "una obligación"
Otro riesgo de los deberes (sobre todo, si estos generan saturación en el niño) es que los vivan como una obligación. Lógicamente, sí se trata de una obligación, aunque quizás sería más beneficios para ellos que lo vivieran como una responsabilidad y no tanto como una obligación que supone una consecuencia negativa en caso de no llevarse a cabo.
De igual forma, otro riesgo de esto es que acaben equiparando el aprendizaje a algo aburrido o poco estimulante, mecánico... Es decir, que se pierda la esencia del aprendizaje estimulante o divertido, aquel que se basa más en la curiosidad que en la obligación.
Entonces... ¿Deberes sí o deberes no?
Quizás la clave sea encontrar el punto medio, a través de una mirada flexible. En este sentido, puede resultar beneficioso que los deberes sean pequeñas tareas concretas que estimulen su creatividad y su curiosidad.
También es importante tener en cuenta la edad y el momento evolutivo del niño; exigir muchos deberes puede resultar contraproducente y generarles una presión y/o un estrés innecesario.
Así, los deberes deben estar enfocados a promover valores como los mencionados (la rutina, la organización, la responsabilidad...); si son excesivos pueden saturar al niño y que este acabe viviendo el aprendizaje de una forma que seguramente no deseamos.
El sentido de los deberes y la tipología de los mismos
Además, hemos de pensar cuál es el objetivo de dichos deberes; si es, como decíamos, ofrecer una oportunidad para estimular la curiosidad del niño, para que tenga una pequeña responsabilidad al finalizar la escuela, para que siga aprendiendo... entonces, estos pueden resultar muy beneficiosos.
Por contra, si solo se trata de deberes mecánicos o de entregas muy largas, esto puede generar más perjuicio que beneficio en su desarrollo.
La importancia de fomentar un aprendizaje estimulante
El hecho de reflexionar sobre los beneficios e inconvenientes de los deberes, nos acerca a otra cuestión importante: la importancia de fomentar un aprendizaje estimulante.
Está claro que este puede ofrecerse a través de las clases, mediante juegos, actividades diversas, lecturas, el propio proceso de enseñanza... y también, a través de los deberes, si estos adquieren una estructura, un enfoque y un diseño adecuado.
Definir la cantidad y el objetivo de los deberes
En este sentido, el punto medio del que hablábamos es importante, en cuanto a cantidad de deberes. Por otro lado, también lo es la finalidad de los mismos: debemos reflexionar sobre qué queremos enseñar o aportar a los más pequeños a través de los deberes.
Es decir; estos, idealmente, deberían tener un sentido. Si estos objetivos (o el sentido de los mismos) están claros, y van en línea con el desarrollo y el aprendizaje del niño, entonces, los deberes pueden resultar positivos.
Deberes en la etapa infantil
Finalmente, es importante tener en cuenta que en etapas muy tempranas de la escolarización, como la etapa infantil, los deberes no tienen sentido (por ejemplo, en niños de cinco años).
A medida que crecen, se les puede ir proponiendo poco a poco pequeñas tareas que les resulten estimulantes, que no les resten tiempo de ocio y que tengan sentido para su aprendizaje.
¿Cuál es vuestra opinión, deberes escolares sí o no?
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