Según datos del Ministerio de Educación, el número de alumnos escolarizados en las etapas de Primaria y Secundaria en el curso 2020-21 ascendió a los 4.884.969. De ellos, 34.609 alumnos recibieron atención educativa específica por altas capacidades (AACC), lo que supone tan solo un 0,7% del alumnado de Primaria y Secundaria.
Se calcula que en nuestro país hay entre un 3% y 5% de alumnos con altas capacidades, lo que indicaría que más de un 90% de ellos está sin identificar.
Sin duda se trata de una cifra realmente alarmante sobre la que hoy reflexionamos: ¿por qué hay tan pocos niños detectados con Altas Capacidades en nuestro país y qué consecuencias acarrea este hecho?
Cifras que nos hacen reflexionar
De acuerdo con las especificaciones del Ministerio de Educación, los alumnos con altas capacidades son aquellos que han sido identificados como tal por los equipos o servicios de orientación, y reciben atención educativa especial a través de medidas específicas, como adaptaciones curriculares o de ampliación del currículo, flexibilización del periodo de escolarización, y/o participación en programas extracurriculares de enriquecimiento.
En el curso 2020-2021 la cifra de alumnos con necesidades educativas específicas que recibió una atención diferente a la ordinaria representó el 9,3% del total del alumnado en España. De este porcentaje, el 30% recibieron atención por necesidades educativas especiales asociadas a discapacidad o trastorno grave, y el 70% restante por otras necesidades específicas, entre ellas las altas capacidades, que tan solo supusieron un 8%.
Si hablamos en cifras vemos que en las etapas de educación obligatorias 17.082 alumnos de Primaria y 17.527 de Secundaria detectados con altas capacidades intelectuales recibieron la correspondiente atención educativa durante el curso citado.
Sin embargo, y tal y como mencionábamos al inicio, se calcula que entre el 3% y el 5% de los alumnos tiene altas capacidades, una cifra muy por encima de las estadísticas del Ministerio: ¿dónde están los alumnos que faltan?, y sobre todo, ¿por qué no están identificados?
¿Por qué hay tan pocos alumnos en España con altas capacidades?
Los motivos por los que en nuestro país hay tan pocos alumnos detectados con altas capacidades son los siguientes:
1) Una forma arcaica de medir las AACC
Todavía se siguen asociando las altas capacidades a un elevado cociente intelectual (de 130 o superior). Sin embargo, según recoge la Asociación Española de Superdotados y con Talento (AEST) la medición en base al coeficiente intelectual (CI) es arcaica porque las altas capacidades intelectuales no son homogéneas, hay talentos de muchos tipos y cada caso es único.
Pero lo realmente preocupante es que sean las propias administraciones quienes utilicen este baremo a la hora de medir las altas capacidades, dejando fuera a miles de alumnos por no alcanzar un CI de 130.
En este sentido, el informe Marland supuso un punto de inflexión en la identificación y educación de los niños con altas capacidades. Según leemos en este artículo de la Asociación Española para Superdotados y con Talento, este documento fue elaborado por el Departamento de Educación de EEUU en 1971 con el objetivo de definir la superdotación y orientar a los legisladores y gobernantes a la hora de activar programas educativos de enriquecimiento.
No en vano, Estados Unidos es uno de los mejores países a la hora de atender a sus alumnos con altas capacidades, no solo por la forma de identificarlos, sino por cómo adaptan los programas educativos a las especificaciones de cada alumnos.
2) Criterios dispares según la Comunidad Autónoma
El hecho de que en nuestro país no exista un criterio común de evaluación de las altas capacidades nos lleva a vivir situaciones tan surrealistas como que en Andalucía un alumno tenga altas capacidades, pero no las tenga si se le evalúa en Madrid.
De este modo, según este artículo de El Mundo del Superdotado, las Comunidades Autónomas que más alumnos identifican con altas capacidades son Andalucía, Asturias y Murcia, y entre las que menos estarían Comunidad Valenciana, Madrid, Castilla la Mancha o Cataluña.
No obstante, a pesar de la disparidad de criterios, en ninguna de las Comunidades Autónomas se supera el 2% de alumnos identificados (recordemos que el mínimo considerado por los estudios debería estar en el 3%).
3) Profesores no formados en altas capacidades
Los profesores deberían ser una pieza clave en la detección de alumnos con altas capacidades, pero la mayoría no cuenta con formación específica en este área.
Esto hace que en muchas ocasiones no sean capaces de identificar precozmente las señales que podrían indicar sobredotación intelectual en un alumno, ni tampoco sepan atenderles de forma específica. De hecho, muchos padres convencidos de que sus hijos tienen altas capacidades se encuentran a menudo con el "yo no lo veo" de sus profesores, que impide o alarga en el tiempo el proceso de valoración oficial por parte del centro.
4) Miedo derivado de los falsos mitos y prejuicios
Pero en otras ocasiones las trabas no vienen por parte de los colegios o las administraciones, sino por parte de la propia familia. Y es que por desgracia, las altas capacidades están asociadas a muchos falsos mitos que hace que algunos padres se opongan a la identificación de sus hijos por miedo o desconocimiento, creyendo incluso que lo más ventajoso para el niño es "no hacer nada".
Pero tener altas capacidades no es nada malo, sino todo lo contrario: un niño con altas capacidades es un 'diamante en bruto' con un potencial increíble que le va a permitir conseguir todo lo que se proponga. Ahora bien, para ello es necesario que esté correctamente atendido y acompañado.
¿Por qué es preocupante que no haya alumnos identificados con AACC?
Son muchas las razones por las que no identificar ni atender debidamente a los alumnos con altas capacidades es perjudicial, tanto para ellos mismos, como para nuestro sistema educativo y la sociedad en su conjunto.
Alto fracaso escolar
Uno de los mitos más extendidos en torno a este colectivo es que los niños con alta capacitación intelectual no tienen ningún tipo de problema académico, sus notas son brillantes y su mente inquieta les lleva a estar ideando continuamente nuevos retos, sin dar lugar al aburrimiento ni la desmotivación.
Pero la realidad es bien distinta, y precisamente el fracaso escolar y el aburrimiento en clase son dos de los problemas que con más frecuencia se topan los niños con altas capacidades que no están debidamente motivados y atendidos.
La tasa de abandono escolar en nuestro país se situó en 2022 en un 13,9%, según datos del Ministerio de Educación publicados por Europa Press. De este porcentaje, entre el 30 y el 50% se calcula que corresponde a alumnos con altas capacidades. Así pues, si atendiéramos debidamente a los alumnos con altas capacidades, se reduciría de forma muy notable el índice de fracaso escolar de nuestro sistema educativo.
Pérdida de talento
Si desde los colegios, familias e instituciones sabemos tratar y educar correctamente a estos niños, podrán desplegar todo su potencial sin barreras, desarrollarse de forma plena y cultivar su talento al máximo.
Cuando un talento es bien cuidado, desarrollado y aprovechado en beneficio de la sociedad, no solo acaba repercutiendo en el sistema educativo (promover la excelencia mejora la educación de todos, como afirma Javier Tourón), sino también en el conjunto de la sociedad y en la construcción de un país mejor.
Es por eso que en países como Estados Unidos están tan preocupados por ofrecer a sus alumnos con altas capacidades una educación diferenciada, tanto en escuelas públicas como privadas, y por supuesto en las universidades.