En mi caso, el trimestre se ha extendido un mes más. Pero, aunque suelen ser más habituales en los primeros meses no quiere decir que las náuseas no puedan aparecer de vez en cuando en el resto del embarazo. Somos futuras madres con las hormonas en plena actividad, no relojes suizos.
La llegada de la primavera, los días más calurosos, las primeras pataditas y la partida de las náuseas han cambiado definitivamente mi estado de ánimo. Despertarse sin ese malestar matutino y poder comer cualquier cosa es algo que se agradece. Otra cosa que afortunadamente disminuyó, aunque no desapreció del todo, es ese olfato de perro sabueso que ha desarrollado mi nariz. Ahora puedo tirar la basura al cubo sin descomponerme cada vez que abro la tapa como me pasaba antes.
Como decía, mi humor está notablemente mejorado, lo cual es agradecido también por el resto de la familia. Porque aunque por supuesto me sentía feliz por el embarazo, el cansancio generalizado y las náuseas me hacían los días un tanto pesados, y más aún cuidando a una niña de 20 meses.
Pronto llegarán las molestias de la segunda mitad del embarazo como la acidez, la pesadez, la digestión lenta… pero no quiero ni nombrarlas para que no se den por aludidas.
Ahora sí empieza la mejor etapa del embarazo. Según dicen (y en mi anterior embarazo fue así) el segundo trimestre es el más pleno, cuando mejor nos sentimos y podemos disfrutar con todo de nuestro maravilloso estado.
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