Hace un año os hablamos de la estupenda campaña de concienciación "Levántate por una embarazada" en que se trató de mostrar a la población que las embarazadas pueden necesitar sentarse en el autobús.
Es cierto que no están enfermas, pero también es cierto que muchas no llevan demasiado bien lo de mantenerse mucho rato de pie, y es una cuestión de educación y respeto el cederle el asiento por si ella quiere aceptar el ofrecimiento.
Sin embargo, parece que va a ser difícil hacerlo porque se ha descubierto (hablo irónicamente, claro) un indeseable efecto secundario al ver a una embarazada en el autobús: a la gente le entra una somnolencia repentina y un sueño tan profundo, que ni queriendo ceder el asiento podrían hacerlo.
La imagen la compartió en su Facebook José Falla R, de Colombia, y la hemos querido compartir para intentar ofrecer una solución para las personas del autobús, que cuando sube una embarazada se duermen irremediablemente.
Cómo no dormirse para poder ceder el asiento a las embarazadas
Ante el riesgo de que la somnolencia repentina les haga incluso alargar su trayecto y pasarse de la parada a la que se dirigían, he pensado que puede ser una buena solución alguna de las siguientes:
- Que el conductor no abra la puerta a ninguna embarazada para que ninguno de los pasajeros sufran tan molestos síntomas (aunque para las embarazadas es un problema).
- Que hagan autobuses solo para embarazadas... ellas, al parecer, son inmunes a este efecto, así que no se dormirían al ver a otras embarazadas.
- Que el conductor avise a los pasajeros de que va a subir una embarazada: así pueden tirarse al suelo antes de caer por accidente en caso de que alguno se duerma más rápido de lo recomendable.
- Que el conductor se levante, se acerque a una persona y la obligue a ponerse de pie para que la embarazada se pueda sentar: según vemos en la foto, las personas que están de pie no sufren tan molestos síntomas (aunque sería lamentable, pues el conductor no tiene por qué hacer la función de padre de personas adultas).
- Ofrecer a las embarazas un traje especial: un traje que oculte el embarazo, por si el efecto es visual, y que no permita que los pasajeros puedan olerla, por si el efecto es al inhalar las sustancias que las embarazadas emanan naturalmente a través de sus glándolas exocrinas.
- Que la gente deje de ser tan hipócrita y que recupere la educación y la capacidad de sentir empatía por los demás: basta con ofrecer el asiento para ser amable, basta con pensar que si fuéramos ella querríamos que nos trataran así. La embarazada puede decir que no, o puede decir que sí, porque puede necesitarlo más que los demás.
Lo más triste es que me parece que la última de las posibles soluciones parece la más difícil de cumplir. ¿Me equivoco?
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