El tabaquismo pasivo de la embaraza también provoca problemas respiratorios en el bebé

Está claro que durante el embarazo, cuanto más lejos del humo, mejor. No solo la mujer ha de evitar fumar en esta etapa, sino que tampoco se ha de fumar junto a ella. La salud del embarazo y del feto se ve afectada cuando la mujer aspira el humo del tabaco y al nacer su bebé también sufrirá las consecuencias.

Una nueva investigación publicada en la revista 'European Respiratory Journal' pone de manifiesto la relación entre el tabaquismo pasivo de la embarazada y los problemas respiratorios en sus bebés, un riesgo directamente proporcional a la cantidad de humo aspirado por la madre.

El estudio ha sido realizado por el Centro de Investigación de Epidemiología Ambiental (CREAL) y ha examinado la asociación entre el tabaquismo pasivo materno durante el embarazo y las sibilancias en niños menores de dos años, con datos de cerca de 28.000 parejas de madres y niños.

En él se observa que el incremento del riesgo de que el bebé sufra problemas respiratorios depende de la cantidad de humo inhalado y del tiempo en que se produce la exposición durante el embarazo (incluso, antes y después de la gestación). Por eso, en lo que respecta a dejar de fumar en el embarazo, más vale tarde que nunca:

  • Los niños cuyas madres estuvieron expuestas al humo eran un 11% más propensos a desarrollar dichos problemas respiratorios.
  • Si además los niños eran expuestos de manera pasiva al tabaco también después del parto, el riesgo de sibilancias se incrementa en un 29%.
  • Los riesgos alcanzan el 74% cuando las madres eran fumadoras activas antes del embarazo y además el niño recibía exposición pasiva al humo después del nacimiento.

También el hecho de que el bebé tuviera antecedentes familiares de asma influía en sus mayores posibilidades de tener problemas respiratorios.

Se trata de cifras muy contundentes y tal vez por ello me da la impresión de que en la actualidad la población está mucho más concienciada de los riesgos del tabaco y ya no es tan habitual como hace años ver a las embarazadas fumar o que otras personas lo hagan junto a ellas. Sin embargo, para evitar todos los riesgos aún queda camino por recorrer.

Entre las medidas que podrían contribuir a ello se encuentra una buena información prenatal o la facilitación de ayuda en los casos más graves, de aquellas mujeres que no pueden dejar el hábito, la intervención en el ámbito familiar para evitar que otros fumen junto a la embarazada o el bebé...

Vosotros, ¿conocéis casos de mujeres que hayan seguido fumando en el embarazo? Seguro que lo que sí conocéis son casos en los que las embarazadas han respirado ese humo de manera pasiva, algo que como vemos también afecta directamente a la salud del bebé y que por lo tanto hay que evitar a toda costa.

Foto | iStock
Más información | ERJ
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