Estás embarazada y antes de que puedas darte cuenta tu bebé comenzará a moverse en tu interior: patadas, volteretas, piruetas... Sus patrones de movimiento se desarrollan entre las semanas ocho y 15, y a partir de ahí los perfeccionará, siendo perceptibles por la madre en torno a la semana 20 del embarazo.
Siempre se ha dicho que los movimientos dentro del útero son un síntoma de bienestar fetal, pero un reciente estudio publicado en la revista de biología Development acaba de revelar que los movimientos sirven además al bebé para desarrollar y fortalecer sus huesos y articulaciones.
En un reciente estudio, los investigadores han determinado que el movimiento estimula las interacciones moleculares de las células y los tejidos del embrión, para que se vuelvan huesos y articulaciones funcionales. Dependiendo de dónde estén las células dentro de un embrión, el movimiento ayudará en la formación del hueso o del cartílago.
Los resultados del estudio han concluido que cuando hay ausencia de movimientos se produce un desarrollo anormal de la articulación:
"Nuestros nuevos hallazgos muestran que en ausencia de movimiento embrionario, las células que deberían formar el cartílago articular reciben señales moleculares incorrectas, mientras que otra señal inapropiada se activa en su lugar" - explica la doctora Paula Murphy, profesora de zoología en el Trinity College Dublin, y codirectora de este estudio.
La investigación ha sido llevada a cabo con embriones de pollo y ratón, pero se ha observado que los cambios moleculares que se producen cuando no hay estimulación mecánica son comunes a todas las especies, por lo que estos hallazgos pueden trasladarse también al ser humano.
La importancia de los movimientos fetales
Los movimientos del bebé suelen comenzar a notarse en torno al cuarto o quinto mes, si bien en los segundos embarazos y posteriores, suelen notarse algo antes.
A medida que la gestación va avanzando es probable que los movimientos disminuyan, pues el bebé tiene menos espacio para estirarse. Aún así, sus patadas y estiramientos serán claramente perceptibles incluso desde fuera, pudiéndose llegar a producir deformaciones y bultos en la tripa de la madre.
Es muy importante saber que si los movimientos paran de forma brusca o la madre deja de notar a su bebé durante varias horas, se debe consultar de inmediato con el especialista.
Notar a nuestro bebé moverse dentro de la tripa es una sensación única, increíble y difícil de explicar, y aunque a veces sus movimientos o patadas puedan resultarnos algo molestos, ahora ya sabemos que tienen una función: la de fortalecer sus articulaciones y huesos para su vida fuera del útero.
Fotos iStock
Vía The Bump
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