El tema de la maternidad subrogada o vientre de alquiler (o mujer gestante de alquiler) es uno de los más polémicos en nuestra sociedad actual por todo lo que conlleva. Mientras algunos países lo permiten, otros lo prohíben, como España (pese a que algún partido político ya ha dejado caer la intención de legalizarlo), y mientras a algunas personas les parece algo necesario ahora que muchas parejas tienen dificultades para ser padres, a otras les parece la clara demostración de hasta dónde puede llegar la mercantilización y el abuso del cuerpo femenino.
Una de las cosas más increíbles del asunto es que la naturaleza puede llegar a hacer cosas impensables, provocando situaciones no esperadas que requieren de una adaptación ética y moral a esas nuevas circunstancias. Si hace unos meses os contamos que una pareja gay se quedó sin su bebé porque el padre biológico era la pareja de la mujer, hoy os explicamos un caso de superfetación: se quedó embarazada de su marido mientras gestaba al bebé de otra pareja.
Según leemos en La Opinión de Poza Rica, sucedió en California, donde una mujer, madre dos hijos, aceptó ser la madre subrogada de una pareja de origen chino, a cambio de 30 mil dólares.
Todo bien, hasta que apareció un segundo bebé
Todo iba según lo previsto hasta que, en la sexta semana de gestación, una ecografía mostró que no había uno, sino dos bebés. En un primer momento pensaron que se trataba de gemelos, pero al nacer vieron que lo que había sucedido era lo que se conoce como superfetación: cuando una mujer, ya embarazada, vuelve a ovular y ese óvulo es también fecundado. Es decir, dos embarazos de diferente tiempo de gestación al mismo tiempo.
Aunque la pareja asegura que utilizaron preservativo al mantener relaciones sexuales, el día que la mujer dio a luz nacieron dos bebés de dos parejas.
Y después de esto vienen todas las preguntas, claro: ¿Qué dijo la pareja contratante al descubrir que no eran gemelos y que uno de los bebés no era suyo? ¿Qué sintieron? ¿Qué sintió la madre y su marido, al ver nacer a su tercer hijo, acompañado de un bebé que no reconocerán jamás como propio? ¿Qué sintió la mujer al parir a dos bebés que había sentido dentro, para entregar a uno de ellos a otra pareja? ¿Qué sintieron los bebés al haber compartido espacio y contacto tantos meses, para ser finalmente separados? ¿Qué sintió el bebé de la pareja china, separado de la mujer que lo gestó?
Estas y otras preguntas son las que nos hacen pensar que el debate de la maternidad subrogada tiene muchos puntos de vista, muchas preguntas sin respuesta, y que aún hay mucho que hablar sobre ello. ¿No creéis?
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