Una gran noticia: los tratamientos contra el cáncer podrían ser compatibles con el embarazo

Hace poco más de un mes os contamos la historia de la modelo Elizaveta Bulokhova (que veis en la foto) que embarazada de su primer bebé se enteró de que tenía un cáncer muy avanzado en la mandíbula, con la consiguiente indicación de los médicos de abortar para poder iniciar el tratamiento. Ante tal disyuntiva, y pese a que iba a hacerles caso, al final decidió escuchar a su bebé y esperó a iniciar la quimioterapia después de que el bebé naciera en la semana 28 y pudiera sobrevivir. Esta historia nos conmocionó y emocionó a partes iguales, y no es sino una más de tantas en que las mujeres descubren que tienen un cáncer durante el embarazo teniendo que tomar una decisión muy dura.

Pues bien, hoy os traigo una gran noticia, y es que un estudio reciente ha analizado cuál es el impacto de los tratamientos contra el cáncer en la salud de los bebés y, según concluyen, dichos tratamientos podrían ser compatibles con el embarazo.

Datos del estudio

Tal y como leemos en ABC, el estudio se ha publicado en la prestigiosa revista The New England Journal of Medicine y para llevarlo a cabo los investigadores estudiaron a 129 niños cuyas madres tenían cáncer durante el embarazo y a 129 niños con madres sanas, para poder realizar una comparación.

Dicha comparación constó de un examen neurológico y un examen para evaluar el desarrollo infantil a los 18 meses y de nuevo a los 36 meses, y una evaluación cardíaca cuando todos ellos contaban con 36 meses.

De los 129 niños cuyas madres tuvieron cáncer, 96 (el 74,4%) fueron expuestos a quimioterapia (como único tratamiento, o bien combinada con otros), 11 niños (el 8,5%) fueron expuestos a radioterapia (como tratamiento único o combinada con otros), 13 (10.1%) a una cirugía materna, 2 (1,6%) a otros tratamientos farmacológicos y 14 (10.9%) no fueron expuestos a ningún tratamiento.

Lo único que se vio afectado fue el peso al nacer

En los resultados, vieron que 28 de 127 niños (el 22%) en el grupo de madres con cáncer nacieron con un peso por debajo del percentil 10. En el grupo de mujeres sanas, fueron 19 de 125 (15,2%) los que nacieron con el mismo peso. En referencia a las evaluaciones a que sometieron a los niños, vieron que no había diferencias significativas en el desarrollo cognitivo de los niños y en los exámenes cardiológicos vieron que todos tenían resultados normales. Sí vieron que algunos tenían peor desarrollo cognitivo, pero se asoció a su edad gestacional. Es decir, los que nacieron antes tuvieron peores puntuaciones pero no por el tratamiento, sino por haber nacido antes.

Ante estos datos los investigadores concluyeron que:

La exposición prenatal al cáncer materno con o sin tratamiento no pone en peligro el desarrollo cognitivo, del corazón ni el desarrollo general de los niños en la primera infancia. La prematuridad se correlacionó con un peor resultado cognitivo, pero este efecto fue independiente del tratamiento contra el cáncer.

Una gran noticia, sin duda

El estudio cuenta con una muestra muy pequeña, en realidad, y esto le resta un poco de fiabilidad (sólo 11 niños fueron expuestos a radioterapia, por ejemplo). Sin embargo, abre una puerta a la esperanza y a la continuación de la investigación de todo lo relacionado con el embarazo y los tratamientos contra el cáncer.

En un momento de la historia en el que parece que, según algunos expertos, los diagnósticos serán cada vez más (ya se habla de que uno de cada dos niños de los que nacen ahora padecerán cáncer), la investigación es primordial para combatirlo, controlarlo y superarlo si es posible.

Mientras tanto, padres e hijos deberíamos concienciarnos y hacer todo lo posible por evitarlo. Según la OMS debemos:

  • No fumar y evitar el tabaco de segunda mano.
  • Controlar el peso de manera activa, limitando el tiempo que estamos sentados, haciendo ejercicio y llevando una dieta saludable rica en cereales, legumbres, verduras y frutas. Además, debemos evitar o reducir el consumo de alimentos ricos en calorías, azúcar y grasa, así como las bebidas azucaradas. También evitar comer carne procesada y limitar el consumo de carne roja y alimentos ricos en sal.
  • Reducir el consumo de alcohol. Si se puede evitar, mejor.
  • Tener cuidado con el sol, utilizando protección solar y evitando el uso de cabinas solares.
  • Protegernos contra sustancias cancerígenas en nuestra vida diaria, en casa o el trabajo.
  • Si eres mujer, amamantar tanto como sea posible, pues la lactancia materna reduce el riesgo de cáncer de mama. Tener en cuenta que las terapias hormonales sustitutivas aumentan el riesgo de algunos tipos de cáncer.
  • Vacunar a los niños contra la hepatitis B y contra el virus del papiloma humano (para las niñas).
  • Hacernos revisiones para detectar el cáncer de colón (hombres y mujeres), el cáncer de mama (mujeres) y el cáncer de cuello de útero (mujeres).

Fotos | Manolo Studios, iStock
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