Tras cuatro años, siete intentos, tres abortos y 1.616 inyecciones, la vida se abrió paso

Tras cuatro años, siete intentos, tres abortos y 1.616 inyecciones, la vida se abrió paso
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Cuando una pareja decide tener un hijo y el ansiado embarazo no llega, es normal sentir que el sueño de ser padres se aleja cada vez más, por eso hemos querido compartir hoy esta impactante fotografía tomada por Samantha Drake Packer que se ha hecho viral y representa la esperanza para todas esas parejas que luchan contra la infertilidad.

La pequeña que vemos en el centro de la foto rodeada de jeringas se llama London O'Neill y nació el 3 de agosto tras cuatro años, siete intentos, tres abortos y 1.616 inyecciones que se dio su madre para el tratamiento de fecundación in vitro que por fin hizo posible el embarazo y el nacimiento de la niña.

Un largo y difícil camino

La historia, contada en Love That Matters por las propias protagonistas, es una historia preciosa repleta de frustración, pero también de esperanza para las parejas que estén en esa situación.

La niña es hija de una pareja de mujeres, Kimberly O'Neil, de 37 años, y Patricia O'Neil, de 30 años, de Phoenix, Arizona. Ambas tenían un hijo, uno biológico y uno adoptado, de una relación anterior, por lo que pensaron que no sería demasiado difícil. Conseguirían un donante de esperma y nueve meses después serían madres. Pero no sería tan sencillo.

En 2014 Patricia se sometió a dos rondas de inseminación intrauterina, ninguna de las cuales dio resultado. Luego cambiaron de médico y comenzaron el viaje de la FIV (fecundación in vitro) con dos recuperaciones de óvulos. En el segundo intento lograron cinco embriones, lo que les dio cinco oportunidades de poder tener un bebé.

Pero con cada implantación disminuía también la esperanza. La pareja perdió un bebé a las seis semanas de gestación y luego otro a las ocho semanas.

Los médicos decidieron entonces hacer algunas pruebas y detectaron en Patricia un problema de coagulación de la sangre llamado Factor V Leiden, una enfermedad poco frecuente que causa un trastorno de hipercoagulabilidad y hace que se tenga un mayor riesgo de desarrollar coágulos de sangre durante el embarazo.

Sabiendo esto, se realizó un nuevo intento y no funcionó, pero un mes después probaron el cuarto embrión y tuvieron éxito.

A las ocho semanas pudieron oír el corazón de su bebé latiendo y supieron que esperaban un niño, pero una vez más, tampoco resultó:

"Vimos el latido del corazón y luego fuimos a las 11 semanas y los latidos del corazón se habían detenido", declaró Patricia a CNN.

Se quebraron ante la pérdida de su bebé y pensaron en tirar la toalla, pero decidieron seguir intentándolo. El último embrión restante era su última esperanza.

Buscaron un médico especializado en la mutación de coagulación de Patricia, quien además encontró otros factores vinculados a los abortos de repetición como marcadores de inflamación, bajos niveles de vitamina D y una deficiencia enzimática que le impedían concebir y llevar un embarazo a término.

El especialista le indicó inyecciones de heparina dos veces al día y finalmente lograron concebir. Durante las primeras semanas aumentaron los controles y se maximizaron los cuidados y finalmente la gestación llegó a término tras cuatro años de intentos, mucha lucha y sufrimiento.

Un símbolo de esperanza

En la foto, London aparece envuelta en una manta arco iris y rodeada de jeringuillas que habían guardado desde que comenzaron su viaje hacia la FIV, y también las de las inyecciones de heparina que fueron utilizadas en esta última etapa.

La pareja eligió a la fotógrafa de nacimientos Samantha Packer, quien ha tomado docenas de fotos de bebés arcoiris, que son bebés que nacen después de que una madre ha perdido un bebé por aborto espontáneo, muerte fetal o pérdida de un bebé recién nacido.

Una semana después de nacer London, y tras haber gastado 40 mil dólares en tratamientos, decidieron hacer la sesión de fotos más especial:

"Al instante comenzaron a llorar", dijo Packer. "Creo que es por eso que la foto resonó en tanta gente. El viaje, el objetivo y el bebé, fue mucho".

La imagen pretendía ser un recordatorio personal para la pareja, pero tras colgarla en Facebook tuvo tal repercusión y se ha convertido en todo un símbolo de esperanza para las personas que luchan contra la infertilidad.

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