¿Tienen las mujeres que trabajan en horarios nocturnos o en turnos rotatorios menos posibilidades de quedar embarazadas? Según un estudio sí sería probable, al menos han demostrado con ratones que el ritmo circadiano influye negativamente en la fertilidad.
Recordemos que los ritmos circadianos (del latín circa, que significa 'alrededor de' y dies, que significa 'día') o ritmos biológicos son oscilaciones de las variables biológicas en intervalos regulares de tiempo, regulados por la luz solar y la temperatura.
En un estudio publicado recientemente en "PLoS ONE" se demuestra por primera vez la asociación entre la disrupción de los ritmos circadianos y la fisiología de la reproducción. El trabajo se titula "Environmental Perturbation of the Circadian Clock Disrupts Pregnancy in the Mouse" ('La perturbación del medio ambiente del reloj circadiano altera el embarazo en el ratón').
Los investigadores dirigidos por Fred W. Turek, del Northwestern's Center for Sleep and Circadian Biology, estudiaron a tres grupos de ratones hembras que se habían apareado durante los 21 días que suele durar la gestación de estos animales.
Uno de los grupos, el considerado de control (compuesto por 12 ratas), vivió según el ritmo circadiano normal, 12 horas de luz frente a 12 de oscuridad. Trasladado a las mujeres, este grupo correspondería a aquellas que trabajan o duermen en un horario normal.
El segundo, denominado 'de fase avanzada' y compuesto por 18 animales, también experimentó 12 horas al día de luz pero, cinco días a la semana, la etapa luminosa empezaba seis horas antes que los otros días. Este grupo correspondería a las mujeres que ejercen su labor de noche, de lunes a viernes.
El último grupo, de fase retrasada y también de 18 ratones, vivía en turnos rotatorios: cada cinco días, sus horas de luz se retrasaban seis horas, experimentado cuatro ritmos circadianos distintos mientras duró el estudio. Serían las mujeres que trabajan en turnos rotatorios que cambian cada semana.
Los autores del estudio señalan que se sorprendieron de los resultados obtenidos, ya que superaban sus expectativas respecto al mayor grado de infertilidad en los ciclos alterados. En concreto, el grupo de control alcanzó un 90% de embarazos, frente al 22% del segundo grupo o el 50% del grupo de turnos rotatorios.
Lo que los autores observaron, y relatan en la revista científica, es que las posibilidades de concebir se reducían "considerablemente" según la exposición a la luz. Según ellos, estos datos tienen implicaciones para la salud reproductiva de las mujeres que trabajan por turnos, pero también para aquellas que tienen desórdenes del sueño asociados a los ritmos circadianos o las que tienen el sueño interrumpido por otras razones.
Ahora son necesarios estudios en personas para comprobar si el ritmo circadiano de la mujer podría influir en sus posibilidades de lograr el embarazo. La infertilidad podría sumarse a los problemas asociados a esas disfunciones en el ritmo de vida de algunas personas.
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