Molly Gibson es un bebé de Tennesse (Estados Unidos) nacido de un embrión congelado. Pero su nacimiento ha hecho historia en el campo de la medicina reproductiva, pues el embrión ha permanecido congelado casi 28 años: el mayor tiempo de conservación registrado nunca, y que haya dado lugar a un nacimiento.
Lo curioso de esta historia es que el bebé que ostentaba este récord hasta la llegada de Molly era su hermana Emma, que también nació de un embrión congelado durante más de 24 años.
La peculiar historia de las hermanas Emma y Molly
Benjamin y Tina Gibson llevaban años intentando ser padres, pero los médicos les dijeron que debido a la fibrosis quística que Benjamin padecía, probablemente no podrían tener hijos de manera natural.
Durante un tiempo estuvieron considerando la adopción, hasta que un familiar les habló del Centro Nacional de Donación de Embriones de EE.UU, una organización sin fines de lucro que almacena los embriones sobrantes de los tratamientos de fertilidad a los que se someten las parejas, y que finalmente deciden donar porque no van a utilizarlos para uso propio.
Aunque con ciertas dudas, Tina y Benjamin decidieron acudir al Centro a informarse, y tras hablar con los expertos iniciaron un tratamiento de fertilidad con un embrión donado. Para ello, tuvieron que seleccionar uno cuyo perfil genético se correspondía más a los suyos, y tras la selección se procedió a la transferencia del mismo al útero de Tina.
La transferencia se llevó a cabo en mazo de 2017, y fue ese mismo día cuando Tina se enteró de que el embrión que habían adoptado llevaba congelado casi 25 años. En noviembre de 2017 nacía su primera hija, Emma, que en aquel momento pasó a ostentar el récord del embrión que más tiempo había permanecido crio-conservado dando lugar a un nacimiento.
En febrero de este año, los Gibson decidieron regresar al Centro Nacional de Donación de Embriones dispuestos a adoptar un nuevo embrión. Sabían que había otro embrión hermano biológico de Emma que se congeló al mismo tiempo, por lo que optaron por hacer la transferencia.
— NEDC (@EmbryoDonation) December 2, 2020
La segunda hija del matrimonio, Molly Gibson, vino al mundo hace tan solo un mes tras un maravilloso embarazo y parto, haciendo realidad el sueño de Benjamin y Tina, que no descartan seguir ampliando la familia, aunque ahora mediante la vía de la adopción convencional.
La adopción de embriones
Sabemos que tanto los embriones como los óvulos y el semen pueden congelarse como parte de un tratamiento de fertilidad, o bien para preservar la fertilidad de hombre o/y mujer de cara a un futuro.
Cuando una pareja se somete a un tratamiento de Fecundación In Vitro, una vez el óvulo es fecundado en el laboratorio, bien por la técnica convencional o bien por la técnica ICSI, se obtienen una serie de embriones para transferir al útero. Los embriones de buena calidad que no han sido transferidos son vitrificados (congelados) para que la pareja pueda utilizarlos en un futuro.
Según leemos en la web del Centro Nacional de Donación de Embriones de EE.UU, sólo en ese país, los embriones humanos congelados sobrantes de los tratamientos de fertilidad rondan el millón, por lo que la donación de los mismos para que otras parejas puedan adoptarlos se convertiría en la mejor salida ante undestino incierto.
La donación de embriones es la técnica de reproducción asistida en la cual se transfieren embriones que llevan carga genética de otro varón y otra mujer. Es decir, no llevan los genes de los padres adoptantes. Simplemente el embrión donado es implantado en el útero de la madre que adopta.
Sin embargo, según nos explicaba hace dos años en esta entrevista la Doctora Rafaela González, ginecóloga y directora de la clínica IVI Almería, en nuestro país "la opción de que una pareja done a otra sus embriones no se suele contemplar", y la Ley tampoco permite la destrucción de los mismos hasta que no finalice la edad reproductiva de la mujer, que son los 50 años.
Foto | Captura de pantalla New York Post
Vía CNN España, New York Post
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