¿Alguna vez has utilizado alguna aplicación del móvil para cuantificar algunos de tus datos personales como la dieta, el ejercicio o el ciclo menstrual? ¿La posibilidad de controlar todos esos datos te motivaba y te hacía sentir bien o por el contrario te estresaba y se convertía en algo frustrante?
Con el auge de los cuantificadores personales en forma de aplicaciones y wearables, son muchas las personas que cada vez interactúan más con sus datos relacionados con la salud. Según una encuesta del centro de investigación estadounidense Pew Research Center en 2012, un 69% de los adultos estadounidenses utilizaba algún tipo de cuantificador para gestionar su salud o la de un ser querido.
Mis colegas y yo estamos investigando un tipo de cuantificación de datos complejo y emocional: la fertilidad. Nos centramos específicamente en la forma en la que las mujeres utilizan las tecnologías de cuantificación de datos personales para mejorar sus esfuerzos a la hora de intentar concebir. Los problemas de fertilidad no son algo poco común: en Estados Unidos 7,5 millones de mujeres sufren problemas de fertilidad y son muchas las que utilizan este tipo de aplicaciones, pese a que todavía no esté del todo claro el impacto que puede tener en sus vidas.
Nuestra investigación muestra la forma en la que las mujeres se exponen a múltiples problemas a la hora de cuantificar su propia fertilidad y cómo reaccionan a los datos de diferentes maneras: para algunas la experiencia es positiva, mientras que otras se sienten abrumadas o se dan por vencidas.
Diferentes formas de utilización de los datos
El objetivo principal de la cuantificación de la fertilidad es determinar el día de ovulación, puesto que es lo que define el periodo de fertilidad de cada mes. Sin embargo, no existe una medida única que pueda identificar con precisión el momento de la ovulación, de ahí que las mujeres introduzcan datos de varios indicadores (como la temperatura corporal, los síntomas físicos o los resultados de los kits de predicción de la ovulación) para llegar a una estimación de dicho periodo. Las aplicaciones de fertilidad tienen como objetivo facilitar la recopilación de este tipo de datos y analizarlos.
Escogimos analizar primero datos de un foro online sobre fertilidad para así poder centrarnos en las dudas de las mujeres, así como en sus retos y preocupaciones. Analizamos 400 hilos con más de 1900 entradas entre 2006 y 2016. En nuestros resultados, publicados en noviembre, categorizamos las experiencias de las mujeres según sus datos en cinco tipos diferentes.
1. Positivas
Las mujeres que tenían una actitud positiva hacia sus datos se sentían bien al ver los resultados. En muchas ocasiones se encuentran en un proceso de aprendizaje para cuantificar y entender cómo funcionan sus cuerpos, lo que hace que se sientan ilusionadas y seguras de sí mismas. Por ejemplo, una mujer escribía: "¿Creéis que debería volver a hacer la prueba mañana y los dos días siguientes? ¡Esto es emocionante!"
2. Agobiadas
Las mujeres de este grupo tendían a incrementar con el tiempo la cantidad de datos recogidos, por lo que la cuantificación pasaba a ser algo tedioso. Estas mujeres mostraban un mayor nivel de estrés y ansiedad en comparación con el primer tipo. Sin embargo, todavía consideraban que la experiencia de controlar los datos era positiva.
Por ejemplo, una mujer se sentía agobiada porque no era capaz de seguir la precisión de sus horarios: "Me mido la temperatura a las 5:30 de la mañana. Durante los últimos 2 días he estado agotada y me he quedado dormida. Ayer no me medí la temperatura hasta las 6:30 y hoy lo hice a las 6:50 ¿Creéis que he echado a perder mi tabla de temperatura corporal?"
3. Obsesivas
Para las mujeres de este grupo el control de los datos empieza a ser obsesivo y tienden a cuantificar incluso más datos que las del tipo agobiadas, muchas veces incluyendo cualquier tipo de síntoma a sus mediciones. En este sentido, parecen estar consumidas por los datos, muchas veces registrándolos en exceso e incluso llegan a expresar mayores niveles de frustración y estrés. Sin embargo, siguen creyendo en la cuantificación y se ven incapaces de ceder: "Estoy buscando cualquier pequeña molestia o irregularidad que me dé esperanzas... ¡Ya sabéis cómo va esto".
4. Atrapadas
Este es el tipo de comportamiento más intenso a nivel emocional. Las mujeres con este tipo de relación con los datos suelen llevar tiempo intentando quedarse embarazadas y suelen expresar muestras de desesperación, culpa y dependencia. Quieren dejar de cuantificar sus datos, pero se sienten incapaces, como en el caso de una mujer que escribía: "Quiero dejar de hacerlo de una vez, pero no creo que pueda olvidarme de todo esto. Seriamente no creo que pueda hacer que mi cerebro deje de pensar 'hoy es el día 10 de mi ciclo, debería tener sexo, etc'".
5. Abandono
En algunos caso, la cuantificación pasa a ser un engorro a nivel emocional y la frustración causada por los resultados negativos es tan devastadora que las mujeres deciden dejar de cuantificar sus datos e incluso dejar de intentar quedarse embarazadas, ya sea de forma temporal o permanente. Como escribía una mujer: "Sin embargo, tras todo el estrés, las preocupaciones constantes, medir la temperatura, tener relaciones sexuales en el momento oportuno, visitas al médico, analíticas de sangre y medicación, simplemente decidí que necesitaba un descanso".
Un posible ciclo de retroalimentación
No hace falta decir que los problemas de fertilidad son experiencias negativas emocionales y estresantes que no surgen simplemente por el uso de aplicaciones de cuantificación de datos personales.
Sin embargo, nuestra investigación sugiere que la cuantificación de datos puede intensificar estas sensaciones a causa de algunas de las características específicas del seguimiento de datos de fertilidad. Para empezar, los ciclos de la fertilidad son muy diferentes en cada mujer y las mediciones no son exactas: pueden ser subjetivas o difíciles de interpretar y no son indicadores directos de la ovulación. Por ejemplo, los kits de predicción de ovulación indican que la ovulación se producirá entre las próximas 12 y 36 horas, pese a que la temperatura corporal aumente una vez se ha producido la ovulación. Además, el objetivo puede ser inalcanzable, puesto que puede que nunca se produzca un embarazo pese al seguimiento de los datos personales.
En estas circunstancias, el hecho de registrar los datos y las experiencias emocionales resultantes de la interacción con los datos sobre la salud personal pueden crear un bucle de retroalimentación en el que se junta todo. Las mujeres del tipo positivas o agobiadas pueden experimentar algunos sentimientos negativos, pero su relación con los datos es mayoritariamente positiva. En estos casos, el control de los datos está asociado a emociones positivas como pueden ser la esperanza y el control.
Sin embargo, tal y como muestra nuestro estudio, los otros tres tipo de interacción con los datos demuestran que existen relaciones más problemáticas. Para las mujeres del tipo obsesivas, las mediciones y las actividades de cuantificación dominan sus respuestas emocionales, al contrario de las mujeres del tipo atrapadas donde el componente emocional es más intenso y domina sus actividades de cuantificación..
Por último, las mujeres con un tipo de interacción de abandono han llegado a un punto en el que su relación con los datos es tan negativa que resulta insostenible.
Mejores herramientas
A través de nuestro trabajo esperamos poder contribuir al diseño de las tecnologías de cuantificación para ayudar a la gente a gestionar su salud evitando un impacto negativo en sus vidas. Parte del problema reside en entender las emociones y los comportamientos individuales a la hora de registrar y seguir los datos personales.
Este tipo de investigaciones demuestran que las mismas herramientas y actividades pueden generar consecuencias casi opuestas en diferentes personas, algo que va más allá de la fertilidad. Por ejemplo, las aplicaciones de dietas y de ejercicio pueden ayudar a la gente a mejorar sus hábitos de salud, pero también pueden contribuir a la creación de experiencias problemáticas en personas con trastornos alimentarios.
Por ejemplo, una persona puede necesitar un tipo de ayuda diferente, dependiendo de su interacción con los datos sobre la salud. En el caso de la fertilidad, si la interacción es más bien problemática, las herramientas podrían sugerir ciclos con menos cuantificación, ofrecer sugerencias para lidiar con el estrés o incluso recomendar darse un respiro. Las aplicaciones también podrían resaltar la variabilidad de la fertilidad; comentar las características y los problemas de los diferentes sistemas de predicción y evitar presentar el embarazo como la única forma de tener éxito.
En todo caso, nuestro estudio demuestra que los datos no son neutrales: pueden tener fuertes implicaciones morales y emocionales, especialmente en contextos delicados. A medida que más y más gente cuantifica sus actividades diarias, los creadores de aplicaciones deberían considerar cómo puede afectar la información que proporcionan a sus usuarios en cuanto a sus emociones y a su bienestar.
Autores: Mayara Costa Figueiredo. Estudiante de doctorado en informática, Universidad de California, Irvine. Yunan Chen. Profesor Asociado de Informática, Universidad de California, Irvine.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí
Traducido por Silvestre Urbón